Portada » Español » Análisis de los personajes y la narrativa en Don Quijote de la Mancha
Los caballeros andantes, especialmente los que derivan del Amadís de Gaula, tienen la condición de amantes corteses, o sea, de servidores de amor. Sin embargo, carecen del componente del amor adúltero a una «midons», pues Amadís le es fiel a Oriana y leal a su reino. Este es el principal modelo de Don Quijote, y así como Amadís adopta el nombre de Beltenebrós para hacer penitencia en la Peña Pobre, Don Quijote se dirige a Sierra Morena con el mismo fin. Del mismo modo, aquellas damas, tan sublimadas y distantes, encuentran su correspondencia en Dulcinea: una entelequia con atributos corteses que Don Quijote sublima a partir de una joven real. Por lo mismo, cuando dudan de la existencia de Dulcinea o de que sea la más excelsa, equiparable a cualquiera de las heroínas librescas, se reverdece la causa de la locura del protagonista, cuyo carácter colérico-melancólico ya era proclive a dichas desmesuras, sea en la vertiente caballeresca, sea en la cortés.
Cervantes se inventa la figura del historiador arábigo Cide Hamete Benengeli en el capítulo VIII de la Primera Parte al fingir haberse encontrado en el mercado de Toledo un manuscrito árabe que continúa la historia interrumpida en los Anales de la Mancha. Como está en árabe, Cervantes se la hace traducir a un morisco, por lo cual, el texto que le llega al lector ha sufrido dos mediaciones. La crónica del árabe es fiel y detallista, a veces hasta extremos inverosímiles, por lo que Cervantes tiene que hacerle algunas observaciones y, de paso, le atribuye cualquier tinte de inverosimilitud. Para sí, en cambio, Cervantes se reserva los otros registros. Este procedimiento de recurrir a un segundo autor ya era conocido y lo utiliza principalmente en la Segunda Parte, no solo para narrar la historia, sino también para algunos excursos y opiniones sobre la verdad literaria, la veracidad y la verosimilitud.
El lenguaje de Don Quijote es culto, libresco y plagado de arcaísmos. En contraste, Sancho se caracteriza por sus coloquialismos, vulgarismos y abuso de refranes. Los registros lingüísticos del caballero están vinculados a sus estados de demencia o lucidez: durante sus paroxismos, habla como los libros de caballerías; cuando recupera la lucidez, suele razonar admirablemente, utilizando un registro lingüístico normal. También se aprecia cómo, a lo largo del libro, y especialmente en la Segunda Parte, Sancho va asimilando algunas palabras y giros de su amo, aunque también se le aprecian no pocas prevaricaciones lingüísticas.
¿Quién es Cide Hamete Benengeli? Es el historiador arábigo al que Cervantes recurre como segundo autor, utilizándolo en la Segunda Parte no solo para narrar la historia, sino también para contrastar sus opiniones sobre la verdad literaria, la veracidad y la verosimilitud.
¿Cuándo aparece? En el capítulo VIII de la Primera Parte, cuando Cervantes finge haber encontrado un manuscrito árabe en el mercado de Toledo que continúa la historia. Este manuscrito, traducido por un morisco, da lugar a la doble mediación del texto.
¿Qué función cumple? Su crónica, fiel y detallista, a veces inverosímil, permite a Cervantes distanciarse y presentar alternativas narrativas más razonables.
La motivación de Sancho para acompañar a Don Quijote en la primera salida va evolucionando. A pesar de su interés, no hubiese salido con un hidalgo empobrecido y delirante si no llegara a apreciarlo. Prueba de ello es su renuncia al gobierno de la ínsula Barataria y la toma de conciencia de su condición tras el encuentro con Ricote. Cuando son hollados por la piara (II, 68), Sancho, que ya ha asumido su rol novelesco, quiere vengarse. Poco después, le plantea a Don Quijote que se hagan pastores, acogiéndose a otro modelo literario.
Primera salida: Don Quijote cabalga solo, cerca de su casa, vela las armas para autoproclamarse caballero andante en la venta y regresa pronto.
Segunda salida: Acompañado por Sancho, regresa enfermo, pero sin renunciar a su ideal.
Tercera salida (Segunda Parte): Llegan a Barcelona y, derrotado, Don Quijote jura al Caballero de la Blanca Luna desistir de sus ideales.