Portada » Filosofía » John Locke y Jean-Jacques Rousseau: Dos Visiones del Contrato Social
Locke es el filósofo empirista que dijo: «nada hay en el entendimiento que previamente no haya estado en los sentidos», también afirmó que el niño «es cera que se forma y moldea como uno quiera, es una tabla rasa».
La mente del hombre, cuando nace es como un papel en blanco sin idea de Dios ni ninguna otra cosa; y la base del conocimiento son las ideas simples que proceden de la experiencia sensible, mientras que las ideas complejas no son más que fusiones y combinaciones de las anteriores.
Aparece además, la idea del progreso que hacía totalmente anticuada a la cosmovisión cristiana; por otro lado, el individualismo trataba de emancipar al hombre de las obligaciones a las cuales estaba constreñido, y el filósofo cree tener el derecho de interpretar el universo de acuerdo consigo mismo, a lo cual contribuyó -indudablemente- también la Reforma.
Locke inaugura una doctrina cara a la burguesía de su época: el liberalismo. Su obra representará la base y los principios de la restringida democracia liberal, individualista, que se insertará en la Declaración de Derechos Humanos -como derechos naturales. inalienables e imprescriptibles- de los nuevos estados modernos que surgen a partir del triunfo y la toma del poder político por parte de la burguesía.
La filosofía política de Locke descansa sobre una interpretación de la naturaleza humana diferente a la de Hobbes: el hombre es un hermoso ser honesto no una criatura pendenciera y egoísta. Si bien el orden y la estabilidad política fueron uno de los ejes de su pensamiento, no se sintió tan atemorizado como Hobbes por la anarquía, ya que supone una estabilidad subyacente en el orden social.
La religión era importante en su pensamiento, pero -como protestante- su fe era renacentista y no medieval: prefería la racionalidad y la simplificación en el dogma, la tolerancia en el disenso religioso, y consideraba que el hombre no era un ser pecador y vicioso ya que tenía una visión optimista y mundana acerca de la naturaleza humana.
En realidad. Locke estaba en contra de la idea hobbesiana de un Estado en el cual el poder civil y religioso estaba unido.
Pese a su lucha por la tolerancia religiosa consideraba que el Estado debía prohibir aquellas doctrinas que podían alterar la paz pública.
Descomponemos el pensamiento de Rousseau en tres grandes ejes temáticos:
Rousseau hace una profunda crítica a la idea del progreso de la civilización que está expuesta en sus dos Discursos. En el Discurso sobre las ciencias y las artes (1750) afirma que el avance de las mismas no alivia la condición humana ya que siempre ha estado acompañada por un aumento de la depravación y la corrupción.
En el Discurso sobre el origen y fundamentos de la desigualdad de los hombres (1755) Rousseau comienza con la idea de que los hombres no son naturalmente iguales; pero, en la medida en que las sociedades primitivas se desarrollan y convierten en civilizadas las desigualdades naturales entre los hombres son reemplazadas por desigualdades artificial y políticamente impuestas: estas desigualdades políticas se hacen cada vez más extremas ya que las leyes están hechas por los ricos para sus propios intereses. El progreso y la civilización es, entonces un proceso desigualdad cada vez mayor entre ricos y pobres, poderosos y débiles, amos y esclavos.
Rousseau contrapone los sentimientos a la razón y exalta la importancia de la moral frente a la ciencia. Ante la realidad de una Francia dominada por las desigualdades y la coerción, sostenía la necesidad de establecer un orden social acorde con las leyes de la naturaleza las cuales, a su juicio, eran violadas por la organización social existente. Lo fundamental de sus desarrollos teóricos estaba orientado hacia la relación entre la sociedad y el individuo, y enfatizaba la bondad intrínseca del hombre pervertido por una sociedad que se oponía a las leyes naturales […]».
Según Rousseau, una sociedad basada en desigualdades sociales -como la Francia de su época, donde las mismas eran evidentes- era contraria a la naturaleza humana, era irracional y se oponía a la libertad, idea que expresó a través de la frase «el hombre nace libre y en todas partes se halla encadenado».
Relacionado con la defensa de la idea, de la inalienabilidad de la libertad y la igualdad de los hombres expresado en la teoría de la soberanía popular que encontramos en el Contrato social
En su Contrato social (1762) Rousseau previó las condiciones de una solución política apropiada que permitiría la reforma necesaria de la sociedad. El objeto de la sociedad política es una forma de asociación que defiende y protege a la persona y los bienes de cada miembro. Cada persona se une con todos y, sin embargo, sigue siendo tan libre como antes.
Se comienza con un contrato en el cual cada persona otorga todos sus derechos a la comunidad y, en lugar de sus derechos naturales, se le otorgan derechos civiles y se convierte en un ciudadano, acentuando que estos derechos -al igual que el contrato- no pueden ser establecidos por la fuerza sino que deben estar fundamentados en el libre consenso. El hombre ahora tiene una voluntad como ciudadano en favor del bien común, y como individuo en favor de sus intereses individuales pero, además, es parte de una voluntad general.
Gracias a que la voluntad general apoya a las voluntades individuales, y el bien común a los bienes individuales, es que permanecemos tan libres como lo éramos antes. Por tanto, oponerse a la voluntad general es algo tradicional y aquellos que no acepten el contrato serán «forzados a ser libres», una frase desafortunada que ha dado lugar a muchas interpretaciones que acusan a Rousseau de «totalitario».
En sus Discursos Rousseau no predicaba la vuelta al hombre natural ni la regresión a ese pretendido «estado de naturaleza» primitivo y aparentemente feliz, por el contrario, aceptaba el desarrollo de una civilización que había perdido los puntos de referencia morales,
Propugna una «religión civil” no dogmática. basada en verdades simples, rechazando la intolerancia para formar verdaderos ciudadanos
Podemos apreciar la concepción triádica de Rousseau en el siguiente cuadro: