Portada » Arte » Arte Prerrománico Asturiano: Santa María del Naranco
En el año 711, los musulmanes entraron en la Península Ibérica, lo que provocó un cambio significativo en la política, la economía y el arte. Poblaciones hispanogodas se refugiaron en las montañas del norte peninsular, iniciando la Reconquista y formando los primeros reinos medievales. El Reino de Asturias se caracterizó por su independencia y por avanzar en la conquista de territorios hacia el oeste y el sur. En el Pirineo surgieron núcleos de resistencia como Navarra y Aragón, ligados al mundo carolingio.
El descubrimiento del sepulcro del apóstol Santiago en el año 820 fue un acontecimiento crucial. Este hecho puso en contacto a los distintos pueblos de la Europa cristiana medieval y contribuyó a unificar culturalmente Europa bajo un proyecto común: el Románico.
La invasión islámica supuso la ruptura con el pasado artístico. Aunque persistieron formas visigodas, la creación del Reino de Asturias y la influencia carolingia determinaron la creación de nuevos estilos artísticos: el arte asturiano y el arte mozárabe.
El arte asturiano se desarrolló entre finales del siglo VIII y el siglo IX. Se creó a partir de influencias hispanogodas, del mundo rural local, carolingias y bizantinas. Es un arte ligado a la monarquía y se divide en tres fases:
Los edificios mencionados son los más característicos de este estilo.
Situada en el monte del mismo nombre, en Oviedo, Santa María del Naranco no fue concebida inicialmente como una iglesia, sino como un palacio mandado construir por el rey Ramiro I a mediados del siglo IX. Este palacete era en su origen un aula regia utilizada para actividades de caza. Formaba parte de un amplio conjunto palaciego como lugar de descanso y recreo, pero no como sede de la corte. Posteriormente, hacia el año 1150, fue reconvertido en iglesia y dedicado a Santa María.
Es un edificio palatino de planta rectangular muy alargada. Está dividido en dos pisos incomunicados entre sí por el interior y con igual distribución en ambas plantas: un cuerpo central y dos laterales más pequeños a modo de pórticos.
La planta inferior consta de un cuerpo central cubierto con bóveda de cañón reforzada con arcos fajones que descansan directamente en el muro. Tiene lunetos. Está flanqueada por dos cámaras laterales con cubierta de madera. La parte central de esta planta estaría destinada a la guardia y la servidumbre, y los extremos estarían ocupados por un baño a un lado y por una capilla privada al otro.
La planta alta tiene gran elevación y se accede por una doble escalinata exterior. Está estructurada en tres partes:
El tercer piso es falso y consiste en dos pequeñas habitaciones encima de ambos pórticos sin escaleras de acceso desde el interior y con una triple ventana con arcos peraltados enmarcados.
En el exterior, todo el conjunto presenta proporción y minuciosidad. Las fachadas menores se organizan en tres cuerpos; las fachadas mayores ofrecen una organización rítmica y con gran verticalidad, gracias a los contrafuertes que van de arriba hacia abajo, lo que aumenta la esbeltez. Los muros son de gran calidad y el aparejo utilizado es a base de sillares bien tallados y sillarejo típico asturiano. También destacan los contrafuertes que ayudan a sustentar la estructura abovedada.
La decoración es austera y se centra en los capiteles y en bandas decorativas bajo los arcos fajones, rematadas en medallones con decoración sogueada y pequeños motivos figurativos como tallos vegetales, aves, cuadrúpedos, jinetes y figuras humanas, aportando armonía y belleza.
Santa María del Naranco, a pesar de haber sido construida en el año 842, se conserva en muy buen estado debido a la buena calidad de los materiales empleados, a las aportaciones arquitectónicas y a la excepcional personalidad del autor (que también se aprecia en San Miguel de Lillo o Santa Cristina de Lena). Todo ello da como resultado un edificio esbelto, elegante y original en técnicas de construcción. Con aportaciones como estas se sentaron las bases de lo que sería el primer estilo internacional europeo: el Románico.