Portada » Historia » La Primera República Española: Un Breve Periodo de Cambios (1873-1874)
La Primera República Española fue proclamada el 11 de febrero de 1873, tras la abdicación de Amadeo I. Este acontecimiento marcó el fin de una breve experiencia de monarquía democrática que había comenzado en 1871. La renuncia de Amadeo I se produjo en un contexto de inestabilidad política, exacerbado por el conflicto con el cuerpo de artilleros y la disolución del mismo. Ante el vacío de poder y el temor a perder las libertades conseguidas en 1869, el Congreso y el Senado se reunieron en una sola cámara, a pesar de estar prohibido por la Constitución, y proclamaron la República con 258 votos a favor y 32 en contra. Esta decisión contó con el apoyo de republicanos y radicales, quienes hasta entonces habían sido monárquicos. Emilio Castelar, una figura destacada de la época, afirmó que la República era el resultado de «una conjunción de circunstancias, la sociedad y la Historia».
Francisco Pi y Margall, figura clave del federalismo español, fue nombrado Ministro de la Gobernación. En una circular dirigida a los gobernadores civiles, Pi y Margall enfatizó que el nuevo régimen se basaba en «Orden, libertad, justicia» y el sometimiento al «yugo de la ley». Con estas palabras, buscaba tranquilizar a las clases medias, que veían en la República una amenaza de agitación social, especialmente tras las alteraciones políticas protagonizadas por los grupos más radicales del federalismo y el internacionalismo español entre 1869 y 1873.
El primer gobierno republicano, presidido por Estanislao Figueras, estuvo compuesto por una mezcla de radicales y republicanos. Sin embargo, esta coalición duró poco. El 25 de febrero de 1873, se produjo un intento de golpe de estado liderado por Cristino Martos y el general Moriones, quienes buscaban instaurar una República unitaria sin federales. Este intento fallido llevó a la formación de un nuevo gobierno marcadamente federalista.
En el texto se hace referencia al sistema liberal español, caracterizado por «engaños, coacciones, fraudes», especialmente durante la etapa isabelina y en algunas elecciones del Sexenio, como las convocadas por Sagasta. Pi y Margall aspiraba a un parlamento elegido de manera limpia. El 4 de marzo de 1873, el gobierno decidió convocar una Asamblea Constituyente y disolver las Cortes. Las elecciones se celebraron entre el 10 y el 13 de mayo, con la mayoría de edad reducida a 21 años. A pesar de la neutralidad del gobierno, la abstención superó el 60%. Este panorama, sumado a problemas como el recrudecimiento de la guerra carlista, la cuestión cubana y las insurrecciones del federalismo radical, auguraba una corta vida a la República.
Tras la abdicación de Amadeo I, el Congreso y el Senado se reunieron en Asamblea Nacional y proclamaron la Primera República Española. El primer gobierno estuvo presidido por Estanislao Figueras e incluía a republicanos como Pi y Margall y Castelar, y a monárquicos como Echegaray, Fernández de Córdova y Becerra. Durante este periodo, se formaron juntas y se cambiaron ayuntamientos en algunas localidades. También se produjeron motines populares, ya que algunos sectores veían en la República la posibilidad de un reparto de tierras. En febrero, Cristino Martos, presidente del Congreso, junto con algunos ministros radicales y militares como Moriones, intentó un golpe de estado contra la República, pero fracasó. El 24 de febrero se formó un gobierno exclusivamente republicano.
El 23 de marzo se disolvió la Asamblea tras aprobar la abolición de la esclavitud en Puerto Rico y la supresión de las quintas. Se convocaron elecciones para mayo, que serían las primeras Cortes republicanas. En abril, los radicales intentaron un nuevo golpe de estado, esta vez contenido por el Ministerio de la Gobernación, liderado por Estévanez, y los Voluntarios de la República.
Las elecciones se celebraron entre el 10 y el 13 de mayo, con una victoria de los republicanos federales. El 8 de junio, la nueva Cámara proclamó la República Federal, siguiendo la teoría pactista de Pi y Margall. Pi y Margall sucedió a Figueras en la presidencia del gobierno el 11 de junio, formando un gabinete heterogéneo. El principal proyecto de este gobierno fue la redacción de una nueva Constitución, que incluía una amplia declaración de derechos y libertades, como la libertad de culto, la separación de la Iglesia y el Estado, la supresión de las quintas, la reforma de los impuestos y una legislación proteccionista para los obreros. Se establecía un presidente de la República y un sistema bicameral, en lo que constituyó el primer intento en España de crear un Estado descentralizado.
La República tuvo que enfrentarse a graves problemas, algunos heredados de etapas anteriores, como la insurrección carlista, que pasó de ser una amenaza de partidas a un auténtico frente abierto que se extendió por Cataluña, Valencia y Aragón, prolongándose hasta 1876. Otros conflictos fueron nuevos, como el movimiento cantonal. El republicanismo federal intransigente, liderado por figuras como Barcia, Contreras y Gálvez, promovió la creación de un federalismo desde los cantones, declarando la independencia de diversas localidades. A esto se sumaron, en algunos casos como en Alcoy, insurrecciones con participación activa de los internacionalistas. El cantonalismo se extendió principalmente por el arco mediterráneo, siendo el cantón de Cartagena, liderado por Contreras y que disponía de los buques de la armada, el más emblemático y el que más tiempo resistió. Los protagonistas de estos levantamientos eran una mezcla de artesanos, pequeños comerciantes y asalariados. Pi y Margall se negó a reprimir el cantonalismo por la fuerza y dimitió. Su sucesor, Nicolás Salmerón, optó por la intervención militar para acabar con los cantones, devolviendo al ejército su papel como garante del orden. Salmerón dimitió a mediados de septiembre al negarse a firmar las penas de muerte impuestas a los cantonalistas.
La presidencia pasó a manos de Emilio Castelar, defensor de un republicanismo unitario y más conservador en cuestiones sociales, lo que supuso un claro desplazamiento de la República hacia la derecha. El nuevo ejecutivo aplicó una política de autoridad y fuerza, reorganizó el ejército y mantuvo el Parlamento cerrado hasta el 2 de enero de 1874. Sin embargo, Castelar no contaba con la mayoría en las Cortes. En la sesión del 3 de enero de 1874, fue derrotado, lo que implicaba la formación de un nuevo gobierno más a la izquierda. En ese momento, el general Manuel Pavía entró en el hemiciclo con la Guardia Civil, poniendo fin, mediante un pronunciamiento militar, a la experiencia parlamentaria de la República.
El poder pasó a una coalición de unionistas y progresistas encabezada por el General Serrano, quien intentó establecer una república conservadora. Sin embargo, el 29 de septiembre de 1874, el general Martínez Campos se pronunció en Sagunto y proclamó rey de España a Alfonso XII, dando inicio a la Restauración borbónica.