Portada » Historia » Historia de España: De la II República a la Transición
Este periodo se caracterizó por la coalición de las fuerzas de derecha, lideradas por los Radicales y la CEDA. Obtuvieron una victoria electoral favorecida por la disgregación de los partidos de izquierda y la abstención anarquista. Con el liderazgo de Lerroux, esta etapa inicial estuvo marcada por tensiones y conflictividad.
La CEDA se consolidó como fuerza política dominante, especialmente ante el aumento de la conflictividad laboral. Simultáneamente, la Falange Española se fortaleció y se fusionó con las JONS, lideradas por Ramiro Ledesma, adoptando tácticas violentas para alcanzar sus objetivos políticos.
En respuesta a las tendencias más radicales, los republicanos se unieron en un nuevo partido: Izquierda Republicana, bajo la dirección de Manuel Azaña. A su vez, la UGT y el PSOE se radicalizaron por temor al avance del fascismo.
El nuevo gobierno implementó reformas para revertir las medidas más revolucionarias del periodo anterior:
La Revolución de Asturias fue el resultado de una alianza obrera que buscaba combatir el avance del fascismo y promover la creación de una república federal socialista. Sin embargo, la CNT optó por no unirse a esta coalición. Ante esta situación, la CEDA exigió entrar en el gobierno con tres ministros, lo que fue interpretado por las izquierdas como un intento de romper la república de manera legal. Esta demanda fue vista como una señal por parte de los socialistas para iniciar un levantamiento.
La revolución tuvo éxito únicamente en Asturias, donde los comités obreros y la milicia del ejército rojo mantuvieron el control durante 15 días. Sin embargo, la intervención del ejército de Marruecos, liderada por el general Franco, provocó un enfrentamiento de proporciones similares a una guerra civil en la región, con un saldo de aproximadamente 4.000 muertos y cerca de 30.000 detenidos. En Barcelona, la insurrección tomó un carácter independentista, liderada por el presidente de la Generalitat, Companys, aunque fue rápidamente reprimida por el ejército, lo que resultó en la suspensión temporal de la autonomía de Cataluña.
Estos eventos provocaron una fuerte polarización política en España. Calvo Sotelo fundó el Bloque Nacional, que abogaba por instaurar una monarquía tradicional basada en una autoridad fuerte.
El Frente Popular surgió como una coalición de toda la izquierda, que incluía a republicanos, socialistas, comunistas e incluso contaba con el apoyo de los anarquistas. Su programa se basaba en la amnistía para los implicados en la Revolución de Octubre, la extensión de la Reforma Agraria y la promulgación de Estatutos de Autonomía. Mientras tanto, la derecha no logró mantener la alianza de 1933 y se presentó dividida en las elecciones de febrero de 1936.
El Frente Popular ganó la mayoría en estas elecciones, con 4.8 millones de votos, aunque la derecha obtuvo un considerable respaldo, con 3.9 millones de votos. La derecha predominó en las zonas rurales, donde había una gran cantidad de pequeños y medianos propietarios (Navarra y Castilla y León). La izquierda se impuso en las grandes ciudades industriales y en regiones con alta población de jornaleros (Andalucía o Extremadura), además de en territorios partidarios de la autonomía (Cataluña o el País Vasco).
Hasta el alzamiento de julio de 1936, la República estuvo gobernada por Azaña como presidente (sucediendo a Alcalá Zamora) y Casares Quiroga como jefe del gobierno. Los socialistas estaban divididos: un sector quería colaborar con los partidos republicanos, y otro sector abogaba por una revolución en alianza con la CNT.
Durante estos meses previos al alzamiento, la tensión en las calles fue aumentando y los actos de violencia se hicieron más frecuentes por parte de ambos bandos, con asesinatos, incendios, huelgas y ocupaciones de tierras. Parte del ejército consideraba que la revolución era inminente y que el gobierno era incapaz de controlarla, lo que llevó a una conspiración para poner fin a la República.
El 12 de julio de 1936, el teniente republicano Del Castillo fue asesinado, seguido al día siguiente por el asesinato del diputado José Calvo Sotelo por parte de un grupo de guardias de asalto. Estos eventos sirvieron como pretexto para el alzamiento militar dirigido por los generales Mola, Sanjurjo, Franco y Goded, con el apoyo de una parte de la derecha. El 17, el ejército de Marruecos se sublevó. Aunque inicialmente se pensó que el alzamiento estaba condenado al fracaso, el 18 muchas regiones se unieron a la rebelión mientras otras permanecían fieles al gobierno de la República. La guerra civil era inevitable.
