Portada » Historia » El Fin del Comunismo en Europa del Este y la Transformación de la URSS y China
La política soviética de reformas abrió nuevas perspectivas a Europa del Este. Cambios internos, con una rapidez extraordinaria, provocaron el fin del dominio de los partidos comunistas e iniciaron reformas. El proceso reformista se orientó, en lo político, a conseguir nuevas formas de gobierno parlamentarias y democráticas, y en lo económico, a un sistema de propiedad individual.
El inicio de estos cambios tuvo lugar en Polonia. La oposición al régimen comunista, organizada alrededor del sindicato Solidaridad y de su líder Lech Walesa, forzó al gobierno comunista a introducir nuevas medidas políticas y económicas. En abril de 1989, convocaron elecciones libres, y el resultado fue favorable a Solidaridad.
Los cambios más espectaculares se dieron en la República Democrática Alemana. El gobierno comunista de Erich Honecker se resistía a las reformas, mientras las manifestaciones aumentaban. Ante la presión popular, una parte del partido comunista se enfrentó a Honecker, y el 9 de noviembre de 1989, se tomó la decisión de abrir el Muro de Berlín, permitiendo el libre tránsito de ciudadanos. Los resultados electorales dieron la victoria a las fuerzas conservadoras vinculadas al canciller federal Helmut Kohl, que defendían la rápida reunificación de las dos Alemanias, efectiva el 3 de octubre de 1990.
En Hungría, un nuevo secretario general del partido comunista, de talante más reformista, favoreció leyes que legalizaban los partidos políticos independientes y reconocían los derechos de expresión y manifestación. En Checoslovaquia, se pactó un proceso de reformas con la oposición encabezada por Vaclav Havel. Se convocaron elecciones libres y se reestructuró el sistema político. En poco tiempo, se consolidó la división del país.
Los casos de Rumania y Bulgaria fueron más complejos. En Rumania, una insurrección popular hizo caer al líder comunista Ceausescu, quien fue ejecutado en diciembre de 1989 junto a su mujer. El nuevo gobierno del Frente Nacional tuvo que enfrentarse a un complejo panorama político y a una economía arruinada. En Bulgaria, los dirigentes más inmovilistas fueron destituidos y se convocaron elecciones que dieron lugar al establecimiento de un nuevo gobierno democrático. En 1990, se dio el fin de regímenes socialistas independientes como los de Yugoslavia y Albania.
Los problemas para efectuar una transición real del régimen socialista al liberal parlamentario y de la economía planificada a la de mercado fueron de gran envergadura durante mucho tiempo. A comienzos del siglo XXI, los países europeos del viejo bloque socialista ya habían adoptado regímenes liberal-capitalistas.
Gorbachov accedió al poder en 1985, y las reformas iniciadas se llamaron perestroika y glasnost, es decir, reestructuración y transparencia. Se trataba de reformar el sistema con conocimiento y participación del pueblo, pero hubo tres problemas sin resolver:
Gorbachov también emprendió una nueva política internacional, cuyos objetivos eran el entendimiento con Occidente y el fin del férreo control sobre los países satélites.
La República Popular China no fue reconocida por la mayoría de los países occidentales y se volcó hacia la URSS. Adoptó el modelo soviético, basado en la colectivización rápida de la tierra y la prioridad de la industria pesada, pero no funcionó y se originó un grave déficit alimentario que desató el descontento popular. Tras la muerte de Stalin, Mao y los dirigentes se mostraron hostiles al proceso de desestalinización.
En 1958, se produjo la ruptura entre China y la URSS. Mao anunció una nueva orientación, el Gran Salto Adelante, en el cual el campesinado era el gran protagonista de la revolución mediante una nueva forma de propiedad y organización colectiva: la comuna.
Los resultados económicos del Gran Salto Adelante fueron catastróficos, y en 1965, Mao lanzó una campaña contra algunos dirigentes. La Revolución Cultural era una lucha interna del partido que enfrentaba a Mao y los partidarios de una radicalización de la revolución con un sector en el que se encontraba Deng Xiaoping. Mao y sus seguidores ganaron la batalla movilizando a las masas juveniles.
Después de la muerte de Mao en 1976, el comunismo chino acabó con la política de la Revolución Cultural y se propuso convertir el país en una gran potencia incorporando prácticas del capitalismo. Así, China mejoró notablemente sus relaciones con Occidente.