Portada » Educación Artística » Teorías del Arte: Formalismo, Expresionismo y Simbolismo
Según el modo de interpretar la obra de arte, podemos distinguir las siguientes teorías:
Esta teoría considera irrelevantes todos los elementos que no estén en la propia obra, como las emociones o ideas. La forma es la organización global de la obra, definida por las relaciones entre sus partes. Por ejemplo, en pintura, la figura es solo un aspecto y no siempre el más importante. Otros elementos formales son los colores, las líneas generales que organizan el cuadro y sus combinaciones en diferentes planos de superficies.
La teoría formal distingue entre:
Estructura y textura son conceptos relativos. Por ejemplo, una melodía puede ser textura al analizar una sinfonía, o bien considerarse una estructura si hablamos de una simple canción y la descomponemos en sus partes. Beethoven era un maestro de la estructura, por ejemplo, en la Quinta Sinfonía. Schubert, por su parte, era un maestro de la textura por su facilidad para la melodía en sus canciones.
La estética es la teoría del arte. Sensación y razón van unidas en la experiencia estética, porque las cosas bellas son aquellas que, por la perfección de sus formas, complacen nuestros sentidos y, por ello, también a nuestro espíritu.
La actitud estética se ocupa de las cosas bellas para disfrutar de ellas, contemplando la experiencia estética en sí misma, sin buscar conseguir otra cosa con ella. Por eso la distinguimos de:
La experiencia estética se caracteriza por producir un placer desinteresado. No busca poseer el objeto bello, solo lo admira y contempla, tanto si es natural como si es una obra de arte. Suele ser una experiencia breve pero intensa. Se dice que es un «robo de los sentidos» porque su presencia nos deja en suspenso, como fuera del día a día.
Al analizar una obra de arte podemos fijarnos únicamente en ella misma o relacionarla con su entorno.
En esta teoría, el arte no es solo forma, sino también expresión de los sentimientos humanos. Llamamos expresión a una conducta externa que manifiesta estados internos. La expresión es lo que trata de comunicar el artista, lo que siente, pero ha de encontrar la forma de expresarlo. En esta teoría, la obra de arte encarna cualidades emotivas: las líneas, los colores, el contraste o la sucesión de las cosas.
La teoría expresiva adquirió importancia con el movimiento romántico del siglo XIX, que puso énfasis en la manifestación de los sentimientos individuales del artista. Las obras de arte podían manifestar la belleza, pero también la tristeza, el miedo o el horror, como en los grabados de Goya. Más adelante, también se convirtieron en instrumentos de denuncia social. La belleza pasó a ser un elemento más del arte, pero no el único.
Esta teoría supone que la obra de arte es un símbolo, un signo de sentimientos o ideas humanas. Un signo es algo que representa una cosa diferente a él mismo. Una obra de arte puede representar la belleza, el amor o un símbolo religioso de trascendencia. También puede ser una denuncia social ante una situación de injusticia, o un comentario irónico ante una realidad que no nos gusta, como sucede con una parte del arte actual.
Aunque las tres teorías pueden ser independientes, también podemos usarlas como tres etapas sucesivas para analizar una misma obra, para ir descubriendo en ella diferentes capas interpretativas.