Portada » Filosofía » La Crítica de Hume al Principio de Causalidad
David Hume, filósofo empirista contemporáneo de Newton y Adam Smith, autor del Tratado de la Naturaleza Humana (posteriormente resumido en un Compendio), desarrolló una nueva ciencia del hombre. Esta ciencia busca indagar en la naturaleza humana a través de la experiencia, explicándola mediante la teoría de la causalidad.
La crítica al principio de causalidad es central en la filosofía de Hume. Desde su perspectiva empirista, cada idea compleja se origina en ideas más simples, que a su vez derivan de impresiones sensoriales. Hume argumenta que la idea de causa carece de base científica, fundamentándose en hábitos y creencias naturales.
Imaginemos una mesa de billar: la bola A golpea a la bola B, que inicialmente está en reposo. Tras el impacto, la bola B se mueve. Hume plantea que si nunca hubiésemos presenciado un evento similar, seríamos incapaces de predecir el movimiento de la bola B. La idea de causa surge de experiencias previas que nos permiten asociar el choque de las bolas con el movimiento posterior. Esta operación mental de asociación se denomina inferencia.
Hume afirma que la experiencia nos informa sobre tres aspectos:
Estas tres circunstancias nos llevan a creer en una conexión necesaria entre causa y efecto. Nos anticipamos a los eventos porque asumimos que el futuro replicará el pasado. Somos criaturas de costumbres, nuestra mente busca regularidades y permanencia. Hume, sin embargo, sostiene que el conocimiento absoluto de los hechos es imposible. Comprende que las personas piensen así para evitar la incertidumbre, pero lo razonable sería esperar y observar. Solemos adelantarnos, creyendo en una relación necesaria, pero nos equivocamos. Por muchas experiencias pasadas, nunca podemos saber con certeza qué ocurrirá en el futuro. El sol sale por el este… ¿y si mañana no lo hiciera? Aunque confiamos en que sí, tal vez mañana nos sorprendamos.