Portada » Filosofía » Santo Tomás de Aquino: Fe, Razón y la Existencia de Dios
Santo Tomás, siendo principalmente teólogo y no filósofo, buscó integrar la razón con la fe sin confundirlas:
Según Santo Tomás, suprimir la razón para conocer a Dios es ilógico, ya que fe y razón comparten objetivo y origen:
El objetivo principal de Santo Tomás es conocer a Dios a través de la razón, con nuevas formas de planteamiento, considerando fe y razón como complementarias. Rechaza la teoría de la doble verdad de Averroes, argumentando que la verdad alcanzada por la razón no puede contradecir la verdad de la fe. Si hay contradicciones, es por un fallo de la razón, ya que los humanos pueden equivocarse. La razón siempre debe someterse a la verdad de la fe.
Santo Tomás distingue entre lo revelado y lo revelable:
Filosofía y teología coinciden en lo revelable. Aunque la fe no afecta a la razón en principio, en la práctica puede corregir errores racionales. La filosofía también puede apoyar a la teología, demostrando los preámbulos de fe.
En la Suma Teológica, se presentan tres posturas que afirman que no es necesario. Santo Tomás argumenta que existen verdades evidentes en sí mismas y para nosotros, y verdades evidentes en sí mismas pero no para nosotros debido a la limitación del intelecto, como la existencia de Dios.
Santo Tomás afirma que es posible demostrar la existencia de Dios utilizando el método adecuado. Propone dos tipos de demostraciones:
Estas demostraciones se basan en el principio de causalidad, buscando la causa primera, que es Dios.
La determinación de la naturaleza divina está fuera del alcance del intelecto humano. El hombre solo conocerá realmente a Dios en el más allá.
Nuestro conocimiento comienza en los sentidos y se extiende a los objetos sensibles, criaturas de Dios. A través de ellas, podemos conocer que Dios existe. Hay tres relaciones entre Dios y las criaturas:
La analogía es la forma más adecuada para conocer la existencia de Dios. Para entender la naturaleza de Dios, nos hacemos preguntas a través de la afirmación y la negación. Se niegan predicados de Dios porque sus cualidades superan infinitamente la perfección, lo que equivale a afirmar su opuesto. Hay cualidades de Dios que deben definirse con la afirmación, pero en un grado de perfección superior al de las criaturas.
La ética de Santo Tomás, recogida en sus Sumas, se inspira en la ética de Aristóteles, siendo eudemonista y teológica, aunque adaptada al cristianismo. Para acercarse a Dios, son necesarias la gracia y las virtudes, que llevan a la beatitud, la felicidad total, que es el encuentro con Dios, inalcanzable en esta vida. Se puede alcanzar una felicidad imperfecta, un fin natural, mediante el ejercicio de las capacidades y virtudes naturales, y el conocimiento filosófico de Dios.
La virtud (punto medio) se consigue con el intelectualismo, traducido en la práctica como leyes: