Portada » Filosofía » El Método Cartesiano: La Duda Metódica y la Búsqueda de la Verdad
René Descartes, pensador francés del siglo XVII, se propuso comprender cómo el ser humano alcanza el conocimiento. Junto a los ilustrados, Descartes apostó por la razón como guía para el progreso, considerando que la búsqueda del conocimiento era el verdadero camino hacia el avance humano. Su objetivo filosófico principal fue descubrir cómo el ser humano llega al saber, buscando establecer un sistema de verdades universales. Esta inquietud surgió de la decepción generalizada tras la caída de los ejes de referencia de la época: la Iglesia con la Reforma y la ciencia con el paso al heliocentrismo. Estos cambios generaron incertidumbre en la sociedad, y Descartes buscó proporcionar un método para alcanzar la verdad de manera indubitable. Para ello, creó la duda metódica.
La duda metódica es el sistema que Descartes desarrolló para llegar a verdades inmutables y universales. Este método se basó en dos pilares: las matemáticas y el método de deducción-composición de la escuela de Padua y Galileo. Las dudas cartesianas se caracterizan por ser constructivas, ya que se utilizan como herramientas para alcanzar la verdad, no como un fin en sí mismas, diferenciándose así del escepticismo.
Descartes aplicó la duda a todo lo que había aprendido, considerando real solo aquello que resistiera su análisis. Estas dudas se aplican en diferentes fases, durante las cuales Descartes se aferra a una moral provisional, un conjunto de normas mínimas que le permiten actuar mientras descubre y diferencia lo verdadero de lo falso. Para Descartes, la razón no tiene límites, lo que implica que el ser humano puede, en principio, conocerlo todo.
Para aplicar el método, Descartes estableció una serie de reglas:
Descartes identifica dos facultades para aplicar la razón a estas reglas:
Para alcanzar la verdad, Descartes aplica la duda en diferentes etapas:
Descartes busca verdades evidentes, aquellas sobre las que se tenga certeza metafísica. Considera que muchas de nuestras creencias son resultado de la costumbre y la educación, no de un análisis racional. Para construir la ciencia, se necesita una certeza que vaya más allá de la experiencia, una certeza metafísica basada en verdades claras y distintas, tan evidentes que no se pueda concebir su falsedad.
La duda metódica busca precisamente estas verdades. Descartes duda de la información de los sentidos, de sus cálculos, de sus pensamientos, y en este proceso de duda radical encuentra su primera verdad: Pienso, luego existo. A partir de esta primera certeza, deduce la existencia del alma como sustancia pensante distinta del cuerpo y la existencia de Dios como ser perfecto.
Descartes se opone al empirismo y añade un nuevo tipo de ideas: las ideas innatas. Estas ideas son inherentes a la razón humana, no provienen de la experiencia, y son verdaderas por naturaleza. Descartes distingue tres tipos de ideas:
La idea de Dios como ser perfecto es fundamental en el sistema cartesiano. Descartes argumenta que la idea de perfección no puede provenir de nosotros, que somos imperfectos, por lo que debe tener su origen en un ser perfecto, Dios. Dios es el garante de la verdad y el fundamento del conocimiento.
El método cartesiano busca la verdad a través de la duda metódica y la razón. La verdad debe ser evidente, clara, distinta y captada por la intuición. Este método se aplica a todas las áreas del conocimiento, comenzando por la metafísica. La consecuencia de este enfoque es que la realidad se vuelve subjetiva, centrada en el sujeto pensante. Solo existe certeza dentro de la propia mente.