Portada » Educación Artística » Claves para Diseñar un Logotipo y Decorar con Estilo
El logotipo es un elemento fundamental de la identidad visual de una empresa. Su diseño debe ser cuidadosamente considerado para que transmita el mensaje correcto y genere el impacto deseado.
Un logotipo cumple tres funciones principales:
El primer paso en el proceso de diseño es definir el mensaje que se quiere comunicar. Este mensaje debe ser claro, conciso y único. Debe entenderse de un vistazo, sin requerir un esfuerzo mental por parte del espectador.
Existen diferentes tipos de logotipos, cada uno con sus propias características:
Se pueden utilizar diferentes estilos artísticos para implementar el gráfico del logotipo, como mano alzada, dibujado con pincel, puntillista, estilo infantil, entre otros.
Los colores del logotipo tienen un significado y comunican algo importante. Forman parte del mensaje. Se deben tener en cuenta tres aspectos:
El logotipo también debe funcionar bien con un solo color (blanco y negro).
La tipografía transmite una parte muy importante del significado del logotipo. Debe ser legible y coherente con el mensaje que se quiere comunicar.
El nombre es la parte más importante del logotipo, ya que identifica de manera única a la empresa. Debe estar escrito de manera legible y clara. Se puede jugar con las letras, pero se debe entender lo que dice. No se recomienda incluir el tipo de empresa ni utilizar abreviaturas.
El logotipo puede incluir otros textos, además del nombre, como:
Sin embargo, es mejor que el logotipo contenga la menor cantidad de texto posible, solo lo justo para transmitir el mensaje definido al principio del proceso.
Estilo: Manera particular de hacer algo. En decoración, el estilo es una forma particular de decorar o ambientar un espacio a través de ciertas pautas.
Históricamente, la definición de un estilo estaba asociada a criterios estéticos que reflejaban el gusto y la moda de una época y lugar en particular. Los muebles y objetos decorativos se hacían a mano, y las familias influyentes o gobernantes establecían el estilo en base a sus gustos. La arquitectura y el mobiliario de palacios y mansiones definían el estilo predominante.
Con la Revolución Industrial, surgieron las primeras máquinas que permitieron la producción en serie, poniendo al alcance de todos muebles y elementos que antes eran exclusivos de unos pocos. En la actualidad, los estilos se reinterpretan y fusionan. Ya no se aplican exclusivamente a un lugar o cultura, ni responden a una época particular, y no pueden ser definidos con tanta claridad.
Es fundamental tener una idea precisa antes de tomar cualquier decisión respecto a la elección y distribución de los muebles.