Portada » Lengua y literatura » Teatro español del siglo XX: desde la posguerra hasta la actualidad
1939 trajo el final de la Guerra Civil iniciada en 1936, pero no la paz. La represión destruyó la España de la posguerra, bajo el régimen dictatorial del general Franco. A partir de ese año, se desencadena la Segunda Guerra Mundial, que finaliza en 1945 con la derrota de Alemania y Japón. En la década de 1950, la dictadura se debate entre la autarquía y la apertura a un capitalismo moderno, lo que requería la colaboración del exterior. En la década de 1960, se logra un considerable desarrollo industrial. Este crecimiento permite la modernización de las actividades productivas e influye en el avance de los servicios. La muerte de Franco en 1975 da paso a una monarquía parlamentaria. España ingresa en la Comunidad Europea y en la OTAN. Sin embargo, los problemas más graves del país continúan existiendo, como el paro y el terrorismo.
El neoliberalismo se ha reforzado en las últimas décadas con la globalización de la economía. Esto ha provocado un crecimiento de la pobreza. En las últimas décadas se producen conflictos internacionales, como el atentado terrorista del 11-M en Madrid en 2004, la guerra de Irak en 2003, etc.
En los países americanos, continúa la actividad dramática de los exiliados españoles ligados al mundo del teatro. A los dramaturgos que se exiliaron fuera de España, como Rafael Alberti o Jacinto Grau, hay que añadir algunos nombres, como:
En la posguerra se aprovecha la tradición teatral anterior como vehículo de propaganda política. Durante los primeros años tras la Guerra Civil, las obras que se escriben siguen fundamentalmente dos líneas:
La década de 1950 se abre con tres importantes estrenos: Historia de una escalera (Antonio Buero Vallejo), Tres sombreros de copa (Miguel Mihura) y Escuadra hacia la muerte (Alfonso Sastre). Estas obras se corresponden con un teatro distinto que refleja los problemas del momento. Los temas abordan problemas de obreros, estudiantes…, destacando las desigualdades sociales. Durante la Guerra Civil, Buero Vallejo participó del lado republicano en tareas militares y propagandísticas; pero fue detenido y condenado a 30 años de prisión. Tras varias rebajas de su condena, salió en libertad provisional en 1946. Al obtener el Premio Lope de Vega en 1949 con Historia de una escalera, se convierte en un dramaturgo con éxito. Obtuvo el Premio Cervantes en 1986.
En su obra se distinguen cuatro etapas:
Además de Buero Vallejo y Alfonso Sastre, encontramos otros autores en cuyas obras encontramos una crítica social; son Lauro Olmo (La camisa) y José Martín Recuerda (Los salvajes en Puente San Gil).
Conforme se va acercando el final del franquismo, el teatro continúa dividido entre el que sube a la escena de las salas comerciales y el que difícilmente consigue llegar a un público amplio. Este teatro experimental se caracteriza por su oposición al teatro realista y conecta con la tradición vanguardista teatral. Entre los nuevos dramaturgos encontramos a Francisco Nieva, José María Bellido y Miguel Romero Esteo. Destaca el teatro de Fernando Arrabal, quien escribió teatro del absurdo durante los años 50 como vemos en su obra Pic-nic. Sus obras posteriores se encuadrarían dentro del teatro pánico.
A partir de 1975, el teatro se ve favorecido por la desaparición de la censura. Sin embargo, el tan esperado florecimiento teatral no se produjo. Las obras ofrecen un interés limitado y el público se siente cada vez menos atraído por este género literario.
En las obras de los nuevos autores, se produce una variedad de tendencias. El eclecticismo posmoderno permite que convivan las fórmulas dramáticas propias del teatro comercial con piezas experimentales, obras realistas y espectáculos participativos.
Destacan Francisco Nieva (Te quiero, zorra) y José Sanchis Sinisterra (¡Ay, Carmela!), así como José Luis Alonso de Santos (Bajarse al moro) y Fernando Fernán Gómez (Las bicicletas son para el verano).