Portada » Lengua y literatura » Realismo Mágico en la Literatura Hispanoamericana: Rulfo y García Márquez
En el otro extremo, un autor mucho más prolífico y popularizado que Juan Rulfo, el cubano Gabriel García Márquez.
Ya desde su primera novela, La hojarasca (1955), donde García Márquez da muestras de su artístico uso de la lengua española y de su maestría a la hora de mezclar lo real y lo onírico, el autor otorga protagonismo a un personaje orgulloso y solitario que vive enfrentado a toda la comunidad que le rodea (al respecto, piénsese en el protagonista de Crónica de una muerte anunciada, de 1981) o, como ocurre en Relato de un náufrago (1955), enfrentado a una naturaleza hostil.
En 1961, año de publicación de su siguiente novela, El coronel no tiene quien le escriba, García Márquez incide en el tema de la autenticidad del individuo en una sociedad injusta. García Márquez adopta un tono menos poético, más conciso y directo que el que llevará a cabo en una de sus obras más conocidas, Cien años de soledad (1967), si bien ya se intuye que su producción narrativa puede ser interpretada como un todo, es decir, teniendo en cuenta personajes y lugares que no pertenecen a un solo texto, sino que se repiten, apareciendo, a la manera de Balzac o Galdós, en varios.
La crítica ha señalado Cien años de soledad como uno de los textos fundamentales de la Historia de la Literatura. De nuevo, en la novela aparece el tema de la soledad, pues sus numerosos personajes viven ensimismados en su frustrado intento por alcanzar unos sueños que la muerte, otro de los temas de la novelística de García Márquez (presente en La hojarasca, Crónica de una muerte anunciada, El amor en los tiempos del cólera), irá truncando. Cien años de soledad es una crónica familiar, pues cuenta la historia de tres generaciones a partir del matrimonio entre José Arcadio y Úrsula Iguarán. Pero es también una de las creaciones paradigmáticas en cuanto a realismo mágico se refiere: personajes que ascienden, lluvia de flores y de pájaros muertos, apariciones de muertos… Hechos maravillosos que acaecen como si de sucesos cotidianos se trataran pues, en el fondo, toda la narración es un relato escrito por el gitano Melquíades, quien escribió los sucesos cien años antes de que acaezcan, cien años antes de ser descifrados por Aureliano Buendía, personaje con quien comienza la narración. Una poética elucubración entre ficción y realidad, entre vida y literatura que se aparta por méritos propios del realismo convencional, a pesar de los aspectos políticos y sociales que trata: lucha entre conservadurismo y liberalismo; el tema de la explotación norteamericana; la represión; la guerra…
Aureliano Buendía, personaje con quien comienza la narración. Una poética elucubración entre ficción y realidad, entre vida y literatura que se aparta por méritos propios del realismo convencional, a pesar de los aspectos políticos y sociales que trata: lucha entre conservadurismo y liberalismo; el tema de la explotación norteamericana; la represión; la guerra…
Al mexicano Juan Rulfo, uno de los más grandes narradores de la literatura hispanoamericana, debemos tan solo una novela: Pedro Páramo (1955), posterior a una colección de relatos, El llano en llamas (1953).
Pedro Páramo entra de lleno en los terrenos del realismo mágico, mezclando planos temporales y sumergiendo la trama en una atmósfera onírica en la que lo sobrenatural contagia la inmediatez. La tan sencilla como compleja novela de Juan Rulfo cuenta la historia de Juan Preciado, uno de los hijos de Pedro Páramo, quien acude a Comala en busca de su padre. Sin embargo, nada más llegar al pueblo, Juan Preciado se verá inmerso en un ambiente desolado, donde la historia ya pasada se repite, donde los personajes no son sino fantasmas, retazos de un pasado que configuró el mundo y la vida de su padre. Juan Preciado encontrará la muerte en ese ámbito irreal que le habla de un presente ya pasado (o de un pasado que se hace presente), en el que el personaje de Pedro Páramo, poco a poco, irá restando importancia a su hijo, erigiéndose en protagonista de la novela, hasta ese final inquietante en el que su muerte dará fin al texto.
Pedro Páramo es una genialidad, uno de esos textos irrepetibles que suponen una experiencia inusual, fascinante para todo amante de la literatura. Entre la novela realista y el cuento de miedo, entre el realismo mágico y la crónica sociohistórica; la novela se antoja un enigma, un poema narrativo de ajustada llaneza estilística, lo que imprime un tan evocador como irrepetible tono lírico.