Portada » Historia » Evolución Histórica de la Península Ibérica: Desde la Prehistoria hasta la Edad Media
La prehistoria comienza con el Paleolítico, que abarca desde la aparición del homo hasta el nacimiento de la agricultura y la ganadería. En la etapa inferior, la sociedad estaba organizada en hordas, grupos de hasta 40 personas con poca especialización. En la etapa media, hubo una cierta especialización en las herramientas y vivían en grupos. Se descubrió el fuego y se empezaron a practicar ritos funerarios. En el Paleolítico superior, se produjo una mejora en la alimentación, en los instrumentos y técnicas de caza.
En el Neolítico, los grupos sociales eran más numerosos y se caracterizaban por una economía productora, sedentarismo, uso de la cerámica, cestería y textil.
Las pinturas rupestres fueron las primeras manifestaciones artísticas. En el Paleolítico se realizaban en paredes y techos de cuevas, con realismo, aparecen animales y es polícroma. En el Neolítico se daba en el interior de cuevas y abrigos rocosos, era más esquemática, dinámica en las escenas de caza, y monocromática.
Durante el primer milenio a.C. habitaron la península varios pueblos llamados prerromanos: los pueblos indoeuropeos conocían el hierro, economía agrícola-ganadera, practicaban rituales funerarios (campo de urnas). De ellos derivan iberos y celtas. Los iberos, en el este y sur peninsular, tenían economía agrícola con actividad metalúrgica (falcata), comercio, conocían la moneda y la escritura. Los celtas se extendieron por el norte y centro, eran pastores y agricultores con escaso comercio, conocían el hierro pero no la moneda ni escritura, y vivían en pequeños poblados.
Los fenicios, comerciantes más importantes del Mediterráneo, fundaron ciudades factoría (Gadir), aportaron a los iberos la escritura y la organización urbana. Con la caída de las ciudades fenicias del Líbano, estos pasaron a depender de Cartago. Los cartagineses dominaron el sur y este peninsular, siguen las costumbres fenicias y permanecerán hasta su enfrentamiento con los romanos (siglo III a.C). Los griegos se asentaron en la costa mediterránea y enseñaron el uso de la moneda.
Los romanos (218 a.C hasta 476 d.C) llegan a la península en su enfrentamiento con cartagineses en la II Guerra Púnica. La conquista de Iberia se llevó a cabo en tres etapas: conquista del Levante y de la Bética, conquista de la Meseta (en torno al 133 a.C), y de la Zona Cantábrica (finaliza en el 17 a.C). La romanización (asimilación de cultura, economía, idioma, leyes romanas por parte de comunidades indígenas) fue lenta, e incluyó la utilización del latín, organización administrativa y territorial en provincias, construcción de ciudades, desarrollo de vías de comunicación y concesión de ciudadanía romana a indígenas.
Los romanos crearon una economía monetaria, transformaron la agricultura, apareció una sociedad hispanorromana esclavista, dividida en patricios y plebeyos, además de la extensión del latín. Figuras importantes como Trajano, Adriano y Séneca. A partir del siglo III hay una crisis profunda y una ruralización (economía de subsistencia).
Los visigodos llegaron a la península en ayuda de los romanos hacia el 409 d.C para expulsar a los otros pueblos germanos invasores. Tras ello, se instalaron en territorios del norte y fueron avanzando por la península, estableciendo un Estado con capital en Toledo, que duraría hasta la invasión musulmana (711). La monarquía visigoda era selectiva, con una gran inestabilidad política. Los reyes se apoyaban en el officium palatinum, Aula Regia y Concilios de Toledo para gobernar. Había una nobleza terrateniente poderosa (guerreros fieles al rey que eran premiados), la economía siguió la tendencia a la ruralización (predominio agricultura, ganadería y latifundismo) del Bajo Imperio Romano. La cultura visigoda fue continuación de la romana, influida por la religión. En cuanto al arte, pocas obras destacables, destacando en orfebrería (corona de Recesvinto). Las luchas entre nobles por el poder facilitaron la invasión musulmana en el 711.
