Portada » Español » El Teatro Español de Vanguardia: Lorca y Valle-Inclán
Estas obras giran alrededor de un mismo universo temático lorquiano: la lucha por la realización personal que choca con las convenciones sociales o con la muerte y que terminan trágicamente, la libertad frente al autoritarismo, las pulsiones eróticas y los instintos naturales enfrentados a las normas sociales y morales, la frustración vital, la crítica social… Pero es, sobre todo, una reflexión sobre el poder, sobre cómo se interiorizan los mecanismos del poder en la vida privada.
Son obras ambientadas en Andalucía que tienen como principal protagonista a la mujer, oprimida por los convencionalismos sociales que impiden la realización personal y condenada a la frustración vital. Esto revela la sensibilidad de Lorca ante la condición de la mujer en la sociedad tradicional.
Su teatro es un teatro poético, lleno de lirismo, símbolos y canciones. Como él mismo decía: «El teatro es la poesía que se levanta del libro y se hace humana». Algunos de los símbolos lorquianos, que también podemos encontrar en su poesía, son:
La pasión por la literatura clásica española, tanto culta como popular, se percibe por ejemplo en la influencia del Romancero en Lorca o de Lope de Vega. Los autores del 27 son excelentes compositores de romances (cuya revitalización se debe a ellos, en especial a Lorca) y de todo tipo de estrofas tradicionales (canciones, villancicos…), así como recursos estilísticos propios del folclore y de la poesía tradicional (diminutivos, refranes, expresiones populares, paralelismos, repeticiones, exclamaciones…).
Encontramos variedad de temas tradicionales, como el amor, la muerte, el paisaje, la soledad, la libertad frente al autoritarismo y las normas sociales, la frustración vital, la condición sometida de la mujer, el tiempo perdido y la nostalgia que provoca… Los poetas del 27 son contempladores del mundo cotidiano. Es, sin duda, García Lorca el autor de la lucha diaria y cotidiana con la muerte, que aparece trágica e implacable; la vida se ve entonces impotente ante las garras de la nada, del vacío.
Valle crea el esperpento, nueva estética que distorsiona la imagen que tenemos de la realidad con el objeto de mostrarnos su verdadero rostro: la grotesca y absurda vida española contemporánea.
Los personajes, desprovistos de humanidad, son tratados como marionetas, mediante procedimientos de animalización y cosificación.
También aparece la degradación de los espacios y ambientes: lugares mal iluminados, en los que hay suciedad, desorden,… (La librería de Zaratustra se describe como una cueva; el Ministerio de la Gobernación como un lugar mugriento con olor a tabaco rancio; el calabozo como un sótano mal alumbrado por una candileja…).
El empleo de un nivel culto del lenguaje: el de cultismos, retoricismos y neologismos, herencia de un modernismo falso, presentes en la parodia del lenguaje pedante: voces griegas y latinas (“salutem plurimam”); referencias literarias (“¡Mal Polonia recibe…!”, “¡Juventud, divino tesoro!”, “corza herida…”); además de expresiones claramente pedantes, donde personajes populares pretenden elevar o enfatizar su lenguaje (“no introduzcas tú la pata”, “¿qué rumbo consagramos?”).
Destacable es la literaturización del lenguaje: personajes que intercalan (tanto en sus usos cultos como coloquiales o vulgares) citas o referencias literarias (del Lazarillo de Tormes, La Divina Comedia, Don Quijote…).