Portada » Filosofía » Descartes: Razón, Método y la Certeza del ‘Pienso, Luego Existo’
Descartes no busca enseñar, sino descubrirse. Sin embargo, comprende que su solución es universal, pues la razón es inherente a todos los seres humanos. La diversidad de opiniones revela la necesidad de un método universal acorde a la razón, idea fundamental del racionalismo cartesiano. Este método se aplica a la ética, filosofía, ciencia y arte, buscando la Bonna Mens (prudencia de la vida), un saber teórico y práctico que orienta en la vida, distinguiendo el bien del mal.
La razón se convierte en la facultad distintiva del ser humano, quien se conoce progresivamente. La filosofía, más que teórica, es práctica, curando las enfermedades del cuerpo y la vejez. Demostrada la unidad de la razón, se busca un método universal aplicable a todos los dominios del saber.
Descartes formula el método a través de un procedimiento matemático, buscando su justificación y aplicación universal. Define el método como un conjunto de reglas ciertas y fáciles que, al observarse, impiden tomar lo falso por verdadero, conduciendo al conocimiento verdadero sin esfuerzo inútil.
Para garantizar la universalidad y racionalidad del método, Descartes propone una fundamentación filosófica basada en la crítica radical de todo saber. Se debe dudar de todo, considerándolo provisionalmente falso. La duda cartesiana es una forma de filosofar, un método de pensamiento.
A través de la Epoché, Descartes encuentra una verdad indudable: el Yo. «Pienso, luego existo» (Cogito ergo sum) es la única certeza que resiste la duda. La existencia del sujeto pensante es indudable, aunque no lo sea todo lo que piensa. Esta verdad fundamental fundamenta la regla de la evidencia, siendo una autoevidencia que incluye pensamiento y sujeto.