Las causas del inicio de la conquista del 711 fueron las disputas entre nobles visigodos y la expansión del islam. Muza envía una expedición dirigida por Tariq, que llegó a Gibraltar y derrotó a visigodos (batalla de Guadalete). La invasión duró poco tiempo debido a la poca resistencia entre la población. Los musulmanes estuvieron en la península desde 711 hasta 1492. Varias etapas: Emirato dependiente (714-756), península es provincia de Damasco, gobernada por un emir, musulmanes derrotados en batalla de Covadonga (722) y de Poitiers (732); Emirato independiente (756-929), asesinato de Omeyas, empieza a reinar una nueva dinastía en Damasco. Un príncipe superviviente llega a la península y se autoproclama califa (con dependencia religiosa del califa de Bagdad). Califato de Córdoba (929-1031), el emir que reinaba se autoproclama califa (independiente en asuntos políticos y religiosos), periodo de mayor esplendor. Almanzor dirige numerosas contra territorios cristianos. Al morir, el califato entra en crisis y se divide en taifas.
La política militarista de Almanzor generó problemas económicos (elevado coste del ejército y problemas de autoridad). A su muerte, su segundo hijo se proclama califa, lo que provoca el levantamiento de la aristocracia. De este modo, Al-Ándalus entra en decadencia, y en 1031 el Califato de Córdoba queda fragmentado en numerosos taifas (menor poder económico y militar). Favorece avance cristiano, y tras la conquista de Toledo (1085) por parte de Alfonso VI, los taifas piden ayuda a los almorávides. Llegan en 1086, frenan la reconquista y unifican Al-Ándalus, pero en 1140 se desintegran debido a la llegada almohade. El vacío de poder da lugar a segundas taifas (1140-1170), en 1195 en la batalla de Alarcos los almohades se hacen con el control de Al-Ándalus. Sin embargo, entre 1212-1262 cristianos acaban con todos los taifas excepto el reino nazarí de Granada, que aguanta 10 años pagando parias. En 1492 es conquistado por los RRCC.
En Al-Ándalus, la economía se basaba en agricultura, con introducción de nuevas técnicas; además, se mantuvo el latifundismo. La moneda utilizada era el dinar y dirham, se crearon ciudades (núcleos de comercio) como Córdoba y Sevilla. La sociedad se dividía por criterios religiosos en musulmanes (aristocracia, bereberes y muladíes) y no musulmanes. La religión era el islam, monoteísta, Alá es el único dios, Mahoma su profeta y el Corán el libro sagrado. La unión entre lo religioso y las normas sociales explica que el califa fuera la máxima autoridad. Desde el punto de vista cultural, fue el núcleo de transmisión de las aportaciones de Oriente. El arte estaba marcado por la religión y sus preceptos, destaca la arquitectura (materiales de construcción pobres, abundante decoración sin imágenes, arco de herradura). Destacan la Mezquita de Córdoba y la Alhambra de Granada.
La Corona de Castilla acaba englobando territorios de Asturias, Castilla… monarquía importante debido a existencia de ciudades con fueros. Aparece una nobleza terrateniente poderosa. Para simplificar las cosas, Alfonso X elabora el Código de las Partidas y concedió el Fuero General a todas las ciudades. Existían Cortes (León, 1188) para vigilar nuevos impuestos. En la Corona de Aragón (Condados Catalanes, Aragón, Valencia, Baleares) hay una monarquía pactista, en relación a Cortes, en Barcelona el Consejo del Ciento y en Aragón el Justicia Mayor. Por otra parte, entre los siglos VIII al XIII se produce la feudalización de la sociedad hispánica mediante una red de relaciones señoriales. Los reyes concedieron señoríos territoriales y jurisdiccionales. Era una sociedad feudo-vasallática (vínculo de dependencia hacia un señor a cambio de un beneficio) fuertemente jerarquizada, estamental: rey, nobleza alta y baja (con privilegios como no pagar impuestos), clero, campesinos y finalmente los siervos. Dos minorías, judíos y mudéjares.