Portada » Español » Romanticismo e Ilustración: Movimientos Culturales Clave
Se produce la Revolución Industrial: maquinismo y surgimiento de las primeras empresas, lo que provoca la aparición del proletariado. Desaparecen los estamentos sociales y aparecen las clases. Napoleón conquista gran parte del territorio europeo e intenta exportar su modelo de revolución. Tras la caída de Napoleón hay un intento de volver al Antiguo Régimen, lo que provoca tensiones con la burguesía. Triunfa la burguesía liberal, pero va perdiendo su carácter progresista por la amenaza del proletariado. Surgen los nacionalismos como resultado de las conquistas napoleónicas.
Liberalismo, prolongación de la Ilustración, defiende las libertades individuales. El Romanticismo surge como consecuencia de una crisis, la del racionalismo. Es una crítica contra el mundo burgués, manifiesta su descontento por el triunfo de la burguesía. El Romanticismo alcanza su apogeo en 1835-40, nos encontramos con: Romanticismo liberal (Larra, Espronceda) y Romanticismo tradicional (Zorrilla, Duque de Rivas).
Todo lo contrario al neoclasicismo: rebeldía contra las reglas clásicas, desarrollo de temas que antes se habían ocultado como el suicidio, rechazo de los modelos porque implican sometimiento, se busca el predominio de la creatividad humana.
Estilo: importancia de la connotación de las palabras, sustantivos y adjetivos en el campo semántico del amor, dolor, insatisfacción, muerte, etc., gusto especial por los arcaísmos.
Revive el nombre de Ilustración el movimiento cultural e ideológico que renueva profundamente el pensamiento y la mentalidad a lo largo del siglo XVIII o Siglo de las Luces. La Ilustración se define por el deseo de saber, de este modo los rasgos típicos son:
Fundamento del conocimiento se encuentra en la razón y no en instancias superiores como Dios, la tradición, etc. La fundamentación racional del saber favorece lógicamente el desarrollo científico y técnico.
Los avances científico-técnicos, el ansia de saber y las reformas sociales deben tener como guía el ser más útiles para la comunidad. Frente a las concepciones religiosas y metafísicas de tiempos anteriores, se impone ahora una concepción materialista y burguesa del mundo, lo cual lo importante es aquello que es útil. Esto implica también un cambio de valores morales: la virtud se relaciona ahora con la utilidad.
El dominio de la naturaleza hace dueño de su futuro al hombre, que puede progresar indefinidamente. Esta nueva utopía permite albergar la esperanza de una mejora constante de las condiciones de vida, tanto materiales como espirituales, que ha de hacer posible la felicidad en la Tierra.
La razón se aplica también a esferas del conocimiento no estrictamente materiales, como la filosofía, el derecho, etc. En estos campos se abandona la idea de que existen verdades absolutas y se insiste en el concepto de que algo es más humano cuando más confortable está en la naturaleza.
Los ilustrados aspiran a que sus ideales tengan una concreción práctica en la realidad, por lo que proponen reformas sociales, económicas y políticas que los hagan posibles. La ideología ilustrada y el despotismo ilustrado son inseparables, puesto que éste es la formulación política de aquélla.
Muchas de las obras del siglo XVIII tienen un carácter doctrinal y pretenden difundir las ideas ilustradas o contribuir a reformar la sociedad del momento. La mayoría de estos textos están en prosa.
En esta centuria aparecen periódicos, revistas especializadas y la literatura por entregas.
La prosa de ficción es escasa, perviven algunos géneros del pasado y se publican algunos libros de viajes. La prosa estrictamente narrativa desaparece. Aun así, merecen ser destacados algunos escritores:
Su obra literaria mantiene cierto estilo barroco. Su obra más importante es una especie de autobiografía novelada: Vida, ascendencia, nacimiento, crianza y aventuras del doctor don Diego de Torres Villarroel.
Publicó a mediados de siglo una especie de novela satírica titulada: Historia del famoso predicador fray Gerundio de Campazas, alias Zotes, con objeto de ridiculizar la retórica eclesiástica barroca.
Sin duda, el género literario en prosa preferido por los escritores de la Ilustración es el ensayo. Como es natural en el género, es muy variable en los temas y el estilo según cada autor. Con sus ensayos, los autores pretendían transmitir las ideas del Siglo de las Luces. Los ensayistas más destacados son:
Hombre ilustrado que en su obra Cartas eruditas y curiosas ataca las supersticiones y las opiniones sin base científica, y postula la razón y la experiencia como bases de la ciencia.
Destaca como autor de la Poética más importante del XVIII. En esta obra distingue entre poesía épica, lírica y dramática.
Poeta, dramaturgo y prosista, destacó por su prosa literaria. En este género destacan: Los eruditos a la violeta y Noches lúgubres.
El más representativo de la Ilustración española. En sus textos en prosa presenta su preocupación por los problemas más importantes del país y expone sus ideas de reforma para solventarlos. Entre estas obras de carácter didáctico podríamos citar: Memorias sobre la educación pública (1802), obra representativa de su permanente preocupación pedagógica.