Portada » Lengua y literatura » Luces de Bohemia: Análisis de la Obra Maestra de Valle-Inclán
Lo que caracteriza a las Vanguardias es una voluntad manifiesta de ruptura con todo lo anterior basada en la experimentación continua. La invención de la fotografía libra al artista de la servidumbre de retratar la realidad de forma verosímil. De esta nueva forma de afrontar la realidad surgen diversos movimientos: el fauvismo (rasgos primitivistas, coloristas y expresivos) y el expresionismo (que va más allá de la realidad para indagar en el sentido trágico de la existencia, en una línea claustrofóbica y un ambiente opresivo).
El Novecentismo es un movimiento únicamente español. En su espíritu está la oposición de todo lo que tenga que ver con el siglo anterior. Los novecentistas dejan atrás la bohemia intelectual del pasado y proponen una europeización como garante del progreso, amén de dejar atrás el casticismo más zafio. Valle-Inclán está de acuerdo con el racionalismo, el antiromanticismo y la defensa de un arte de estilo cuidado. Otros movimientos vanguardistas que repercuten sobre la literatura son el creacionismo, el ultraísmo o el surrealismo.
Valle-Inclán, a pesar de ser de comportamiento excéntrico y apariencia estrafalaria, nunca pasó desapercibido. Hace de su existencia pura literatura en contraste con los más sobrios. Este era de carácter vehemente y ávido conversador en tertulias de los cafés madrileños, donde, en una discusión con el periodista y escritor Manuel Bueno, perdió el brazo izquierdo al intentar defenderse de un bastonazo.
Su talante inconformista, aunque con frecuencia contradictorio, le llevó a posicionarse abiertamente antiburgués. Con los años aumentó su vertiente izquierdista y se mostró partidario del socialismo y el comunismo.
Valle-Inclán destaca por su faceta de narrador y dramaturgo, a pesar de que escribió también algo de poesía y ensayo. En su producción podemos distinguir cuatro etapas:
Es adulador interesado y deja abandonado a su suerte al moribundo Max.
Valle-Inclán escribe un teatro cada vez más personal y poco convencional donde las acotaciones se convierten en pura literatura, dada su estilización y cuidado, los escenarios varían rápidamente y observamos múltiples personajes. Lo más importante es la profusa documentación del escritor y la construcción de un particular lenguaje, una especie de castellano de América arquetípico.
Se publica en el periódico España en 1920, y 4 años después se edita en libro con modificaciones. De paso, intensifica la denuncia social y política en la obra al tiempo que consigue aquilatar la estructura.
La historia es la de un dantesco viaje: la peregrinación nocturna de Max Estrella, andaluz hiperbólico, poeta ciego y arruinado que, guiado por su alter ego, don Latino de Hispalis, vaga por diversos lugares madrileños hasta morir, de regreso a casa, abandonado por su mezquino lazarillo.
Es adulador interesado y deja abandonado a su suerte al moribundo Max.
“Luces de Bohemia” es importante, entre otras cosas, por auspiciar el fenómeno literario del esperpento. Este supone una intención realista, una intensificación del Realismo del siglo anterior, que ahora se ve limitado para describir la sociedad grotesca de alrededor. El Realismo ponía frente a los personajes un espejo a lo largo del camino en el que se pudieran ver reflejados lo más objetivamente. Es precisamente ese espejo el que más se acerca en mostrar lo que es la España de la época: una pálida sombra de lo que son las potencias europeas, donde los héroes de antaño son ahora fantoches. Es un procedimiento de inspiración goyesca.
La estructura está formada por dos partes: de la 1 a la 12, y de la 13 a la 15. Es una estructura circular: Max sale de su casa en la escena inicial hablando de la muerte y vuelve, en efecto, para morir allí en la XII. Se comienza hablando del suicidio y éste acaece en la última escena.
El relato es breve (24 horas) y discurre más veloz a lo largo de las 12 primeras escenas pese a su longitud. Valle-Inclán apostaba por el dinamismo del cine, que acentúa el sentido trágico que desea provocar en el público. Este discurre en múltiples ambientes, por lo cual puede plantear diversos conflictos.
Se convierten en propias piezas literarias de gran plasticidad y frecuentemente tienen relación con indicaciones sobre la luz. El lenguaje es la pieza capital de la obra y soporte del esperpento. Valle-Inclán nos presenta una gran riqueza léxica desde los estratos más bajos hasta los más elevados. Valle-Inclán deja hablar a cada uno de sus personajes con un lenguaje adecuado a sus circunstancias, su condición y el momento. Algunos ejemplos de cada jerga:
La veracidad del lenguaje se une al coro y alimenta esa espiral creciente del esperpento.