Portada » Historia » El Auge del Poder Soviético: La Revolución Rusa de 1917
En 1914, Rusia entró en la Primera Guerra Mundial junto a Reino Unido. Pronto se puso de manifiesto que, a causa de su atraso económico y de la incapacidad del zarismo, Rusia no podía vencer a enemigos poderosos como Alemania y Austria-Hungría. El alargamiento de la contienda acabó sumiendo al país en el caos y en la revolución.
A medida que la guerra se prolongaba, el malestar se propagaba entre la población, y el prestigio del zar y de su régimen se venían abajo. A causa de los fallos en el transporte y en la producción, las municiones y los alimentos no llegaban al frente, las fábricas paraban al no tener materias primas o combustible, y los habitantes de las ciudades padecían hambre y frío. Las derrotas y el avance del enemigo hicieron cundir el desaliento. Cada vez se acusaba más al zarismo y a Nicolás II de ser los responsables de los desastres.
En 1914, solo los bolcheviques se habían opuesto a la entrada de Rusia en la guerra. Pero, con el paso del tiempo, las posturas contrarias a la permanencia en la guerra aumentaron. A partir de 1915, la oposición liberal y socialista resurgió con fuerza: en el invierno de 1916-1917, el descontento en el ejército y en las ciudades se multiplicó a causa de los problemas de desabastecimiento. Bajo temperaturas glaciales, largas colas de mujeres se formaban delante de tiendas casi vacías en busca de alimentos o de carbón.
En febrero de 1917 se produjeron en la capital, Petrogrado (antes San Petersburgo), manifestaciones espontáneas de protesta, sobre todo de mujeres. A estas se unieron, paulatinamente, obreros en huelga, y la policía se vio impotente para controlar la ciudad. El Gobierno envió al ejército para reprimir la revuelta, pero las tropas actuaron con poca firmeza. Ante esta situación, el presidente de la Duma pidió al zar el nombramiento de un nuevo gobierno que contara con la confianza del país. Nicolás II respondió clausurando la Duma.
El 27 de febrero del calendario ortodoxo (12 de marzo del calendario occidental), una parte de las tropas enviadas contra las manifestaciones se unió a la protesta. La ciudad entera quedó en manos de los sublevados y los ministros y los mandos militares fueron detenidos. Al día siguiente, el Gobierno dimitió.
El vacío creado por la dimisión del Gobierno zarista llevó a los diputados liberales de la Duma a formar el llamado Comité Provisional de la Duma. Al mismo tiempo se creaba el Soviet de Obreros y de Soldados de Petrogrado con la denominación de Comité Ejecutivo Provisional, que estaba controlado por los mencheviques y por miembros del Partido Socialista Revolucionario. De esta manera surgieron dos poderes: el de la Duma y el del Soviet de Petrogrado. Por toda Rusia se constituyeron soviets que imitaban los aparecidos en la Revolución de 1905.
Otros dirigentes socialistas sabían que las posiciones pacifistas de los bolcheviques les podían beneficiar. Inmediatamente después de su llegada, Lenin resumió en las llamadas Tesis de abril sus ideas sobre el futuro de Rusia: paz inmediata e instauración de un Gobierno de los soviets en sustitución del Gobierno provisional. El Gobierno provisional acabó persiguiendo a los bolcheviques, acusados de instigadores de la rebelión. Lenin huyó a Finlandia y muchos dirigentes fueron detenidos.
Durante el verano de 1917, el partido bolchevique presentó su programa, claramente revolucionario: fin de la guerra, reparto de la tierra, control obrero sobre la producción y el comercio, y nacionalización de la banca y de la gran industria.
Al final del verano, el comandante jefe del ejército, el general Kornilov, intentó un golpe de fuerza para constituir un nuevo gobierno que asegurara el orden. El primer ministro Kerensky tuvo que reunir todas las fuerzas revolucionarias para derrotar la sublevación. La ayuda de los bolcheviques fue decisiva.
La degradación de la situación decidió a Lenin a pasar a la acción revolucionaria. Regresó clandestinamente del exilio y convenció al comité central de su partido de la oportunidad de una insurrección armada para derrocar a Kerensky y tomar el poder. La organización del golpe recayó en Trotsky, que era el presidente del soviet de la capital y el encargado de la defensa de la ciudad.
En la noche del 24 al 25 de octubre de 1917 (6-7 de noviembre del calendario occidental), las tropas y las milicias bolcheviques ocuparon, con gran facilidad, los puntos neurálgicos de Petrogrado. Los ministros, salvo Kerensky, que pudo huir, fueron arrestados.