La Constitución de 1978 fue un hito crucial en el proceso de democratización de España. Aprobada por un amplio margen en referéndum, definió a España como un Estado social y democrático de derecho, estableciendo la monarquía parlamentaria y la separación de poderes. El Rey asumió funciones como jefe de Estado, representante de España y sancionador de leyes. El poder legislativo quedó en manos de las Cortes Generales, bicamerales y elegidas por sufragio universal. El Congreso de los Diputados elabora leyes y controla al ejecutivo, mientras que el Senado refrenda las leyes sin capacidad de bloqueo.
Durante el periodo en que el PSOE, bajo la dirección de Felipe González, estuvo en el poder entre 1982 y 1996, España experimentó una serie de reformas significativas tanto en política interior como exterior.
El gobierno se enfocó en combatir la amenaza de ETA, logrando una disminución de los atentados gracias a la colaboración con Francia y al Pacto de Ajuria Enea de 1988. Sin embargo, también se vio envuelto en polémicas como la guerra sucia de los GAL. Se avanzó en la descentralización con la aprobación de estatutos de autonomía y se modernizó el Ejército para prevenir golpes de Estado. En cuanto al estado de bienestar, se promovieron leyes de educación, sanidad, desempleo y pensiones.
España ratificó su permanencia en la OTAN y se integró en la Comunidad Económica Europea (CEE) en 1986, lo que trajo consigo cambios significativos como la eliminación de aranceles y la llegada de fondos estructurales. La firma del Tratado de Maastricht en 1992 allanó el camino para la Unión Europea y la moneda única, así como para la libre circulación de personas en el territorio Schengen. Estos cambios tuvieron implicaciones económicas como la reconversión industrial y privatizaciones de empresas públicas. A nivel internacional, España participó en la Guerra del Golfo y acogió eventos como la Expo de Sevilla y los Juegos Olímpicos de Barcelona 1992.
Se aplicaron medidas de ajuste en 1983, que incluyeron la reconversión industrial, subida de tipos de interés y devaluación de la peseta. Esto inicialmente condujo a un aumento del desempleo y la conflictividad social. A partir de 1985, la economía comenzó a crecer y el desempleo disminuyó. Una nueva crisis se inició en 1992, agravada por el gasto asociado a eventos como la Expo de Sevilla y los Juegos Olímpicos de Barcelona. Para hacer frente a la crisis, se iniciaron privatizaciones de empresas públicas, como el cierre de compañías en sectores naval y siderúrgico, así como la venta de SEAT a Volkswagen. La convivencia entre políticas socialdemócratas y una economía más liberal fue un desafío, resultando en programas de promoción del empleo y flexibilización del mercado laboral con contratos temporales, donde los sindicatos jugaron un papel importante, incluso convocando una huelga general en diciembre de 1988.
Se llevaron a cabo reformas como la despenalización del aborto en 1985, la instauración de un sistema nacional de salud gratuito y universal, y la firma de los Pactos de Toledo con otros partidos para sostener el sistema de pensiones en 1995. En educación, se promulgó la Ley de Reforma Universitaria en 1983 y se amplió la enseñanza obligatoria hasta los 16 años en 1985, además de la reforma del sistema educativo mediante la LOGSE.
La legislatura posterior de 1993 estuvo marcada por una crisis económica y casos de corrupción que afectaron al partido. El aumento del desempleo y los desequilibrios económicos llevaron a una retirada del apoyo parlamentario por parte de CiU en 1995, lo que resultó en elecciones anticipadas ganadas por el PP liderado por Aznar.
El PP (refundado de AP) de Aznar gobernó durante dos legislaturas (1996-2004), la primera en minoría con apoyo de los nacionalistas vascos, catalanes y canarios, y la segunda en solitario tras obtener una mayoría absoluta.
El gobierno continuó su lucha contra ETA. Aznar mismo había sido objetivo de un atentado de ETA en 1995. El rechazo del Pacto de Lizarra, que proponía la autodeterminación como vía para una negociación de paz con ETA, también fue un punto crucial.
El alineamiento con Estados Unidos se reforzó durante la II Guerra del Golfo, una decisión que generó controversia y rechazo social.
El gobierno implementó políticas liberales que incluyeron la reducción del gasto público, la privatización de empresas estatales y la disminución de impuestos. Esto contribuyó al crecimiento del PIB, la renta per cápita y el empleo, aunque también se generó una burbuja inmobiliaria.
Se llevaron a cabo reformas significativas en la educación y se firmó un acuerdo para garantizar las pensiones. Sin embargo, reformas como la del sistema de protección del desempleo provocaron tensiones sociales, como la ruptura del diálogo social y la convocatoria de una huelga general en 2002.
