Portada » Historia » El Arte y la Reconquista en la España Medieval: Mezquitas, Palacios y Reinos Cristianos
El arte hispano-musulmán tiene una profunda inspiración religiosa. Como el culto musulmán no permitía la representación de imágenes humanas o animales en los lugares religiosos, se dio especial relevancia a la arquitectura. También asumió algunos rasgos peculiares que proceden del ámbito cultural hispano:
Las manifestaciones artísticas más desarrolladas en Al-Ándalus fueron las artes decorativas y, sobre todo, la arquitectura, destacando dos tipos de edificios:
Destacaron las mezquitas, especialmente la mezquita aljama de Córdoba, de época califal; las obras comenzaron con Abderramán I. La de Sevilla, de época almohade, la Giralda.
Destacaron los palacios, de época califal destacan las ruinas de la ciudad palacio de Madinat al-Zahara, construido por orden de Abderramán III, y de la época de los taifas el palacio de la Aljaferia de Zaragoza y de la época almohade, la Torre del Oro, entre otros. Pero de época nazarí (siglos XIII – XV) sobresale el palacio alcazaba de Granada conocido como la Alhambra. La Alhambra es el mejor conservado de la civilización hispano-musulmana. En su conjunto la Alhambra es a la vez fortaleza, corte y residencia privada de los reyes nazaríes.
Los reinos cristianos aparecieron y se consolidaron entre los siglos VIII y X en las zonas que los musulmanes no llegaron a conquistar —la Cordillera Cantábrica y los Pirineos— y, desde allí, iniciaron la Reconquista hacia el sur.
Este reino fue el más importante núcleo cristiano hasta el siglo X. En el año 718 los astures proclaman rey a Don Pelayo. La batalla de Covadonga se suele fechar en el año 722 y constituye el primer “éxito” militar de los cristianos y, por lo tanto, simboliza el “inicio” de la Reconquista.
Independiente desde el año 930, Fernán González fue su primer conde.
Pamplona dominaba la estratégica vía de Roncesvalles a Astorga. Con Sancho III el Mayor (1004-1035) el reino de Pamplona alcanza su mayor extensión territorial, abarcando casi todo el tercio norte peninsular. Dividió sus territorios entre sus hijos, de este reparto surge la nueva estructura política del siglo XII con los reinos de Navarra, Aragón y Castilla.
El núcleo de Aragón se origina en una franja montañosa en el Pirineo central que comprendía los valles de Ansó, Hecho y Canfranc. El reino de Aragón, cuyo primer rey fue Ramiro I, nace a la muerte de Sancho III el Mayor de Navarra.
El conde de Barcelona, Wilfredo el Velloso, consiguió en 877 mediante la capitular de Quierzy que los títulos se convirtiesen en hereditarios. En 985 Almanzor saqueó Barcelona, las peticiones de ayuda del conde Borrell II no fueron atendidas por el rey franco, como consecuencia de esto en 987 Borrell II se negó a renovar el pacto de vasallaje con el nuevo rey franco. El matrimonio del conde de Barcelona Ramón Berenguer IV con Doña Petronila, hija del rey de Aragón en el siglo XII constituye el origen del Reino de Aragón y Cataluña.
La Reconquista fue obra especialmente de dos estados: Castilla y Aragón. Las causas de la expansión territorial de los reinos cristianos fueron: La presión demográfica, La difusión de las instituciones feudales, La búsqueda de botín, El espíritu de cruzada.
Los musulmanes, con el Califato de Córdoba, eran militarmente superiores a los reinos cristianos. Se inicia la reconquista con el nacimiento del reino Astur (Batalla de Covadonga – Don Pelayo). Surgen los principales núcleos de la reconquista: Astur-Leonés, Castilla, Navarra, Aragón y Cataluña.
Al-Ándalus se divide en reinos de Taifas, lo que facilita el avance de los reinos cristianos.
Continuaron las victorias almorávides con la toma de Valencia en 1102 y la batalla de Uclés en 1108.
Los reinos cristianos se unen en un ejército que derrota a los almohades en la batalla de las Navas de Tolosa (1212).
Los reinos cristianos peninsulares experimentaron una expansión y crecimiento caracterizada por un fuerte crecimiento demográfico que les permitió ocupar nuevos territorios. Podemos ver las siguientes fases en la repoblación:
Se corresponde con los avances asturleoneses. El rey, dueño teórico de las tierras repobladas, tenía el derecho de conceder el derecho de presura de las mismas a todos los que se asentasen en territorios despoblados con el ánimo de cultivarlos y defenderlos. El resultado fue una zona de pequeñas y medianas propiedades de hombres libres. A mediados del siglo X, la propiedad se fue concentrando en manos de la nobleza y de los monasterios y los pequeños propietarios comenzaron a perder su independencia. Los monarcas debían recurrir al auxilium de sus nobles que se recompensaba con donaciones de tierras conquistadas o repobladas y con inmunidades, lo que fortalecería a los nobles vasallos que empezaron a cuestionar la autoridad real. El ejemplo más claro es el del primer conde independiente castellano Fernán González.
La repoblación se interrumpió durante los años de Almanzor; hasta la segunda mitad del siglo XI gracias a la toma de Toledo por Alfonso VI (1085). Se dio la repoblación concejil entre el Duero y los Montes de Toledo y en el Valle del Ebro. La Corona impulsó la creación de concejos que tenían por cabeza una ciudad o una villa y administraban una importante demarcación territorial (alfoz), además de estar dotados de unos fueros que recogían las normas jurídicas para regular la vida ciudadana. Contenían obligaciones, exenciones fiscales y privilegios. El sistema dio como resultado la propiedad mediana y la propiedad comunal.
Se repobló el Valle del Guadiana, Teruel y el norte de Castellón. Destacaron las órdenes militares, por lo que las nuevas tierras se dividieron en encomiendas a cuya cabeza estaba un caballero de la orden correspondiente con el cargo de Comendador. Predominaran así los grandes latifundios.
El sistema utilizado será el de los repartimientos: por orden del rey se constituía una junta de partidores que procedía a distribuir a los repobladores las tierras y las casas de las zonas ganadas a los musulmanes, teniendo en cuenta su condición social. El resultado fue la adquisición de grandes latifundios por la nobleza, la Iglesia y las órdenes militares. A la población musulmana, muy numerosa, se le permitió permanecer como colonos.