Portada » Lengua y literatura » Literatura Española: Del Realismo a las Vanguardias – Autores y Obras Clave
La literatura española entre finales del siglo XIX y principios del XX (1898 – fin de la Guerra Civil) se desarrolla en una etapa convulsa. Tras el Desastre de 1898, con la pérdida de las últimas colonias de ultramar, y después de la regencia de María Cristina, comienza el reinado de Alfonso XIII en 1902. Se suceden conflictos entre obreros y patronos, huelgas, y Miguel Primo de Rivera instala una dictadura. Más tarde, los partidos antimonárquicos ganan las elecciones, lo que lleva al exilio del rey y a la proclamación de la Segunda República. Se inician reformas, pero las tensiones se agravan. Parte del ejército, liderado por Franco, se subleva y da comienzo la Guerra Civil, que culmina con el triunfo de la dictadura franquista.
A nivel internacional, el siglo XX no pone fin a la crisis, desembocando en la Primera Guerra Mundial y la Revolución Rusa. Aparecen nuevas corrientes artísticas e ideológicas. Los «felices años 20» son un breve periodo de optimismo que acaba con el crack del 29 y la vuelta a la crisis, previa al estallido de la Segunda Guerra Mundial. El siglo XX en Europa se caracteriza por una honda crisis espiritual, acentuada por la creencia de que la ciencia puede explicarlo todo. En el mundo de la literatura, surge un movimiento que supone una revolución formal: el Modernismo. En España, a la crisis política se une el Desastre del 98, del que surge el Regeneracionismo. Se busca la modernización de España a través de la formación científica y cultural, dando lugar al Novecentismo. También surgen las Vanguardias, movimientos que se oponen a la estética precedente y proponen nuevas concepciones del arte.
El Realismo pretende reproducir la realidad de la forma más fiel y objetiva posible, a través de la observación y la crítica. Supone un cambio de óptica frente al subjetivismo romántico, motivado por el desarrollo de la ciudad y la burguesía. Destaca Juan Valera, con obras como Pepita Jiménez. El máximo exponente es Benito Pérez Galdós, autor de una voluminosa obra que novela episodios históricos claves del siglo XIX y retrata la forma de vida del Madrid de la época con una visión profunda y pesimista, como en su obra Fortunata y Jacinta.
El Naturalismo es una corriente que afirma que el individuo está fuertemente condicionado por la herencia genética y el medio en el que vive. Se manifiesta sobre todo en las novelas de Émile Zola. En España, destaca la figura de Emilia Pardo Bazán, con obras como Los pazos de Ulloa.
La Generación del 98 viene condicionada por la crisis de finales del siglo XIX y el agotamiento de la literatura realista y naturalista. Manifiesta, por un lado, el rechazo a las costumbres de la sociedad española y, por otro, al objetivismo de estas narraciones. El año clave para este grupo es 1902, cuando se publican títulos que presentan una nueva concepción, como Amor y pedagogía de Unamuno y Sonata de otoño de Valle-Inclán.
Sencillo y claro (antirretoricismo).
El Novecentismo se caracteriza por el deseo de hallar un ideal artístico propio del siglo XX y de buscar nuevas fórmulas que se alejasen del realismo. Era un grupo de intelectuales que sirven de enlace entre la Generación del 98 y las Vanguardias. Sus características principales son el antirrealismo y el antisentimentalismo, el liberalismo político, una sólida formación académica, el europeísmo, el elitismo, el arte puro, el cosmopolitismo y la preocupación por el lenguaje. El género más apropiado para su expresión es el ensayo.
La poesía de principios del siglo XX rechaza el Realismo y el Naturalismo, movimientos que habían aportado muy poco al género. La renovación llega desde Hispanoamérica con el Modernismo, liderado por Rubén Darío, que origina la mayor revolución métrica y formal desde el Renacimiento. Antonio Machado evoluciona desde un Modernismo intimista a una poesía más sobria y objetiva. Juan Ramón Jiménez, en una búsqueda constante de la perfección y la belleza, llega a una poesía pura e intelectual, en consonancia con las ideas estéticas del Novecentismo. En la segunda década del siglo XX se consolidan una serie de corrientes que removerán los cimientos del arte establecido, muy intensas pero de corta duración, que serán recogidas como «Vanguardias».
Movimiento artístico panhispánico que agrupa autores y obras de distintos estilos. El término se usó inicialmente con tono despectivo, aunque los modernistas lo asumieron como signo de identidad. La cronología y las etapas del movimiento son poco precisas y se relacionan con Rubén Darío, su máximo exponente. Se pueden distinguir dos etapas: una primera en la que predomina el culto a la forma, con una poesía sensorial y artificiosa, y una segunda en la que hallamos un proceso de interiorización, con una poesía más personal y profunda. La mayor influencia que recibe el Modernismo viene de la poesía francesa, que persigue la perfección formal, y del Simbolismo, que trata de buscar la correspondencia entre las sensaciones.
Las Vanguardias significan una ruptura con la literatura anterior. Son movimientos artísticos que se oponen a la estética vigente y proponen una nueva concepción del arte. Sus características principales son el rechazo del sentimentalismo y el subjetivismo, la revisión crítica de toda la tradición literaria, la atención por lo novedoso y actual, el interés por lo fragmentario, la renuncia a imitar la naturaleza en el arte y la reivindicación del juego.