Portada » Filosofía » Santo Tomás de Aquino y Guillermo de Ockham: Filosofía Medieval
Para Santo Tomás de Aquino, la razón y la fe son complementarias y necesarias, donde la razón sirve a la fe. En otras palabras, la filosofía está al servicio de la teología, y a través de ella se puede comprender la existencia de Dios y la lógica de la fe.
Santo Tomás basa su enseñanza del cristianismo en la concepción aristotélica del Ser y del Hombre, aplicando la Teoría Hilemórfica (materia y forma, potencia y acto, cuerpo y alma, y las cuatro causas).
Sin embargo, rechaza la idea aristotélica de la mortalidad del alma y la eternidad del mundo. Para Santo Tomás, el alma es inmortal y el mundo depende de Dios.
Al igual que Aristóteles, Santo Tomás cree que todo conocimiento comienza en los sentidos. Por lo tanto, la demostración de la existencia de Dios debe partir de las criaturas (un camino «de abajo hacia arriba»). Por este motivo, la demostración es a-posteriori.
Para Santo Tomás, es necesario demostrar la existencia de Dios, ya que no es una verdad evidente como creía San Anselmo.
Partiendo de la idea aristotélica del Motor Inmóvil, Santo Tomás elabora cinco vías para demostrar la necesidad de la existencia de un ser superior, un motor inmóvil que ordena todo, al que llamamos Dios.
Esta vía se deduce del movimiento de los objetos. Distingue entre Acto (lo que una cosa es) y Potencia (lo que una cosa puede llegar a ser). Un mismo ente no puede ser movido y mover al mismo tiempo. Todo lo que se mueve es movido por otro, iniciando una cadena de movimiento que, aunque parezca infinita, debe partir de un Primer Motor inmóvil, identificado con Dios.
La existencia de Dios también deriva de la causa eficiente. Todo objeto está limitado por su forma, por lo que no es eterno sino causado. Se inicia una búsqueda de causas que termina en una Causa Incausada, identificada con Dios, creador de todo.
Dios se deduce de lo contingente (lo que puede ser o no ser). Las cosas pueden existir o no, pero es imposible que exista eternamente algo que pueda no existir. Por lo tanto, debe existir un Ser Necesario, identificado con Dios, que es esencia y existencia.
Las ideas están jerarquizadas, pero todas tienen su causa en algo más perfecto. Ese ser se identifica con Dios. Las ideas de Bondad, Verdad, Belleza, Justicia, etc., son atributos divinos y, por lo tanto, perfectas. Al conocerlas, conocemos a Dios en parte, lo que demuestra su existencia.
Las cosas están ordenadas y obran de acuerdo a un fin supremo. Este orden solo es posible si hay una aspiración hacia una Causa Final inteligente que ordena todo. Esa causa final se identifica con Dios.
Santo Tomás concibe al ser humano de forma similar a Aristóteles, con la diferencia de que cree en la inmortalidad del alma, que puede subsistir fuera del cuerpo después de la muerte.
En la Summa Teológica, el formato del texto se divide en tres partes: Presentación del problema, Argumentación de Santo Tomás y Conclusión.
Nació en Ockham en 1280 y murió en Munich en 1349. Fue un fraile franciscano, filósofo y lógico escolástico que cuestionó el devenir de su corriente. Sus obras fueron controvertidas, y fue excomulgado por herejía.
Ockham criticó la falta de unión entre el cristianismo y el pensamiento grecolatino en la escolástica. Separó radicalmente la fe y la razón, la filosofía de la teología, permitiendo que la filosofía se independizara y se abriera a otros campos como el de la naturaleza.
La Navaja de Ockham es un principio de economía que simplifica las explicaciones eliminando entes superfluos. Reduce a lo concreto y singular lo que existe fuera del alma. No existen universales.
Ockham prioriza la experiencia (conocimiento intuitivo) y es nominalista, negando la existencia de universales. Su pensamiento es voluntarista respecto a Dios, quien es omnipotente. Critica la metafísica tradicional, negando conceptos como sustancia, causa, esencia y existencia, así como las pruebas de la existencia de Dios y la inmortalidad del alma. Su objetivo era separar la Iglesia del Estado.