Portada » Historia » Argentina a finales del siglo XIX: Consolidación del Estado, Inmigración y Auge Agroexportador
La Campaña del Desierto, impulsada inicialmente por Alsina y luego liderada por Julio A. Roca, tuvo un impacto profundo en la Argentina del siglo XIX. Esta campaña militar extendió la frontera sur, resultando en la muerte de miles de indígenas, la reducción de otros catorce mil a la servidumbre y la ocupación de quince mil leguas cuadradas, destinadas teóricamente a la agricultura y la ganadería. Este hecho, junto con la apropiación de millones de hectáreas por parte del Estado, contribuyó al prestigio de Roca y su ascenso a la presidencia.
El período entre 1862 y 1880 vio la consolidación del Estado nacional a través de la creación de nuevas instituciones, la construcción de caminos y la represión de rebeliones internas. La formación de un ejército nacional, la disolución de las guardias nacionales y el fomento de un sentimiento de pertenencia nacional fueron cruciales en este proceso. A pesar de los avances, persistían cuestiones pendientes como el control de la Iglesia sobre asuntos civiles y la capitalización de Buenos Aires, resuelta finalmente durante el gobierno de Avellaneda.
La Generación del 80, con sus ideas liberales y su fe en el progreso, buscó modernizar la sociedad argentina. Sus características principales incluyeron la lucha contra la corrupción, la promoción de la inmigración, la formación de un Estado moderno siguiendo el modelo europeo y la adhesión al positivismo.
El período de 1880 a 1916 estuvo marcado por la oligarquía porteña, donde el poder se concentraba en una élite. El régimen conservador controló la sucesión presidencial e impuso un modelo de desarrollo económico basado en la exportación agropecuaria. Se consolidó el Estado, se dictaron leyes liberales y se implementaron políticas de modernización. La Ley 1420 de educación (1884) estableció la educación primaria gratuita, obligatoria y laica.
El Partido Autonomista Nacional (PAN), representando a la oligarquía, mantuvo la hegemonía durante la década de 1880. Sin embargo, a partir de 1890, surgió la oposición, principalmente con la Unión Cívica y la Revolución del Parque, que si bien no triunfó, forzó la renuncia del presidente Juárez Celman.
La inmigración fue un factor clave en la transición de la Argentina tradicional a la moderna. Hasta 1880, las políticas de poblamiento buscaban promover la agricultura, la ganadería y el transporte. La mayoría de los inmigrantes provenían de Italia y España. A partir de 1880, se buscó mano de obra para la producción agropecuaria masiva, pero la concentración de tierras en la élite impidió que muchos inmigrantes se convirtieran en propietarios.
A pesar de las dificultades, la inmigración, mayoritariamente masculina, impulsó el desarrollo agrícola, convirtiendo a Argentina en un importante exportador de trigo. La estructura social se complejizó, surgieron sectores medios y populares, y se produjeron cambios en la cultura política. La Ley de Inmigración y Colonización (1876) y la creación de la Comisión General de Inmigración (1875) regularon este proceso. Sin embargo, leyes como la de Residencia y la de Defensa Social restringieron las libertades de los inmigrantes. Surgieron ideologías como el anarquismo, el socialismo y el sindicalismo.
La presidencia de Roca se caracterizó por la «paz y administración». La paz se refería al fin de las luchas internas y la consolidación de las fronteras. La administración se centraba en el fortalecimiento de las instituciones y la modernización económica y social. Entre las leyes importantes de su gobierno se destacan:
El Unicato fue el régimen implementado por Miguel Juárez Celman (1886-1890), quien concentró el poder presidencial y la presidencia del PAN. Su gobierno se caracterizó por la corrupción y el autoritarismo, lo que llevó a la Revolución del Parque en 1890. Esta revolución, liderada por la Unión Cívica, obligó a Juárez Celman a renunciar, siendo el primer presidente en 30 años en no completar su mandato. La presidencia pasó a manos de Pellegrini, quien enfrentó una difícil situación económica.