Portada » Historia » Orígenes y Evolución del Socialismo: Utopismo, Marxismo y las Internacionales
El socialismo utópico tiene su origen en la primera mitad del siglo XIX y, aunque cuenta con numerosos pensadores, los más influyentes fueron:
Se basa en las ideas de Rousseau. Owen era un rico industrial inglés al que no le gustaban las condiciones de vida de la clase obrera y aplicó importantes medidas de justicia social en sus propias fábricas, como invertir en educación para niños, escuela gratuita, aumento de salario, reducción de la jornada laboral y sistema de incentivos. La producción de sus fábricas se disparó. Owen, entusiasmado por los buenos resultados de su experiencia, la llevó a EE. UU. y fundó “New Harmony”, la ciudad “ideal” en Indiana; pero fracasó. Volvió a Inglaterra y escribió un libro en el que relataba la experiencia y analizaba por qué había fracasado. Se le considera uno de los padres del cooperativismo y el mutualismo.
Analiza las causas de los problemas derivados de la industrialización y se da cuenta de que lo que hace falta es un desarrollo racional. Concluye que para que una sociedad industrial funcione se deben seleccionar élites científicas que dirijan la sociedad, buscando para todos el mayor bienestar.
Busca la armonía social a través de comunidades de producción y consumo a las que denominó “falansterios”. Según él, el origen de los males y el origen de la desigualdad de la humanidad era la estructura de la familia burguesa; la sociedad debía ser igualitaria y sin mirar sexo o edad. En los falansterios, la sociedad se debía organizar en falanges de 3000 individuos sin estructura familiar.
Propone una sociedad igualitaria gobernada por una asamblea popular y en la que los medios de producción y la producción están colectivizados. Experimentó este tipo de sociedad en Texas y reflejó la experiencia en su obra “Viaje a Icaria”.
Precursor del anarquismo. Es antiautoritario y considera que la propiedad privada es un robo a la comunidad y el origen de todos los males. Su obra es ¿Qué es la propiedad?
Va a dominar, sobre todo, la segunda mitad del siglo XIX.
Origen: Jóvenes filósofos discípulos de Hegel (idealismo alemán) fundan en la década de 1830-1840 la “Liga de los Justos”, que se denominará poco después “Liga de los Comunistas”.
Objetivo: Proponer la abolición de la propiedad privada.
Influencias recibidas: Del positivismo y del realismo. Analizan la realidad económica y el enfrentamiento de clases, de forma fría y objetiva.
Protagonistas: Friedrich Engels (conoce a fondo la industria) y Karl Marx (filósofo discípulo de Hegel). Entre ambos crearon el marxismo.
Marx, a partir de sus conocimientos como filósofo y estudiando numerosas obras, tanto de los padres de la economía como de los socialistas utópicos, historiadores, etc., a los cuales investigaba en la Biblioteca Británica, va a publicar artículos y obras que van a dar un profundo giro a la historia. Sus principales obras son: Manifiesto del Partido Comunista (1847) y El Capital (a la muerte de Marx). En la primera de estas obras vierte las ideas básicas de su ideología:
Aprovechando la revolución de 1848, difunde estas ideas entre los proletarios que habían iniciado su lucha independientemente de la burguesía, con el grito: “¡Proletarios del mundo, uníos!”. Con este grito llama a los trabajadores a emprender una acción política común con el fin de:
Los trabajadores comenzaron a asociarse en partidos propios, distintos a los partidos burgueses. La finalidad de todos estos partidos era conquistar el poder para conseguir una sociedad igualitaria. Es el origen de todos los partidos socialistas y comunistas de la última mitad del siglo XIX, que tomaron dos caminos: uno revolucionario y violento (social revolucionario de Lenin) y otro que busca la vía parlamentaria y pacífica (socialdemócrata). El pensamiento marxista no solo ha influido en política, sino que ha impactado enormemente en campos del conocimiento como historia, filosofía, sociología, economía y pedagogía.
