Portada » Geografía » La Revolución Industrial en España: Transformaciones y Distribución Espacial
La segunda Revolución Industrial se inició con el siglo XX y tuvo a los hidrocarburos y la electricidad como nueva base energética, así como al automóvil y, más tarde, el avión como muestra de la revolución del transporte; o al teléfono, la radio y la televisión como novedades en el ámbito de las comunicaciones. Las industrias más dinámicas fueron las de material de transporte, materiales eléctricos y química.
España se convirtió en un país plenamente industrializado, aunque sólo a partir de finales de los 50 (Plan de Estabilización de 1959, que favoreció la inversión extranjera). La estructura empresarial se caracterizaba por la convivencia de una fuerte presencia de empresas públicas (Instituto Nacional de Industria, INI), empresas multinacionales extranjeras y una gran cantidad de PYMEs. En cuanto a las regiones más favorecidas estaban Cataluña, Madrid, País Vasco y Comunidad Valenciana.
En la década de los 60 se dan los años del “desarrollismo”, que supuso un acelerón económico e industrial, que tuvo una clara repercusión en el espacio: como el gran y desordenado crecimiento de algunas ciudades (Madrid, Barcelona, Bilbao, Valladolid,…), o la urbanización de gran parte de la costa mediterránea. Esta fase se truncó bruscamente con la crisis del petróleo de mediados de los 70.
La tercera Revolución Industrial empezó hace más de dos décadas, asociada a las tecnologías de la información y la comunicación, y al desarrollo de las redes digitales, con especial crecimiento de sectores como el electrónico, informático y de las telecomunicaciones, además de la biotecnología o la fabricación de nuevos materiales sintéticos. También ha provocado importantes transformaciones en la industria española y en su distribución espacial, así como en la manera de organizarse.
En los últimos tiempos se han producido importantes cambios respecto a la forma en que las empresas industriales organizan su actividad:
Tradicionalmente, las industrias han tendido a localizarse en aquellos espacios en los que se puede obtener una mayor eficiencia productiva, que se conseguía con la proximidad de las fábricas a las materias primas y fuentes de energía. Con el tiempo la evolución de la tecnología, sobre todo de las relacionadas con la comunicación, se ha convertido en un factor de localización industrial.
La tendencia dominante constatada es la de la descentralización espacial (o difusión industrial), visible en el ámbito regional y el local. En general, estos serían los principales factores:
En cuanto al mantenimiento de las industrias de mayor nivel tecnológico y sus oficinas centrales en las grandes áreas urbanas, la explicación es que los trabajadores más cualificados, las instituciones de apoyo tecnológico (universidades y centros de investigación), los centros financieros, mejores infraestructuras (aeropuertos, por ejemplo), siguen concentrados en las grandes metrópolis. Por este motivo, los mapas que reflejan la localización de las industrias son muy diferentes según el tipo de actividad representado.
Estos factores nos muestran la siguiente distribución de la localización industrial en España:
La tendencia, pues, es a una distribución equilibrada de la industria por el territorio, aunque no desaparecen las desigualdades cualitativas: las industrias de mayor nivel tecnológico, que producen bienes de mayor calidad y rentas, siguen en las grandes ciudades y sus áreas metropolitanas.
En consecuencia, tenemos los siguientes paisajes industriales: