Portada » Lenguas extranjeras » Conceptos Fundamentales del Psicoanálisis: Pulsión, Libido y Desarrollo Psicosexual
La pulsión es una energía psíquica profunda que dirige la acción hacia un fin, descargándose al conseguirlo. Es un estímulo que proviene del interior del organismo y es constante. Este concepto refiere a algo dinámico que está influido por la experiencia del sujeto. Esto marca una diferencia entre la pulsión y el instinto (que tiene un objeto claro y definido, como comer), que es congénito. La pulsión, aunque natural, no es aprendida.
Existió una discusión entre Freud y Jung acerca de lo que es la libido. Freud sostiene que la libido es de origen sexual, oponiendo las pulsiones sexuales a las de muerte. Mientras que Jung considera la libido como energía en general, incluso no sexualizada. Para Freud también hay una libido desexualizada, que se encuentra en el mecanismo de defensa normal que él denominó «sublimación». Freud opone la libido a las pulsiones de autoconservación en su primera teoría, y a las de muerte en la segunda.
Freud siempre vio y pensó el desarrollo psicosexual en términos de un conflicto. Nunca dejó de expresar que las pulsiones se actualizaban en torno a un conflicto de fuerzas antagónicas, por eso habló de Dualismo Pulsional (choque de fuerzas a través de las cuales la pulsión se va actualizando).
El principio de inercia nos muestra cómo el aparato psíquico intenta disminuir al máximo sus niveles de estímulos. Sin embargo, como necesita seguir funcionando, requiere un mínimo de energía para funcionar, y ese mínimo es el principio de constancia. El principio de placer indica que el aparato de manera permanente está intentando reducir toda la tensión que se produce dentro de él. El aumento de tensión es displacer y la descarga, placer. La pulsión es un estímulo que llega al aparato y aumenta la tensión de este, lo que hace la pulsión es generar displacer.
Existen cuatro maneras a través de las cuales el aparato psíquico se hace cargo de la pulsión:
Se le denomina así, ya que cada etapa está dominada por una zona erógena. Estas son maneras por la cual la pulsión busca la satisfacción del objeto.
Sublimación: Uso de la energía sexual hacia otros fines socialmente aceptados.
Represión Primordial: Alude a cómo el primer encuentro con el objeto (necesidad-demanda y deseo) no se vuelve a repetir. Es el primer intento de represión. Permite que algo se aloje en lo inconsciente. Lo inconsciente no viene dado desde el nacimiento.
Represión propiamente dicha: Acontece en los tiempos del complejo de Edipo, donde el niño reprime el amor por la madre. Cada etapa del desarrollo psicosexual es una manera a través de la cual la pulsión busca la satisfacción del objeto.
Narcisismo: Etapa intermedia entre el autoerotismo y el amor de objeto, y de la constitución psíquica donde se pone en juego la constitución del yo. El origen de la segunda tópica está justamente en la introducción al narcisismo, el yo tomado como objeto y de satisfacción de energía sexual.
Yo: Para Freud, el sujeto no nace con un yo (diferencia con Klein), es algo que se estructura. Es consecuencia de una serie de procesos que se dan en el tiempo del narcisismo. En una primera instancia, es el modelo de la «peineta» que se le conoce como la primera tópica que se centra en la interpretación de los sueños. La segunda tópica parte en la introducción al narcisismo.
Narcisismo original: En sujetos parafrénicos es posible hacer retiro de la libido del mundo exterior porque el yo ya fue investido por esta energía libidinal.
Narcisismo primario o espacio relacional: El yo aún no es capaz de investir objetos. Desde la perspectiva del niño, aún no existe una madre. Esto lleva a Freud a pensar en que la pulsión se satisface en el propio cuerpo: autoerotismo. Las pulsiones salen del cuerpo o de la zona erógena y se satisfacen en el propio cuerpo. No hay diferenciación libidinal entre yoica y objetal, está en un estado de indiferenciación.
Narcisismo secundario: Momento en el cual se forma el yo. Lo que forma el yo es el investimiento de objetos. En la medida que la libido sale del autoerotismo, gracias a la madurez neurológica y cognitiva que en el niño va ocurriendo, comienza a darse cuenta de que en el mundo existen otros. Comienza a percibir a la madre, dirigiendo libido hacia ella. Se abre ese espacio de inmediatez y de estado mítico del yo que existía en el narcisismo primario.
Narcisismo parental: El narcisismo primario es el renacimiento del narcisismo parental. Al niño se le atribuyen toda clase de reflexiones y cualidades que lo hacen el heredero del narcisismo de los padres. Es dotado por una serie de perfecciones que lo hacen el destinatario del narcisismo parental. Así, Freud nos explica de qué manera se hacen la encarnación de los sueños no cumplidos por los padres.
Renuncia narcisista: «Yo no soy todo para mi madre», por lo que se abandona el narcisismo primario. Se rompe con el estado de diferenciación.
El niño piensa que puede recuperar el amor de la madre si cumple con ciertas exigencias (portarse bien, sacarse buenas notas), si cumple con un ideal.
Ideal del yo: Todas las exigencias que se le imponen al niño, las cuales abren la posibilidad de recuperar el narcisismo perdido. Pero lo que el niño no sabe es que ese momento mítico de indiferenciación nunca más se recupera, porque en realidad nunca existió. Sin embargo, se instala la esperanza.
Superyó o conciencia moral: Instancia que regula el cumplimiento del ideal del yo. Ahora que el niño renuncia al narcisismo primario, su libido se dirigirá hacia el ideal del yo.
El ideal del yo como antesala de la represión: El ideal del yo, al obligar al niño a renunciar al narcisismo primario, hace que este dirija su libido desde el narcisismo primario hacia el ideal. Es decir, renuncia a la satisfacción narcisista, renuncia a la madre como objeto de satisfacción.
Neurosis de transferencia: Existe la capacidad de transferencia y de investir objetos. Existe la posibilidad de dirigir energía libidinal hacia objetos del mundo exterior.
Neurosis narcisista: No hay transferencia. La libido narcisista o yoica se centraliza en el yo como objeto. Como se centra en esto, se dificulta la investidura de objetos.
Estadio del espejo y formación del yo: Concepto desarrollado por Lacan tomando el concepto de libido narcisista. Plantea que alrededor de los 6 meses, gracias a la madurez neurológica, el niño puede captar la percepción de su propio cuerpo en el reflejo del espejo. Lo que él no sabe es que él es el que se mira ahí. En una primera instancia, hay una rivalidad con ese otro que está ahí, pero poco a poco el niño comienza a fascinarse con ese otro. Y se fascina porque el niño tiene una imagen fragmentada de sí. Por esta fascinación que el niño tiene de un cuerpo total y completo, se comienza a identificar, y en ese retorno de la identificación se forma el yo. Esto siempre está mediado por un otro, que es la madre, quien le presenta esta imagen y confirma al niño su identificación. La identificación no puede ser total y es lo que lleva a que sea dinámico. El yo siempre es una ilusión, si no, el niño quedaría atrapado en el campo de la psicosis.