Portada » Filosofía » Platón, Agustín y Tomás: Alma, Moral y Dios
En el estudio del ser humano, Platón defiende un dualismo antropológico, describiendo la unión de alma y cuerpo como accidental. El alma, según Platón, no necesita del cuerpo para existir, siendo este último una cárcel. Esta unión también es antinatural, ya que la naturaleza del alma reside en el mundo inteligible (ideas). Finalmente, es transitoria, pues el alma busca purificarse para contemplar las ideas.
La ética platónica se basa en la virtud, un desarrollo de la esencia racional. Se distinguen tres virtudes relacionadas con la división del alma:
La justicia se logra con el desarrollo de estas tres virtudes, siendo una armonía individual y social. Platón defiende el universalismo ético.
El ser humano es creado a imagen y semejanza de Dios, con una vida espiritual o alma. La unión de alma (forma) y cuerpo (materia) es accidental, dando prioridad al alma inmortal. San Agustín destaca tres facultades del alma:
Defiende la doctrina tradicionista y la inmortalidad del alma individual.
San Agustín defiende el libre albedrío, pero con la necesidad de la gracia divina. Las acciones son buenas si se acercan a Dios y malas si se alejan. Rechaza el maniqueísmo y distingue entre la libertad sanada (con gracia divina) y el alma debilitada (sin gracia).
Defiende el creacionismo y la teoría del ejemplarismo. Dios crea el mundo a partir de ideas eternas. La creación es dirigida por la ley eterna, explicando el mal como carencia de perfección. Presenta tres argumentos para la existencia de Dios:
Santo Tomás sigue a Aristóteles, afirmando que el ser humano es una unión sustancial de alma (forma) y cuerpo. El alma tiene tres facultades:
La felicidad se alcanza con la contemplación de Dios.
La ética tomista es eudemonista y teleológica. La felicidad perfecta se encuentra en la visión de Dios. El bien es lo que conviene a la naturaleza humana, siguiendo la ley natural. Esta ley es evidente, universal e inmutable. Se derivan tres preceptos según las facultades del alma: conservar la vida, procrear y educar, y buscar la verdad.