El PSOE ganó por mayoría simple, derrotando al PP liderado por Mariano Rajoy. El desgaste del PP se atribuyó a varios eventos negativos durante el gobierno de Aznar, incluyendo el hundimiento del Prestige, el trasvase del río Ebro al Segura, la tragedia del avión militar Yak-42 en Turquía y el apoyo a la II Guerra del Golfo. El factor más decisivo fue el atentado terrorista del 11 de marzo de 2004 en Madrid, donde 191 personas murieron y más de 2000 resultaron heridas.
Régimen influenciado por militares germanófilos y ministros falangistas. Se promulgaron Leyes Fundamentales. Represión intensa, con miles de ejecuciones. España se alineó con las potencias del Eje, pero no participó en la II Guerra Mundial. Dificultades económicas que intentaron resolver con la autarquía. Transición hacia la liberalización económica con la llegada de tecnócratas al Ministerio de Economía y la aprobación del Plan de Estabilización Económica 1959.
El régimen se consolidó gracias al fin del aislamiento internacional y al crecimiento económico de los años 60. Se promulgó la Ley de Principios del Movimiento Nacional en 1958. Se crearon nuevas instituciones y se realizaron reformas. En política exterior, se buscó la integración en la comunidad internacional, especialmente con la solicitud para unirse a la CEE en 1962. El periodo finalizó con el escándalo MATESA y el proceso de Burgos.
División interna del régimen entre los partidarios de reformas y los inmovilistas. El asesinato de Carrero Blanco en 1973 exacerbó esta división. A pesar de intentos de reforma, como el «espíritu del 12 de febrero», el régimen se volvió más represivo, lo que condujo al aislamiento internacional y aumentó la conflictividad social. Franco murió en noviembre de 1975, y Juan Carlos asumió la jefatura del Estado, dando inicio al proceso de transición democrática.
España adoptó un modelo económico autárquico inspirado en los regímenes fascistas. Se impuso un rígido intervencionismo estatal. Esta política resultó en un aislamiento internacional, escasez de materias primas y energía, y un estancamiento económico durante los años 40.
Tecnócratas influidos por el Opus Dei impulsaron reformas hacia una economía más liberal. Se implementó el «Plan de Estabilización» en 1959. Se devaluó la peseta y se introdujeron reformas fiscales. Esta política permitió una expansión económica basada en el aumento industrial, el turismo, las inversiones extranjeras y la exportación de mano de obra.
La sociedad española estaba marcada por el atraso, la pobreza y la ruralización, con un sistema educativo dominado por el adoctrinamiento y la censura.
El crecimiento económico provocó cambios importantes. La emigración masiva del campo a las ciudades y la concentración urbana alteraron el modo de vida y la mentalidad de los españoles. Se observó un crecimiento significativo en los sectores industrial y de servicios. La apertura al exterior, especialmente a través del turismo, también contribuyó a estos cambios. El «baby boom» impulsó la necesidad de expandir la educación pública, y se modificaron las prestaciones sociales y sanitarias. El acceso de la mujer al trabajo y a la educación superior fue una transformación importante. El aumento del nivel de vida permitió que más personas accedieran a bienes de consumo. La televisión estatal comenzó sus emisiones en 1958. La estructura social durante los años 60 mostraba un predominio de la clase obrera urbana, una clase media en ascenso y una clase dominante más reducida. La protesta estudiantil también fue notable.
Creciente ruptura entre la cultura y los valores propuestos por el régimen. Las elecciones de 1977 reflejaron un rechazo masivo al franquismo.
Durante la dictadura de Franco, hubo una importante oposición interna y externa al régimen, así como movimientos de protesta y represión. En el exilio, el gobierno republicano nacional y los gobiernos autonómicos vasco y catalán abogaron por la restauración de la democracia en España. En el interior, la resistencia más importante se dio a mediados de la década de 1940, liderada por el Partido Comunista y la CNT. En los años 60, la oposición al régimen creció significativamente. El movimiento obrero se desarrolló mediante sindicatos clandestinos, como CCOO. El movimiento estudiantil también fue un importante foco de oposición, al igual que la Iglesia Católica. La oposición política moderada también se hizo más notable en esta etapa. Surgieron grupos nacionalistas, como ETA en el País Vasco. En la etapa final del franquismo, surgieron más frentes de oposición, incluyendo un grupo de militares en torno a la UMD, la Iglesia y grupos terroristas de extrema izquierda como el FRAP y el GRAPO. En cuanto a la cultura, muchos artistas, filósofos, científicos e historiadores marcharon al exilio. En el país, el franquismo promovió una cultura de masas. Sin embargo, también surgió una cultura no oficial, liderada por intelectuales como Luis Rosales y Torrente Ballester. En el ámbito artístico, surgieron nuevas vanguardias en la pintura, con artistas como Chillida, Saura y Tàpies.