Portada » Psicología y Sociología » Subculturas Carcelarias y Trastornos Psicológicos
El Síndrome de Estrés Postraumático es una enfermedad real que puede afectar a personas que han vivido una experiencia terrible y aterrorizante. Afortunadamente, se puede tratar con medicamentos y terapias.
La Crisis de Angustia se caracteriza por la aparición repentina de una fuerte sensación de miedo asociada a una serie de síntomas que ocasionan un intenso malestar general. Puede considerarse como una señal de alarma que activa los mecanismos de defensa de la personalidad ante situaciones percibidas como amenazantes.
En ciertos casos, se pueden utilizar medicamentos como los antidepresivos para aliviar y prevenir las crisis de angustia.
Según la OMS, la Neurosis es un trastorno psíquico sin una alteración orgánica demostrable, en la cual el juicio de la realidad se mantiene intacto y hay lucidez. Las personas neuróticas son conscientes de su enfermedad.
Desde el punto de vista del psicoanálisis, las manifestaciones neuróticas son el resultado de un conflicto inconsciente entre fuerzas impulsivas y represivas.
Estado del | Neurosis | Psicosis | Perversión |
---|---|---|---|
Yo | Muy frágil | +/- Frágil | |
Angustia evidente | Sí | No | No |
Juicio alterado | No | Sí | No |
Criterio de realidad | Sí | No | Sí |
Conciencia de la enfermedad o síntomas | Sí | No | No |
La Subcultura del Delito se desarrolla en paralelo a la cultura dominante, fuera del sistema establecido, y está conformada por individuos que no logran integrarse a la sociedad convencional.
La sociedad carcelaria es una reproducción a escala de la sociedad en general, con sus propios grupos primarios, secundarios e individuos aislados.
Las Ranchadas son grupos primarios dentro de la cárcel, unidos por lazos afectivos y de interés común.
Los Inagrupados son aquellos individuos que permanecen al margen de cualquier grupo dentro de la cárcel.
La Periferia del Delito se refiere a la participación indirecta en actividades delictivas, sin una ejecución directa de los actos criminales, pero beneficiándose de ellos. Estas prácticas son llevadas a cabo por personas que mantienen una distancia con los autores materiales de los delitos, lo que les permite reducir su responsabilidad o culpabilidad, pero al mismo tiempo evidencia su dependencia y contribución al sistema delictivo.
El análisis de los sistemas carcelarios desde una perspectiva crítica revela la existencia de interpretaciones y prejuicios que distorsionan la realidad de las prisiones. Se tiende a atribuir los conflictos dentro de la cárcel a factores como la drogadicción, la violencia y la reincidencia, sin considerar las condiciones estructurales que los generan.
Es importante destacar que la droga no es la principal causa de conflicto en la cárcel. La rivalidad entre internos, la búsqueda de poder y prestigio, y la formación de grupos antagónicos son factores mucho más relevantes.
La participación en ranchadas y la oposición entre ellas son frecuentemente detonantes de conflictos que pueden resultar en peleas, lesiones e incluso muertes.
Contrario a lo que se cree, el sexo no es una fuente importante de conflicto en la cárcel. No se observan trastornos por abstinencia sexual, ni es un factor que motive motines o revueltas.
Si bien la drogadicción persiste dentro de la cárcel, no se intensifica y la circulación de drogas es incluso menor que fuera de ella. El consumo de drogas se mantiene por el placer que produce y funciona como bien de uso y de cambio.
Conocer la ley no implica necesariamente comprenderla. Es fundamental que las personas no solo conozcan las leyes, sino que también las internalicen y las comprendan en su totalidad. Solo así se puede lograr una verdadera adhesión a los valores jurídicos y generar un sentido de responsabilidad individual.
El criminal común, a pesar de tener un sistema de valores distorsionado, posee un código moral propio de la subcultura a la que pertenece. En cambio, los psicópatas carecen de cualquier tipo de moralidad. Pueden fingir remordimiento, pero sus acciones demuestran lo contrario. Hablan de moral, pero no la sienten ni la practican.
El status dentro de la cárcel se define por la combinación de estos factores. Los valores dominantes en la subcultura carcelaria son la posesión, el poder y el control.
Existen dos tipos de normas que rigen la vida en la cárcel:
Regulan el comportamiento de los reclusos en relación con los funcionarios y el funcionamiento de la institución.
Rigen las relaciones entre los propios reclusos. Estos códigos no son democráticos, se imponen de manera vertical a través de la violencia, la intimidación y la coerción. Su objetivo principal es obtener beneficios colectivos para el grupo.
La Subcultura Carcelaria surge de la adaptación de los internos a las condiciones específicas de la vida en prisión. Con el tiempo, desarrollan sus propios usos, costumbres, valores, lenguaje, códigos y normas, creando así una sociedad paralela dentro de la institución. Esta subcultura incluso establece una jerarquía social interna, con sus propias clases y roles.