Portada » Lengua y literatura » Análisis del Amor en los Tiempos del Cólera
Jeremiah, protegido del Dr. Urbino, jugaba ajedrez con él en el Café de la Parroquia. Fue encontrado muerto en su casa por emanaciones de ácido fotográfico.
Fermina Daza, esposa del Dr. Juvenal Urbino, amaba a los animales desde su niñez. Su favorito era un loro que sobrevivió al ataque de otro animal que mató al resto de sus mascotas.
El loro se escapó de su jaula. Tras días de búsqueda, el doctor lo vio en un árbol. Al subir a una escalera para alcanzarlo, cayó y murió, pensando en cuánto había amado a su esposa.
Fermina estaba inconsolable. Florentino Ariza, presente durante el velorio, le declaró su amor eterno. Ella lo rechazó con vehemencia.
Florentino conoció a Fermina, el amor de su vida, cuando ella tenía 13 años y le enseñaba a leer a su tía en el jardín de su casa. Investigó su nombre y la observaba durante horas desde el parque frente a su casa, fingiendo leer un libro.
Su tía, Escolástica, y Fermina notaron su presencia. Florentino escribió una larga carta de 70 folios. Impaciente, le preguntó a Fermina si podía entregarle una carta. Ella le dijo que debía hablar con su padre.
Finalmente, Fermina aceptó la carta, aunque Florentino la acortó por consejo de su madre. Desesperado por su falta de respuesta, comía gardenias que le recordaban a Fermina. Su madre, Tránsito Ariza, creía que estaba enfermo, pero sabía que solo estaba enamorado.
Un día, Fermina cambió de lugar su silla, indicando que Florentino debía recoger su respuesta. Así, su amor crecía a pesar de la distancia.
Llamaron al padre de Fermina de la escuela: habían descubierto a Fermina escribiéndole una carta a Florentino y la expulsaron. Indignado, el padre la sacó del pueblo para que olvidara ese amor «imposible», e incluso echó a Escolástica de la casa.
El viaje duró tres años. Hildebranda, prima de Fermina, la acompañó. Florentino y Fermina mantenían contacto a través de cartas secretas.
Florentino supo de su regreso. Un día, la vio en el Café de la Parroquia, en la Plaza de la Catedral, con Gala Placida, la sirvienta. La siguió entre la multitud y le susurró al oído que ese no era lugar para una «diosa coronada». Fermina se volteó y lo llamó «pobre hombre». Decepcionada, se dio cuenta de su autoengaño. Florentino intentó hablar, pero Fermina lo rechazó, borrándolo de su vida.
Le envió una carta con Gala Placida, terminando la relación, devolviéndole sus cartas y pidiéndole las suyas junto con una trenza que le había regalado. Florentino, desesperado, le devolvió todo menos la trenza, esperando que Fermina la recogiera, pero ella no lo hizo.
El Dr. Urbino, respetado por su lucha contra el cólera y sus obras de caridad, recibió una llamada de la casa de Fermina, quien presentaba síntomas que resultaron ser una infección intestinal. Quedó prendado de ella y comenzó a cortejarla con cartas, con la aprobación de Lorenzo Daza.
Fermina decidió casarse con Juvenal un día que Hildebranda coqueteaba con él. Se fueron de luna de miel a París, dejando a Florentino devastado.
Durante la ausencia de Fermina, Tránsito Ariza consiguió a Florentino un trabajo en la compañía naviera de su tío, León XII. Allí, una mujer misteriosa lo sedujo, y luego tuvo un romance con la Viuda de Nazareth, quien se alojaba en su casa. Florentino usó estas relaciones para intentar olvidar a Fermina.
Fermina regresó embarazada y más madura. Florentino, aunque sorprendido, no le importó su estado civil. Tuvo un romance con Olimpia Zuleta, a quien marcó con pintura roja. El esposo de Olimpia la descubrió y la asesinó.
Tras la muerte de su madre, Florentino se refugió en la lectura. Corrieron rumores, ciertos, de la infidelidad de Juvenal con Bárbara Lynch. Fermina, al enterarse, se fue a vivir un tiempo con Hildebranda. Florentino, ahora Gerente General de la Compañía Fluvial del Caribe, se sintió atraído por América Vicuña, una niña que le recordaba a Fermina.
Tras la muerte de Juvenal, Florentino pagó los gastos del funeral y reiteró su promesa de amor a Fermina. Desolada, Fermina comenzó a escribirle cartas a Florentino, reviviendo su antiguo romance. Se veían una vez por semana, luego todos los días. En un viaje, Fermina se dio cuenta de que Florentino era el amor de su vida.
La obra gira en torno al triángulo amoroso entre Fermina, Florentino y Juvenal, generando situaciones complejas y gratificantes.
La perseverancia de Florentino Ariza, quien nunca olvidó a Fermina a pesar de su rechazo, lo llevó a lograr su objetivo.
Juvenal Urbino de la Calle: Doctor que erradicó el cólera en su pueblo. De edad avanzada, usaba bastón y chaleco largo. Barba y cabello grisáceos. En su juventud, era un soltero codiciado por su trato amable y labor humanitaria. Esposo de Fermina Daza. No le gustaban los animales.
Florentino Ariza: Cabello oscuro, algo largo hacia atrás. Usaba lentes por miopía. Sufría de estreñimiento crónico. Vestía de forma sombría. Amante de la escritura y la poesía amorosa. Enamorado perdidamente de Fermina Daza.
Fermina Daza: Ojos almendrados, cabello rubio largo, siempre peinado en una trenza. De buena familia. Esposa de Juvenal Urbino, pero enamorada de Florentino Ariza. Amante de los animales y las flores. Poseía un olfato excepcional.