Portada » Lengua y literatura » Purgatorio Canto II: Encuentro con Casella y el Ángel
El sol tocaba el horizonte, cubriendo Jerusalén. La noche se retiraba, y la aurora teñía el cielo de oro. En la orilla del mar, una luz apareció sobre las aguas, moviéndose con gran rapidez. Era un ángel que llegaba en una barca, impulsada por sus alas, sin remos ni velas.
Más de cien espíritus en la barca cantaban el salmo In Exitu Israel de Aegypto. El ángel los bendijo y se marchó. Las almas, asombradas, preguntaron por el camino a la montaña del Purgatorio.
Las almas rodearon a Dante, sorprendidas al ver a un vivo. Una sombra se adelantó para abrazarlo, pero sus brazos la atravesaron. Era Casella, un músico amigo de Dante.
Casella explicó que, tras una espera, finalmente fue admitido en la barca del ángel. Dante le pidió que cantara una de sus canciones.
Casella cantó Amor che ne la mente mi ragiona, conmoviendo a todos los presentes.
Catón de Útica, guardián del Purgatorio, reprendió a las almas por su demora en iniciar la purificación. Las almas, asustadas, corrieron hacia la montaña, seguidas por Dante y Virgilio.