Portada » Historia » El Contexto Histórico del Pensamiento de Hume y Descartes
El pensamiento de David Hume (1711-1776) se enmarca en el siglo XVIII, conocido como la Ilustración o el Siglo de las Luces. Este periodo abarca desde el triunfo de la Revolución liberal inglesa en 1688 hasta la Revolución francesa en 1789, aunque su desarrollo y características varían según el país.
La parte central del siglo XVIII fue relativamente tranquila, en contraste con las guerras de religión precedentes y las guerras revolucionarias posteriores (la Revolución americana en 1776 y la francesa en 1789).
En el ámbito político, predominaba el absolutismo monárquico, a menudo bajo la forma de despotismo ilustrado, cuyo lema era “todo para el pueblo pero sin el pueblo”. Sin embargo, las nuevas ideas políticas de la Ilustración inglesa (1688), como el parlamentarismo y la división de poderes, se extendieron por Europa, impulsando las revoluciones americana (1776) y francesa (1789). El espíritu revolucionario de la época condujo a la abolición del absolutismo y la sociedad feudal. Este movimiento culminó en el Imperio napoleónico en Francia y se propagó por Europa durante el siglo XIX, dando paso a las democracias parlamentarias burguesas.
Hacia mediados del siglo XVIII, Europa experimentó un crecimiento demográfico debido a la relativa paz, la mejora económica, el aumento de la productividad agrícola y los inicios de la Primera Revolución Industrial (1750-1840). Esto impactó en la estructura social: la vieja estructura estamental del absolutismo, que privilegiaba a la nobleza y al clero sobre la burguesía, los artesanos y los campesinos (Tercer Estado), comenzó a desaparecer. La burguesía adquirió poder económico y demandó derechos políticos.
En el Siglo de las Luces, la filosofía jugó un papel crucial al unir y fundamentar los esfuerzos por la emancipación del individuo, basada en una razón autónoma y crítica. El siglo comenzó con el empirismo de Hume, que planteó una nueva comprensión de la razón ilustrada, opuesta al racionalismo de Descartes, Spinoza y Leibniz. Hume defendía una razón supeditada a la experiencia. Paralelamente, surgió Jean-Jacques Rousseau, figura clave en la filosofía moral y política, considerado por Kant como el “Newton de la moral”. Estas corrientes de pensamiento culminaron en Immanuel Kant, quien realizó una síntesis superadora. Kant buscaba responder a la pregunta “¿qué es el hombre?”, lo que implicaba elaborar una Teoría del conocimiento que sintetizara el racionalismo y el empirismo, superando sus limitaciones (dogmatismo y escepticismo). Tras responder “¿qué puedo conocer?”, Kant abordó “¿qué debo hacer?” y “¿qué me cabe esperar?”.
A mediados del siglo XVI, Europa entró en una serie de crisis y cambios que se extendieron a lo largo del siglo XVII. En el plano social, se observó el desarrollo de la burguesía, y en el plano ideológico, surgió la necesidad de una nueva concepción del mundo basada en la razón. Los siglos XVII y XVIII fueron los siglos del racionalismo y del empirismo inglés.
Durante estos siglos, se consolidó el capitalismo, iniciado en los siglos XV y XVI. La riqueza se concentró en pocas manos, mientras aumentaba el número de desposeídos. Este proceso se intensificó en las ciudades, donde se produjeron levantamientos de campesinos y artesanos. La burguesía se alió con las monarquías contra la nobleza medieval, que se oponía al absolutismo. Para debilitar a la nobleza feudal, las monarquías favorecieron el desarrollo de la industria y el comercio, beneficiando a la burguesía. La expansión del comercio marítimo y colonial, junto con la afluencia de metales preciosos, impulsaron el capitalismo comercial. Surgieron las bolsas y las grandes compañías comerciales. En Inglaterra, la primera mitad del siglo XVII vio el surgimiento del capitalismo industrial, impulsado por una revolución en la industria. Los inventos en las técnicas marítimas, industriales y agrícolas fueron numerosos. Emergió la figura del capitalista emprendedor, que defendía la libertad individual y el valor de la razón frente a la autoridad. La burguesía creció en número e importancia, convirtiéndose en un adversario de la nobleza. El alza de precios la favoreció frente a otros grupos sociales. En general, la burguesía careció de “conciencia de clase” y se vinculó a la monarquía absoluta, con la que compartía intereses. Inglaterra y Holanda fueron excepciones, donde la burguesía tuvo un papel revolucionario.
El periodo se caracterizó por la inestabilidad y las crisis, manifestadas en guerras y revoluciones. Fue la época del expansionismo colonial, que llevó a los estados europeos a luchar en los mares. En Europa, se desarrolló la Guerra de los Treinta Años. Se formaron los Estados Modernos. También hubo luchas entre católicos y protestantes.