Portada » Historia » La Guerra de la Independencia Española (1808-1814)
Godoy firmó con Napoleón el Tratado de Fontainebleau, que autorizaba a los ejércitos napoleónicos a atravesar España para atacar Portugal. A cambio, Portugal se repartiría entre España y Francia, y Godoy obtendría su propio principado. Desde inicios de 1808, los franceses atravesaron los Pirineos y se situaron en puntos estratégicos, desplegándose por todo el territorio español. Esta presencia francesa fue aceptada por los Borbones, pero no por el pueblo español, que comenzó a sentirse invadido.
El 18 de marzo de 1808 se produjo el Motín de Aranjuez, donde se encontraba la familia real aconsejada por Godoy. Tuvo una gran participación popular, pero fueron la nobleza y el clero quienes lo organizaron, pidiendo la destitución de Godoy y la abdicación del rey Carlos IV en su hijo Fernando. Los amotinados lograron sus objetivos. Carlos IV escribió una carta a Napoleón pidiendo ayuda para recuperar el trono. Napoleón decidió entonces ocupar el trono español y anexionar España a Francia.
Carlos IV y Fernando VII fueron llamados a Bayona, donde Fernando abdicó en su padre y este en Napoleón, quien a su vez nombró rey a su hermano José Bonaparte.
Napoleón nombró a José Bonaparte rey y convocó a las Cortes para ratificarlo y aprobar una constitución que acabara con el Antiguo Régimen. Esta constitución sería conocida como el Estatuto de Bayona, una pseudoconstitución o Carta Otorgada:
José I se encargó de llevar a cabo diversas reformas modernizadoras, como la abolición del régimen señorial y la desamortización de algunas tierras. Sin embargo, tuvo pocos apoyos y fue muy incomprendido. Para la mayoría de los españoles era un rey ilegítimo y extranjero que se mantenía en el cargo solo por la fuerza. Además, todas sus actuaciones estaban subordinadas a las necesidades de Napoleón, y la violenta actuación de las tropas francesas puso al pueblo en su contra.
El 2 de mayo de 1808, la poca familia real restante en Madrid se preparaba para marcharse a Bayona. Una multitud se congregó en el Palacio Real para evitar su partida y, de manera espontánea, comenzó a enfrentarse a los franceses. Los franceses reprimieron la revuelta al mando del General Murat. A partir de ese momento, el ejemplo se extendió al resto del país y surgieron las Juntas de Defensa en lugares donde la población se había levantado contra los franceses para organizar la defensa del territorio y cubrir el vacío de poder. Las primeras juntas fueron locales, formadas por nobles, militares y clérigos. Después, ante la necesidad de coordinación, se convirtieron en juntas provinciales, que:
Las juntas provinciales se coordinaron a través de la Junta Suprema Central, que:
La Junta Suprema reconoció a Fernando VII como rey legítimo. Conforme los franceses iban adquiriendo territorios, la Junta Suprema se trasladó a Sevilla y, en 1810, a Cádiz. Los ingleses aconsejaron cambiar el nombre a Consejo de Regencia. En teoría, el poder oficial era de José I, pero existía un poder oficioso: el de las Juntas.
Napoleón creyó que sería una guerra corta. Sin embargo, dos hechos iniciales frenaron su avance:
Estos hechos impidieron la conquista total del territorio por parte de los franceses y obligaron a José I a abandonar Madrid. Gran parte del ejército francés se replegó hacia el norte del Ebro. Napoleón decidió entonces viajar al norte de España para dirigir la contraofensiva, acompañado de 250.000 soldados. En cuatro semanas recuperó gran parte del territorio perdido y José I volvió a Madrid (1809). Parecía que Napoleón sería imparable, pero entonces surgieron las guerrillas (pequeñas partidas locales de 30-50 hombres). Se calcula que hubo entre 50.000 y 60.000 guerrilleros, labradores, artesanos, clérigos y militares que dirigían estos grupos. Su estrategia se basaba en el ataque sorpresa, desgastando a los franceses. La guerrilla era difícil de detener, ya que conocían mucho mejor el terreno y contaban con la ayuda del pueblo.
En 1812, la guerra se vio afectada por la campaña de Napoleón en Rusia, que retiró muchos soldados de la península ibérica. Los ingleses enviaron tropas para ayudar a España al mando del general Wellington. Todo esto desembocó en la derrota francesa en Arapiles (1812). Napoleón decidió pactar el fin de la guerra mediante el Tratado de Valençay, que permitió la vuelta de Fernando VII.