Portada » Lengua y literatura » Realismo y Naturalismo en la Literatura Española del Siglo XIX
El naturalismo es una corriente literaria que se desarrolló durante el último tercio del siglo XIX, fundamentalmente en Francia. Según los presupuestos naturalistas, el novelista, al igual que el científico, ha de experimentar con sus personajes para comprobar cómo se modifican sus reacciones según cambian las circunstancias y teniendo siempre en cuenta su particular condición biológica heredada (personajes tarados, alcohólicos embrutecidos o víctimas de patologías diversas, ya que estos casos permiten demostrar la influencia determinante de la herencia y el medio social en el comportamiento del individuo). En el naturalismo se extreman los rasgos del realismo. En España, la tendencia naturalista solo fue acogida en parte; en general, se rechazó el determinismo biológico en favor del libre albedrío.
Publicó «La Gaviota», saludada por la crítica como la primera novela realista española. Utiliza la técnica costumbrista al retratar personajes secundarios. Sus novelas resultan, en general, excesivamente moralizantes y sus personajes demasiado esquemáticos.
Es un representante de las novelas de tesis. Su obra más conocida es «El sombrero de tres picos».
En sus historias ambientadas en la montaña santanderina, como «El sabor de la tierruca», son novelas que comparten la exaltación del paisaje y la idealización de la vida sencilla y campesina, y en el estilo, el reflejo del habla popular.
Tenía otro concepto de la novela, que para él debía distraer y crear belleza. Utiliza la técnica epistolar en un relato sobre los amores de un joven seminarista.
Elige para sus narraciones la sórdida vida rural de Galicia. Es la mejor representante del naturalismo a modo hispánico. Su obra más conocida es «Los pazos de Ulloa».
Se acerca a la estética naturalista, con ambientes sórdidos y personajes de instintos primarios en sus novelas de la huerta valenciana, como «La barraca».
Es el novelista español más importante del siglo XIX. Para él, la ficción debe ofrecer una imagen de la vida y reproducir el ambiente de la España de su tiempo. Galdós escribió 77 novelas, a través de las cuales se puede reconstruir la vida española del XIX. Todo en ellas es producto de la observación directa de la realidad. En su primera época, escribió novelas de tesis en las que ataca el fanatismo religioso y la presencia del clero en asuntos públicos y privados, como «Doña Perfecta». El Galdós más característico es el de las novelas contemporáneas: veinticuatro obras en las que refleja el ambiente madrileño de la época. En ellas, Galdós ya no condena a sus personajes según sean sus ideas, sino que se limita a observarlos y analizarlos en su medio, incorporando para ello técnicas y procedimientos naturalistas. «Misericordia», quizá la más importante de este periodo, narra la historia de Benina, que sostiene con limosnas la casa de los señores para los que trabaja y que la despiden cuando la fortuna les sonríe. Los Episodios Nacionales son un conjunto de 46 novelas en las que Galdós se propuso contar la historia de España en el siglo XIX. Galdós es para muchos el mejor novelista español tras Cervantes, de quien obviamente heredó su capacidad de observación.
Fue un liberal republicano, defensor de la libertad de pensamiento y enemigo del fanatismo. En su obra destacan las narraciones breves con influencias naturalistas. Son conocidos sus cuentos, pero su obra cumbre es «La Regenta». Aunque el argumento es muy sencillo y recuerda a un folletín (triángulo amoroso de por medio, historia de adulterio y de la caída moral de la protagonista), las vidas cruzadas de Ana Ozores, Fermín de Pas y Álvaro Mesía son una forma de mostrar el relato moral y social de una ciudad provinciana y aburrida, y por extensión, de la España de la época: la hipocresía, la falsa religiosidad, los convencionalismos sociales, el poder de la Iglesia, la corrupción del clero y de la aristocracia o la inmoralidad son algunos de los aspectos denunciados por Clarín.