Portada » Lengua y literatura » El Teatro Español: Un Reflejo de la Sociedad desde la Posguerra
La vitalidad del género dramático español se vio mermada después de la Guerra Civil. Factores como la muerte o el exilio de autores, la censura franquista y el auge del cine contribuyeron a este declive. El teatro vanguardista y crítico se vio relegado, dando paso al teatro tradicional y a la representación de clásicos del Siglo de Oro, en una clara tendencia hacia la evasión.
En los primeros años de la posguerra, el teatro español se bifurcó en dos corrientes principales: el drama ideológico y la comedia. Ambos estilos, herederos de autores reconocidos antes de la guerra como Jacinto Benavente y Carlos Arniches, buscaban principalmente distraer al público de la dura realidad cotidiana.
Dentro del teatro humorístico, destaca Enrique Jardiel Poncela. Su originalidad al tratar situaciones cotidianas y su peculiar uso del lenguaje lo convierten en un precursor del teatro del absurdo.
Tanto en la comedia como en el drama, se aprecian cambios significativos que marcan un distanciamiento del teatro oficial y las posturas evasivas.
Ambas obras abordan los problemas de la sociedad española desde una perspectiva comprometida.
Se definen dos corrientes: el teatro comercial y el teatro comprometido e innovador. Este último, heredero del realismo social, mantiene una postura crítica ante los problemas sociales y busca nuevas formas de expresión. Autores destacados de esta época incluyen a Alfonso Paso, Antonio Gala y Fernando Arrabal.
A partir de la década de 1950, el teatro comienza a reflejar tímidamente la realidad circundante. En los años 1960, gracias a un lenguaje alegórico, se conquista gradualmente la libertad de expresión. Sin embargo, no es hasta la década de 1970 cuando el teatro y sus protagonistas alcanzan un mayor reconocimiento social y artístico.
Con la llegada de la democracia, la censura desaparece y se representan obras de autores exiliados como Max Aub y Rafael Alberti. Se facilita el contacto con el teatro renovador extranjero y se generaliza una estética vanguardista, con figuras como Francisco Nieva.
En la década de 1980, coexisten estilos como el teatro experimental y el realista. Autores como Antonio Buero Vallejo y José Luis Alonso de Santos continúan su labor. Los grupos de teatro independiente y los festivales de teatro (Mérida, Almagro, Tàrrega) proliferan, ofreciendo una amplia gama de opciones al público, desde el teatro clásico grecolatino hasta el experimental.
El teatro actual se caracteriza por su compromiso social, manteniendo un tono crítico y abordando temas polémicos como la sexualidad, la política, las instituciones y la guerra.