Portada » Historia » El Franquismo: Dictadura, Ideología y Poder en España (1939-1975)
El 1 de abril de 1939, Franco declaró el fin de la Guerra Civil Española, dando inicio a una dictadura que se extendería hasta su muerte en 1975. El franquismo no se limitó al gobierno personal de Franco, sino que constituyó un sistema político-social que evolucionó para asegurar su permanencia. Se caracterizó por la supresión de derechos y libertades, la represión y la falta de una ideología elaborada. El nuevo Estado, carente de una constitución, se rigió por leyes fundamentales como la Ley Constitutiva de las Cortes (1942) y el Fuero de los Españoles (1945).
Al finalizar la guerra, Franco acumuló los títulos de Generalísimo de los Ejércitos, Jefe del Estado, del Gobierno y del partido único. Su poder absoluto fue objeto de un culto a la personalidad, reforzado por su imagen providencialista, presente en las monedas desde 1947. El Movimiento Nacional se convirtió en la base de su estructura político-doctrinal. En 1942 se crearon las Cortes, un órgano consultivo sin poder real, dentro de un sistema denominado «democracia orgánica».
En el ámbito laboral, se promulgaron diversas leyes, destacando el Fuero del Trabajo (1938), que sentó las bases del sindicalismo vertical y nacional. Se instauró un sindicato único, obligatorio y corporativo, que agrupaba a obreros y patrones bajo el lema «unidad, totalidad y jerarquía». La huelga y el despido libre fueron prohibidos. En 1940, se aprobaron la Ley sobre la Unidad Sindical y la Ley de Constitución de Sindicatos, configurando la organización sindical española.
Franco se apoyó en el ejército, la Iglesia y la Falange como pilares de su régimen.
El régimen también contó con el respaldo de la burguesía, los terratenientes, los hombres de negocios, parte de las clases medias y los católicos. Los monárquicos, divididos entre carlistas y juanistas, actuaron de forma diferente. Los primeros no plantearon problemas, mientras que los segundos, representados por Don Juan de Borbón, abogaban por la restauración de la monarquía. Las relaciones entre Franco y Don Juan se deterioraron con el Manifiesto de Lausana. La Ley de Sucesión en la Jefatura del Estado, que abría la puerta a la sucesión de Don Juan Carlos, fue denunciada por Don Juan como ilegal.
El franquismo impuso un control social e ideológico absoluto, mediante la censura en todo tipo de publicaciones. El Frente de Juventudes y la Sección Femenina se encargaron de la formación ideológica y política. En la escuela se implantó la asignatura de Formación del Espíritu Nacional, y las asociaciones estudiantiles se integraron en el Sindicato de Estudiantes Universitarios. La Iglesia controló la moral social, tanto en el ámbito público como privado, empobreciendo y aislando la cultura española.
Al inicio de la Segunda Guerra Mundial, Franco se declaró neutral, mientras que la Falange, liderada por Serrano Suñer, apoyaba a Alemania. La política exterior de Franco buscaba la integración en el bloque de las potencias fascistas a cambio de territorios del imperio colonial en África. Sin embargo, la situación de España tras la guerra civil dificultaba su intervención. En 1940, Franco se reunió con Hitler en Hendaya y firmó un protocolo secreto en el que España se comprometía a entrar en la guerra sin fecha concreta. Hitler, no obstante, prefirió la neutralidad española. Posteriormente, Franco se reunió con Mussolini, sin llegar a acuerdos. En 1941, por presiones de Mussolini, España pasó de la neutralidad a la no beligerancia, enviando la División Azul, compuesta por voluntarios falangistas, a combatir el comunismo.