Portada » Filosofía » Filosofía de Descartes y Santo Tomás de Aquino: Ideas, Método y Demostración de Dios
René Descartes, en su búsqueda de un conocimiento certero, establece cuatro reglas fundamentales para su método:
Descartes aplica la duda metódica como herramienta para alcanzar la verdad. Duda de todo, incluso de la razón, ya que podemos equivocarnos al resolver problemas. Cuestiona la distinción entre el sueño y la vigilia, argumentando que lo que soñamos nos parece real hasta que despertamos. Incluso, llega a plantear la posibilidad de un «genio maligno» que nos induce al error. Esta duda radical lo conduce a su primera verdad indudable:
Cogito, ergo sum: «Pienso, luego existo».
En el acto de dudar, Descartes encuentra una certeza: la duda es una forma de pensamiento, y todo pensamiento ocurre en nosotros. Por lo tanto, la existencia del sujeto pensante es indudable. Esta verdad es una intuición pura, una idea clara y distinta.
Descartes clasifica las ideas en tres tipos:
Descartes define la sustancia como aquello que existe por sí mismo. Identifica tres sustancias fundamentales:
Sustancia Cartesiana | Representación | Atributo Principal |
---|---|---|
Res Cogitans | Yo – El Hombre | Pensamiento (Antropología) |
Res Extensa | El Mundo | Extensión |
Res Infinita | Dios | Perfección |
El hombre se compone de cuerpo (sustancia extensa) y alma (sustancia pensante), unidos en el yo. Esta unión es accidental, ya que son independientes entre sí. La Res Infinita, Dios, es un ser perfecto e infinito. Descartes argumenta que la idea de infinito no puede provenir de un ser finito como el hombre, por lo que debe haber sido implantada por un ser infinito, es decir, Dios.
Descartes utiliza el argumento ontológico para demostrar la existencia de Dios. Además, afirma que el mundo es una sustancia extensa y que todo se reduce a materia en movimiento, negando el principio de la gravedad. La existencia del mundo se deduce a partir de la existencia de Dios. Las tres ideas innatas que conocemos de forma clara y distinta son: el hombre (sustancia pensante), Dios (sustancia infinita) y el mundo material (sustancia extensa).
Santo Tomás de Aquino, figura central de la escolástica cristiana del siglo XIII, integra la filosofía de Aristóteles en el pensamiento cristiano. Sus obras principales incluyen la «Suma Teológica» y la «Suma contra Gentiles».
Santo Tomás distingue entre razón y fe. La razón se limita a lo demostrable, mientras que la fe acepta la intervención divina en lo que no comprendemos. Sin embargo, no hay contradicción entre ellas, ya que Dios ha creado al hombre como un ser racional. La teología utiliza la filosofía para explicar mejor las verdades de fe. Hay verdades que superan la capacidad de la razón humana, como la naturaleza de Dios. Razón y fe confluyen en las verdades reveladas, que pueden ser conocidas por la razón, aunque con dificultad.
Santo Tomás afirma que Dios es el creador de todo lo existente, el ser por excelencia. A diferencia de los seres creados, que son contingentes, Dios es un ser necesario en el que la esencia y la existencia son idénticas. La existencia de Dios no es evidente para nosotros, pero puede ser demostrada a través de cinco vías:
Santo Tomás, siguiendo a Aristóteles, considera al hombre un ser social por naturaleza. El Estado debe buscar la felicidad y el bienestar de los ciudadanos y está subordinado a la Iglesia. La mejor forma de gobierno es la monarquía, y la peor, la tiranía.
La ética de Santo Tomás es teológica, eudemonista y trascendente. Se basa en dos principios:
La virtud es un hábito para hacer el bien, adquirido al actuar según la ley natural.
La filosofía moderna se caracteriza por la admiración por el progreso científico y la aplicación de su metodología. Los filósofos, como Descartes, intentan imitar el método científico en la filosofía. Existe una preocupación por el conocimiento y la ciencia, y se busca el mejor método para alcanzar la verdad. El racionalismo y el epicureísmo son corrientes importantes en este período.