Portada » Español » Teatro Español de Posguerra: Del Exilio al Vanguardismo (1936-1975)
El escenario teatral en la posguerra española quedó marcado por el exilio de autores como Rafael Alberti y Pedro Salinas, así como por la desaparición de figuras como Federico García Lorca y Ramón María del Valle-Inclán. Autores como Alberti crearon un teatro de urgencia que buscaba la exaltación de los espectadores y los incitaba a la acción. El teatro de posguerra se divide en tres etapas:
El teatro de la primera posguerra cumplía dos funciones principales: entretener y transmitir ideología. Se destacan dos tendencias:
Se desarrolla principalmente en México y Argentina, con estrenos como El adefesio de Alberti y La casa de Bernarda Alba de Lorca. Dos poetas del 27 destacan en esta corriente:
También destacan autores como Max Aub y Alejandro Casona, quienes abordan temas como los desastres de la guerra y la soledad. Casona estrena La dama del alba.
Condicionado por la sociedad burguesa, se caracteriza por las siguientes corrientes:
No aporta nada nuevo al teatro. Destaca Jacinto Benavente, cuya función era entretener al público. El tema del amor se utiliza para ensalzar la familia y el matrimonio. Algunos autores y obras son:
Con un carácter más innovador, destacan:
El teatro de los años 50 es un teatro realista que intenta renovar la escena española. El tema principal es la injusticia social. La década se abre con estrenos importantes como Historia de una escalera de Buero Vallejo y Tres sombreros de copa de Miguel Mihura.
Dramaturgo del teatro de posguerra. El género adoptado por Buero es la tragedia y su teatro es doblemente problemático porque no solo muestra los problemas, sino que también plantea cómo resolverlos. Su producción se puede dividir en tres grupos:
Otra clasificación puede ser en etapas:
Otro importante dramaturgo. Su obra se puede dividir en tres etapas:
Otros rasgos de este autor son la utilización de pancartas, carteles y proyecciones.
Otros dramaturgos se lanzan a una renovación de la expresión dramática, predominando los elementos simbólicos, vanguardistas, grotescos e imaginativos.
Triunfa un teatro representado por la alta comedia burguesa. La figura más representativa fue Alfonso Paso con su obra Enseñar a un sinvergüenza.
Influenciado por corrientes europeas como el teatro del absurdo y el teatro de la crueldad.
Buscan una nueva renovación y la superación del realismo. Sus rasgos más importantes son:
Se crean espectáculos provocadores que atacan las instituciones políticas, sociales y religiosas. Son espectáculos agresivos, callejeros y sin texto preciso.
Destaca la creación del Centro Dramático Nacional y la Compañía Nacional de Teatro Clásico. José Sanchis Sinisterra realiza una especie de teatro histórico con su obra ¡Ay, Carmela!. No podemos olvidar a Paloma Pedrero (Besos de lobo) y Juan Mayorga (El jardín quemado).