Portada » Historia » La Restauración y el Reinado de Alfonso XIII: Historia de España
En 1875 se inició en España la Restauración, un nuevo período histórico que supuso la vuelta al trono de los Borbones en la persona de Alfonso XII, hijo de Isabel II. La Restauración fue posible gracias a Cánovas del Castillo, quien logró la abdicación de Isabel II en su hijo y el apoyo de la burguesía y del Ejército a la causa alfonsina. Cánovas redactó un manifiesto a la nación, donde prometía un gobierno constitucional. Poco después, un pronunciamiento militar del general Martínez Campos proclamaba rey de España a Alfonso XII. Tras su muerte, la Restauración se mantuvo durante la minoría de edad de su hijo Alfonso XIII, a través de la regencia de la reina María Cristina.
Se basó en dos pilares: la Constitución de 1876 y el turno pacífico de los partidos en el poder.
Los problemas principales del sistema de la Restauración fueron:
Se inició con una insurrección en Cuba en 1895, y otra en Filipinas en 1896, causadas por el descontento económico y la negativa española a conceder una administración autónoma. En su lucha contra España, los rebeldes contaron con el apoyo de Estados Unidos.
La guerra contra Estados Unidos se desarrolló en el Pacífico y en el Atlántico, donde las escuadras españolas fueron destrozadas por los cruceros americanos. España se vio obligada a pedir la paz, y por el Tratado de Paz de París (1898) reconoció la independencia de Cuba, Puerto Rico y Filipinas.
Estos hechos provocaron una honda crisis moral e ideológica y el nacimiento del regeneracionismo, un movimiento intelectual y político que pretendía acabar con la corrupción política y solucionar los graves problemas que padecía el país.
En 1902 accedió al trono Alfonso XIII. Al principio de su reinado continuó el sistema de la Restauración, pero en 1917 entró en crisis, provocando la dictadura militar de Primo de Rivera y la caída de la monarquía.
El turno de partidos se mantuvo hasta 1917, con Antonio Maura al frente del Partido Conservador y José Canalejas al frente del Partido Liberal. Ambos llevaron a cabo una política regeneracionista.
La guerra de Marruecos fue el principal problema del período. El Tratado de Algeciras (1906) permitió la división de Marruecos en dos protectorados. En 1909, la movilización de los reservistas catalanes originó violentos disturbios en Barcelona, la llamada Semana Trágica, cuya dura represión por el gobierno conservador de Maura provocó la ruptura del pacto de turno con los liberales.
Entre 1917 y 1923, numerosas crisis acabaron con el sistema de la Restauración.
La crisis de 1917 tuvo una triple dimensión:
El Gobierno solucionó la crisis, pero a costa de un fuerte deterioro político. Entre 1919 y 1923, la situación se agravó. Se sucedieron los gobiernos de concentración. El desastre de Annual en la guerra de Marruecos causó 10 000 muertos, provocando una enorme conmoción. La situación derivó en una grave crisis política que supuso la pérdida de autoridad del rey. Finalmente, el general Primo de Rivera dio un golpe de Estado (13 de septiembre de 1923) e impuso una dictadura.
Entre 1923 y 1925, Primo de Rivera gobernó al frente de un directorio militar, que suspendió la Constitución, disolvió las Cortes, prohibió los partidos políticos, reprimió el movimiento obrero y derrotó a los marroquíes tras el desembarco de Alhucemas (1925). Entre 1925 y 1930 implantó un directorio civil. Pero la repercusión de la crisis económica de 1929 provocó la dimisión de Primo de Rivera en 1930.
Se intentó entonces volver al sistema parlamentario. Pero el desprestigio del rey por su apoyo a la dictadura hizo que en las elecciones municipales de 1931 triunfasen los republicanos en las grandes ciudades. Obligado por estas circunstancias, Alfonso XIII abandonó el país y se proclamó la Segunda República Española el 14 de abril de 1931.