Portada » Geografía » Análisis de la Peligrosidad de Inundaciones y Riesgos Costeros
La velocidad de la corriente de agua, que aumenta con la pendiente. El caudal (Q) o volumen de agua que atraviesa una sección transversal de la corriente (A) por unidad de tiempo. Su valor se obtiene multiplicando A por el tiempo. Se mide en m3/seg, y depende de varios factores:
Previsiones meteorológicas. A partir de datos meteorológicos enviados por el satélite Meteosat se puede prever la aparición de lluvias torrenciales, principal causa de las inundaciones, en un determinado lugar.
Diagramas de variación del caudal. Recurriendo a datos históricos se puede observar que las variaciones del caudal son cíclicas, repitiéndose a intervalos de tiempo regulares para cada cuenca fluvial. De esta forma se puede prever el tiempo de retorno para cada tipo de inundación, así como el caudal máximo esperado.
Elaboración de mapas de riesgo. Se elaboran a partir de datos históricos; son útiles para delimitar las áreas susceptibles de inundación, así como la magnitud de la inundación.
Ordenación del territorio, planes de protección civil, seguros y ayudas públicas, modelos de simulación de avenidas.
Rompeolas, espigones, muros. Todas se deben establecer con un conocimiento previo y profundo de la dinámica litorales.
Ordenación del territorio, serie de normas legales recogidas en la “Ley de Costas”, establecida en 1988. En ella se dice que “son bienes de dominio público todos los terrenos comprendidos entre los límites de bajamar hasta el lugar de la costa susceptible de ser alcanzado por las olas en los mayores temporales, lo que comprende: playas, albuferas, marismas, dunas, recursos del mar, terrenos ganados al mar, acantilados, islotes, etc.” Además, establece dos zonas:
La deforestación, la minería a cielo abierto, y las prácticas de cultivo inadecuadas, entre otras, aceleran los procesos de erosión y sedimentación en las zonas continentales.
Todos los ríos tienden a alcanzar un perfil de equilibrio, en el cual se invierte toda la energía cinética en vencer el rozamiento y transportar materiales, y no se produce ni erosión ni sedimentación. Si el nivel de base alcanzado desciende debido a una sequía (local) o a un descenso del nivel del mar debido a una glaciación (absoluto), provocaría un nuevo aumento de la pendiente (aumento de la energía potencial), lo que se traduciría en la realización de un trabajo de erosión remontante con el fin de reducir la pendiente. La erosión remontante cesaría cuando el río alcanzase un nuevo perfil de equilibrio. Si por el contrario el nivel de base asciende agradación.
Entre las formas originadas por efecto de la erosión (oleaje) encontramos los acantilados, las bahías, los farallones, los arcos naturales, las cuevas y las plataformas de abrasión. Entre las formas de sedimentación destacan las playas, las flechas, los cordones litorales, los tómbolos, las albuferas y los estuarios. En la desembocadura de los ríos se originan deltas y estuarios.
Los deltas se generan por acumulación de sedimentos transportados por los ríos en lugares donde la corriente de deriva no es demasiado intensa. Se hunden debido al peso de los sedimentos, y van siendo rellenados simultáneamente, por lo que están en equilibrio dinámico. Cualquier alteración de las corrientes marinas o de la dinámica fluvial (deforestación, embalses, trasvases) originarían graves modificaciones en la dinámica de los deltas.
La eliminación de arena de las playas o de las dunas situadas tras ellas para construir paseos marítimos o edificios provoca un aumento de la erosión, pues no hay nada que contenga las olas durante los temporales. Además se produce un aumento de las inundaciones costeras.
Se lleva a cabo con arenas procedentes del dragado de los fondos costeros o de las desembocaduras de los ríos; esto provoca alteraciones en la dinámica de las costas, pudiendo concluir con la destrucción de las playas durante las tempestades.
Pueden producir: