Portada » Español » Textos Narrativos y Teatrales: Características, Estructura y Géneros
Los textos narrativos son aquellos en los que se relatan hechos reales o imaginarios. La narración es una de las formas de expresión más antiguas y de mayor tradición literaria. Es la base del cuento, la novela, la leyenda, el poema épico y otros géneros.
Los elementos de la narración son: narrador, punto de vista, acontecimientos, personajes, tiempo y espacio.
Para que un texto épico se considere literatura debe cumplir la condición de pacto ficcional: acuerdo de verosimilitud, un pacto narrativo propio de la ficción, en el que el lector debe aceptar que lo contado son hechos imaginarios. El lector suspende la incredulidad, el autor finge que los hechos ocurrieron, al igual que el lector, se mantienen elementos del mundo real. Aquello que no se explicita como diferente al mundo real, se asume igual a este.
Sucesión de hechos que se convierte en historia cuando está ordenada cronológicamente: Situación Inicial – Conflicto – Acontecimiento 1 – Acontecimiento 2 – Desenlace – Situación Final.
El narrador es la voz que cuenta la historia. Puede ser un narrador externo (3ª persona), que lo sabe todo acerca de los personajes, es un narrador omnisciente; o un narrador interno, que participa de los hechos, bien se presenta como protagonista (1ª persona), o bien como personaje secundario, mero testigo de ellos. El narrador puede contar los acontecimientos desde un punto de vista propio o ajeno. El punto de vista es la perspectiva, la mirada desde la que se narra la historia.
La historia es la sucesión cronológica de los hechos que se narran en la trama, mientras que la disposición narrativa (el orden en el que se nos cuentan esos acontecimientos) constituye el discurso, relato o narración. La narración y el orden en el que aparecen los elementos de una narración dependen de cuál sea el foco considerado de mayor interés dentro de la misma: desarrollo lineal (orden cronológico), salto al pasado (flashback) o narración in media res (en mitad del asunto).
Cada obra gira en torno a un héroe. A partir de la novela moderna, ya no son héroes sino antihéroes. Los demás personajes también pueden ser principales o secundarios. Muchas veces los personajes son planos, que no experimentan cambios. Se llama personajes redondos a los que sí sufren evolución a lo largo de la historia.
También existen la novela corta y el microrrelato.
Toda obra de teatro tiene dos dimensiones: literaria y espectacular. La primera se corresponde con el texto dramático escrito (drama), la segunda es la dimensión de la representación (puesta en escena) de dicho texto. Los actores interpretan o dramatizan a los personajes de ese texto. En el hecho comunicativo teatral intervienen diferentes códigos: la lengua natural, los decorados, el vestuario, etc.
En la obra de teatro nos encontramos diversos niveles:
En la representación se instaura un doble sistema de comunicación: personajes entre sí, y actores y espectadores. En la obra dramática nos encontramos una acción (serie de acontecimientos) protagonizada por unos personajes en un espacio y tiempo determinados. Su forma de expresión es el diálogo dramático. Aparecen las huellas del narrador en forma de acotaciones (texto secundario, no pronunciado por los actores). Acotaciones escénicas (descripción del vestuario, etc.), acotaciones de diálogo (indican la manera en que el actor debe decir el texto, etc.).
Espacio externo (de la representación, escenario), espacio interno (espacio que alude al lugar en que está ambientada la obra).
Tiempo: tiempo de la representación (se refiere a la duración del espectáculo), tiempo representado (pertenece al universo de ficción en que se desarrolla la obra), tiempo externo (época histórica en que está ambientada la acción), tiempo interno (duración que abarcan los acontecimientos representados: un día, unos años…).
Las obras están divididas en actos y estos a su vez en escenas.
La expresión corporal es el lenguaje más natural. Las posibilidades de comunicación con el lenguaje corporal dependen del conocimiento y dominio del propio cuerpo, por tanto, están relacionadas con la psicomotricidad. Desarrollar la dramatización y la expresión corporal tiene beneficios como aumentar la autonomía, facilitar el aprendizaje, expresar emociones, fomentar el respeto y la convivencia, y la aceptación de normas, entre otros.