Portada » Historia » España en el Siglo XVIII: Economía, Ilustración y Despotismo Ilustrado
La agricultura era la principal actividad económica. El aumento de la producción se consiguió ampliando las tierras cultivadas e introduciendo nuevos cultivos, como el maíz o la patata, pero sin mejoras técnicas. El principal obstáculo era el régimen de propiedad, concentrada en manos de la Iglesia, la nobleza, la Corona y los municipios. Un proyecto de Ley Agraria (Campomanes, Olavide y Jovellanos) fracasó. Hubo medidas como el decreto de libertad de precios y circulación del trigo (1765), la colonización de Sierra Morena, la construcción de canales de regadío y el arrendamiento de tierras comunales, pero fueron insuficientes.
La industria era escasa y orientada a mercados locales. Los oficios artesanales se liberaron del control de los gremios en 1772, permitiendo la libre competencia. En 1783 se estableció la honorabilidad de todos los oficios y en 1790 se eliminó el examen gremial. Se crearon Reales Fábricas de artículos de lujo (tapices, porcelana, cristal) para evitar su importación. Se fomentó la construcción naval en astilleros reales (Cádiz, El Ferrol, Cartagena) para el comercio marítimo, la flota de guerra y la defensa de las colonias. En 1778, Carlos III estableció el libre comercio entre todos los puertos españoles y el imperio colonial.
Cataluña experimentó un crecimiento económico y demográfico superior al resto de España. El campesinado pudo orientar su producción al mercado, aumentando la demanda de manufacturas. La industria avanzó gracias a la producción de tejidos de algodón («indianas»), beneficiadas por medidas proteccionistas y la apertura de los mercados americanos.
La Ilustración, un movimiento intelectual y cultural europeo del siglo XVIII, se caracterizó por su espíritu crítico, la confianza en la razón y el progreso. Su difusión en España fue lenta y difícil por la ausencia de una burguesía importante y el peso de la Iglesia. Los ilustrados, un grupo minoritario, criticaron los privilegios de la nobleza y el clero, buscando reformas económicas. Campomanes, Floridablanca, Aranda y Jovellanos fueron algunos de los principales ilustrados españoles.
Carlos III implementó el despotismo ilustrado, conciliando el absolutismo monárquico con el reformismo ilustrado, sin cuestionar las bases del Antiguo Régimen. Su lema: «todo para el pueblo, pero sin el pueblo». Tras el motín de Esquilache, Aranda, Floridablanca y Campomanes implementaron reformas. Se emitió deuda pública (vales reales) y se creó el Banco de San Carlos (1782). En agricultura, se buscó aumentar la producción. El decreto de libertad de precios del trigo (1765) fue insuficiente. El proyecto de Ley Agraria fracasó. Se colonizó Sierra Morena y se limitaron los privilegios de la Mesta. Se crearon las Reales Fábricas y se suprimió el monopolio de los gremios. Las medidas industriales no tuvieron éxito por falta de inversión privada. En 1783, se declararon honestas todas las profesiones. En 1778 se liberalizó el comercio con América. Se estimuló la educación y la ciencia. Tras la expulsión de los jesuitas (1767), se reorganizó el sistema educativo, creando escuelas estatales no religiosas. Las Sociedades Económicas de Amigos del País divulgaron inventos e innovaciones técnicas.