Portada » Filosofía » Exploración de los Límites del Conocimiento: Fenómeno, Noúmeno y la Metafísica
Hemos obtenido conclusiones del examen de las condiciones de todo conocimiento:
No debemos olvidar que los pensamientos sin contenidos son vacíos, las intuiciones sin conceptos son ciegas. Dado que esto es así, ¿qué respuesta cabría dar a quienes siguieran manteniendo la pretensión de considerar la metafísica como ciencia? La respuesta de Kant: es en vano pretender desarrollar una metafísica con valor de ciencia, dado que no respeta las condiciones fundamentales de todo conocimiento posible.
La metafísica no es ciencia, pues en el ámbito de la metafísica no existe experiencia a la que puedan aplicarse intuiciones y categorías; los juicios metafísicos son juicios en los que las categorías se aplican en vacío.
Este juicio merece recordar la distinción entre fenómenos y noúmenos:
Kant se refiere a los noúmenos con la expresión: “cosas en sí mismas”. Esta diferencia no conduce a negar la existencia de las cosas en sí mismas, sino a declarar que son incognoscibles.
Kant afirma que solo podemos hablar de las cosas extensas en el espacio y sucesivas en el tiempo. Nosotros solo podemos conocer los fenómenos, de los que tenemos noticia mediando nuestra sensibilidad, ésta impone un límite al conocimiento.
Kant asume la tarea de mostrar la ilusión que la metafísica alimenta de llegar a las cosas en sí mismas. Muestra cómo no nos son dados en la experiencia sensible esas cosas en sí cuyo conocimiento persigue la metafísica. Cuando nos lanzamos al descubrimiento del alma, descubrimos vivencias que referimos a un yo/alma que descubrimos mediante una percepción sensible. Mundo o universo son conceptos construidos, no son objeto de la percepción sensible. Tampoco tenemos percepción de Dios.
Por tanto, ¿cómo llega la razón a construir esos objetos?
Para dar respuesta a esta pregunta, Kant reitera el poder sintetizador de la razón que se manifiesta en el juicio.
La razón, persigue establecer unidades que abarquen la totalidad de lo sintetizable. Esas síntesis finales, son las que constituyen los objetos de la metafísica.
Así, desarrolla las Ideas de Dios, alma y universo. Ideas que no tienen un uso «constitutivo», ideas que no nos dan conocimiento del alma, Dios o el universo; no aumentan nuestro conocimiento de los mismos. No es casual que Kant recupere el término «Idea» de la filosofía platónica.
La tendencia de la razón, a pasar de una condición a otra en un proceso sin fin, pone de relieve que la razón busca/aspira al logro de lo incondicionado. Pero Kant afirma, que lo incondicionado nunca puede ser objeto de experiencia. Pero esta dinámica de la razón, lleva a romper con la cadena de ese recurso sin fin y, pone de relieve que la razón aspira al logro de lo incondicionado.
Lo incondicionado puede ser objeto de experiencias, la razón busca lo incondicionado. Este paso de lo condicionado a lo incondicionado es el dado en la metafísica, y es esto, lo que justifica la metafísica como disposición natural.
Kant considera que su crítica a la metafísica puede ser interpretada desde un sentido negativo y otro positivo:
Descubrimiento de los límites del conocimiento científico. Advierte y razona de que no debemos aventurarnos a traspasar los límites de la experiencia con la razón especulativa.
La negativa, no permite avanzar ni desplazarse, dado que el conocimiento tiene fronteras y su propia tierra, no le es permitido cualquier discurso que pretenda pasar por conocimiento.
La metafísica no es conocimiento científico, no podemos hacer juicios sintéticos a priori metafísicos. La metafísica es imposible como ciencia, porque el uso teórico de la razón ha de ser sido reducido única y exclusivamente al conocimiento de los fenómenos.
En el análisis de la razón se establece que negar a esa labor de la crítica, su utilidad positiva equivaldría a afirmar que la policía no presta un servicio positivo.
La analítica de la crítica ha establecido importantes tesis y sobre ella también cabe determinar la utilidad positiva. Así, se establece que:
La metafísica puede tener una función de gran utilidad. Para ello es preciso considerar el valor «regulativo» de las Ideas trascendentales (alma, universo y Dios).
Las Ideas serían consideradas como el andamiaje de todo nuestro conocimiento, en sí no pueden ser consideradas como conocimientos, pero ayudan a construir conocimientos, no se refieren a fenómenos, ni a objetos particulares. La metafísica no es una ciencia, pero obedece a una tendencia natural de la razón, quiere comprender la totalidad (camino sin fin), las Ideas tienen un uso regulativo para la ciencia. Las Ideas nos marcan dónde está el horizonte qué es la totalidad a la que aspiramos.