Hacia 1860, y gracias a la relativa democratización de algunos estados (han conseguido sufragio universal masculino y las nuevas políticas sociales más realistas), comienzan a darse los primeros pasos para la fundación de una confederación internacional de partidos obreros. En 1864 se funda en Londres (St. Martin’s Hall) la Asociación Internacional de Trabajadores (AIT) o I Internacional. En ella participaron representantes de todo tipo de partidos obreros; había: tradeunionistas británicos, proudhonianos franceses, diferentes grupos de trabajadores alemanes y grupos de exiliados políticos húngaros, italianos y polacos.
La diversidad de partidos, de origen social y de nacionalidades marca el carácter de la AIT desde el primer momento. Marx influye mucho en la misma, participando como representante de los trabajadores alemanes, e introduce en el congreso dos ideas básicas de su pensamiento:
La AIT se extiende enseguida, organizándose en federaciones nacionales en distintos países europeos. Sin embargo, las diferencias ideológicas que se fraguaron en el seno de la AIT acabaron llevándola a su ruptura. Especialmente grave fue el enfrentamiento entre Marx y Bakunin.
Bakunin era un aristócrata ruso exiliado que ingresa en la AIT en 1868. El enfrentamiento con Marx va a tener lugar en 1869 en el Congreso de Basilea. A partir de este enfrentamiento, dentro de los movimientos obreros se puede hablar de dos líneas lideradas por ambos protagonistas:
El anarquismo abandona el socialismo y, a finales del siglo XIX, su situación era:
Tras la caída de Napoleón III, después de la derrota de Francia en la guerra franco-prusiana, se construye el primer gobierno obrero, que solo duró dos meses y que fue destituido por el ejército por su desastrosa trayectoria, proclamándose la III República. Las tesis de Marx y Bakunin estaban cada vez más enfrentadas. Los gobiernos europeos, que hasta el momento no habían actuado, comienzan a perseguir a los afiliados a la AIT por el terror que despertó la experiencia de la Comuna. La AIT se disolvió en Nueva York en 1876, pero su fuerza era tan grande que se siguieron fundando partidos socialistas en todos los países europeos y en EE. UU., dispuestos a intervenir en política siguiendo las tesis establecidas por Marx.
La II Internacional se funda en París en 1889, pero hasta ese momento hay que tener en cuenta algunos acontecimientos. Entre 1875 y 1914 se siguen fundando por todo el mundo partidos socialistas de ideología marxista (1879 – PSOE por Pablo Iglesias). Se trata de partidos diferentes, pues también son distintas las tradiciones y el modo de vida obrera en cada país. Pero todos buscan:
El SPD (Partido Socialdemócrata Alemán) se considera el modelo. Cuando se funda la II Internacional, la principal motivación es que buscan seguir políticas comunes a todos los socialistas y sienten nostalgia de la I Internacional.
Se trata de una federación flexible de partidos socialistas, se podría decir confederación de partidos socialistas que acepta el sistema democrático. Respetan la autonomía de cada partido socialista nacional, de ahí la necesidad de organizar reuniones para tratar temas específicos, como pedir la reducción de jornada laboral a 8 horas, celebrar el Día Internacional del Trabajo o el Día de la Mujer Trabajadora. No admiten la presencia de posturas anarquistas. Se le considera la edad de oro del socialismo. Se ve amenazada la Internacional por divisiones internas, como la fuerza del socialismo y el enfrentamiento entre las dos posturas que se van perfilando: el apoyo de políticas reformistas por la vía parlamentaria (socialdemócratas), en los países más avanzados políticamente (Gran Bretaña, Francia, Alemania) frente a partidos socialistas de corte más radical en los países más atrasados (España y Rusia). El final se produce en 1914 con la I Guerra Mundial. Los trabajadores, movidos por sus respectivos gobiernos e intereses nacionales, se acaban enfrentando en las trincheras. La Revolución Rusa separa definitivamente la socialdemocracia del socialismo revolucionario.