Portada » Psicología y Sociología » Dispraxia y Trastorno del Aprendizaje No Verbal: Síntomas, Tratamiento y Desempeño Académico
Si bien no hay cura para la dispraxia, hay intervenciones y terapias que pueden ayudar a los niños con esta condición. Estas incluyen:
La terapia ocupacional ayuda a las personas a mejorar sus habilidades físicas y las tareas motoras finas. Los fisioterapeutas también pueden ser de ayuda con el tratamiento. El pronóstico es positivo, aunque el grado de evolución depende de la severidad de la dispraxia y de la intensidad de los tratamientos.
Los síntomas del TANV pueden ser resultado de una disfunción neurológica del hemisferio derecho, que provocan:
Los niños que presentan TANV también suelen tener problemas académicos en:
Pese a las discrepancias que se vienen dando, tanto respecto a la etiología como a la terminología de la DCM, hay bastante uniformidad de criterios en cuanto a la descripción del síndrome. Se considera que el término disfunción cerebral mínima se aplica a los niños de inteligencia casi normal, normal o superior a la normal, que tienen algún impedimento para el aprendizaje y/o problemas de conducta que van de lo leve a lo grave, que se asocian a desviaciones de función del sistema nervioso central. Estas desviaciones pueden manifestarse a través de varias combinaciones de deficiencias en la percepción, conceptualización, lenguaje, memoria y control de la atención, el impulso o la función motora.
Una definición tan general como esta parece que puede incluir todo tipo de trastornos infantiles, con la única condición de que la capacidad intelectiva del niño no se vea afectada (serían excluidos oligofrénicos, deficientes mentales…). Así, no es de extrañar que se asocie el término DCM a más de cuarenta denominaciones distintas. De ellas, unas designan aspectos orgánicos del problema (daño cerebral, lesión cerebral, impedimento neurológico mínimo…), mientras otras se relacionan con alguna consecuencia del trastorno (dislexia, trastornos de aprendizaje, síndrome conductual hiperkinético…).
Actualmente, la práctica clínica ha ido delimitando el síndrome de la DCM. Pese a la falta de datos concluyentes, son numerosos los clínicos e investigadores que presuponen una etiología neurológica.
Su madurez cerebral (no se observan bajos niveles de CI) hace que sean más conscientes de sus limitaciones. Expuestos a repetidos fracasos y frustraciones, experimentan su impotencia unida a una intensa ansiedad, al mismo tiempo que su nivel de tolerancia a la frustración es bajo. El niño reaccionará según elabore esta ansiedad. Pueden darse:
En Luria encontramos una explicación neurológica de lo que podría ser la DCM, aunque él lo denomine Síndrome cerebro-asténico. En síntesis, sería un trastorno de la dinámica de los procesos corticales: inteligencia normal, se agotan fácilmente y pierden con facilidad la capacidad de concentración. Hay dos tipos de manifestación externa:
El rasgo que mejor la caracteriza es la dispersión de la atención. Los signos neurológicos son equívocos, observándose frecuentemente irregularidades electroencefalográficas. Además, se observan trastornos: