Portada » Lengua y literatura » La novela española de posguerra (1940-1960)
La producción durante la guerra civil es escasa, de urgencia y de mala calidad. Se abandonan las tendencias anteriores de la Generación del 98, la novecentista y la vanguardia. Se vive en un ambiente totalmente empobrecido, aislado totalmente de la cultura europea donde la censura jugaba un papel fundamental en las obras españolas, siendo estas censuradas en caso de difundir ideología en contra del régimen. Tras la guerra las obras de los escritores se centraban en la reflexión sobre España, dando una visión inventada sobre la patria, mezclando atracción y rechazo. En los años 40 se seguían diferentes tendencias:
Sigue la estética tradicional. Presenta algunas obras interesantes como las nuevas técnicas de Miguel Delibes en “La sombra del ciprés es alargada”.
Relata historias truculentas de ambiente bélico en muchos casos. Norrealismo áspero, de lenguaje expresivo, que refleja ambientes miserables. Son historias violentas y desgarradas. Para algunos esta tendencia es una versión española del existencialismo. Esta corriente se inició con autores que exaltaban la victoria bélica, pero C.J. Cela introduce un drama humano más hondo y no marcado por el maniqueísmo partidista: “La familia de Pascual Duarte”, asesino confeso y campesino extremeño que escribe su vida en la cárcel condenado a muerte, el protagonista mata a su madre al final culpándola de su mala suerte.
Se desarrolla paralelo al tremendismo y son novelas que giran en torno a la incertidumbre de los destinos humanos y la dificultad de comunicación personal. Son un reflejo amargo de la vida cotidiana. Sus temas son la soledad, la inadaptación, la frustración, la muerte… protagonizadas por personajes marginales, desarraigados, desorientados, angustiados. En estética tienden a la reducción de espacio y a prescindir de los artificios estilísticos. Obras clave son Nada de Carmen Laforet que describe un ambiente real de posguerra.
Los años 50 suponen el renacer de la novela española con una nueva generación de autores nueva y fructífera. C.J. Cela toma la delantera con “La Colmena” anticipando la novela social y de actitud crítica que fue censurada. Trata de una novela de protagonista colectivo en un ambiente de miseria donde viven los más de 300 personajes de todas las clases sociales. Destacan algunos personajes como Martín Marco, escritor pobre y desvalido y Doña Rosa la despreciable dueña del café entre otros. Se compone de 6 capítulos y un epílogo formados por secuencias separadas por un espacio en blanco donde se centra en el personaje o en varios y a menudo trata una composición simultánea: varias escenas a la vez. Novela abierta sin argumento sólido ni desenlace ejemplo de un relato objetivista pues el autor se limita a contar los hechos como un testigo imparcial a veces narrador omnisciente. El tiempo queda reducido a 3 días en una zona de Madrid, que simboliza toda España. Descripciones impresionistas del ambiente y los personajes que se definen por como son y lo que hacen. Variedad de tonos: frases brutales, ironía demoledora, risotada amargada. Testimonio social: un mundo de posguerra donde domina la insolidaridad.
Las novelas reflejan la realidad española y sirven como denuncia de las injusticias sociales. Se caracterizan por: el objetivismo, el narrador se limita a contar los hechos y predomina el diálogo; protagonista colectivo, desarrollo breve de la acción en espacios reducidos, concentración temporal, preocupación por acercarse a la realidad para reflejarla fielmente y el deseo de transformación social.
Como temas destacan el mundo de lo cotidiano, la soledad y la incomunicación del individuo en una sociedad provinciana, la visión crítica del pensamiento y la cultura de la época. Se distinguen dos grandes enfoques: el objetivismo, que tiene como modelo a la narrativa conductista americana y el “nouveao Román” francés y el realismo crítico, con una intención social más explícita.
Es difícil de encuadrar a Miguel Delibes en esta época, al igual que Cela, pero Juan Goytisolo es el autor más importante, representante del realismo crítico. La novela que tuvo mayor repercusión fue “El Jarama” de Ferlosio.
También surgieron tendencias en oposición al realismo dominante como novelas metafísicas que trascienden la realidad de modo simbólico.
Durante los años 60 el realismo social será sustituido por literatura experimental o neovanguardismo. Los novelistas ya no creen que sus obras vayan a tener repercusión social directa aunque no falta la intención crítica. En 1962, Luis Martín-Santos publica “Tiempo de silencio” que influye poderosamente en los novelistas españoles. En la novela experimental destacan las siguientes características:
Como autor destacable se encuentra Delibes con su obra Cinco horas con Mario, monólogo en el que una mujer vela a su marido recién fallecido durante una noche en la que recuerdan las culpabilidades que compusieron sus vidas. También destacó Cela con San Camilo y Juan Goytisolo con Señas de identidad que alberga todas las innovaciones posibles.