Portada » Español » La evolución de la identidad latina en la literatura estadounidense: del movimiento chicano al Spanglish
En la efervescencia del movimiento chicano de los años 70, surge una nueva generación de escritores estadounidenses de origen mexicano que buscan plasmar su identidad en la literatura. Estos «peregrinos de Aztlán», como se les conocía, utilizaron la mezcla del español chicano y el inglés como un elemento distintivo de su obra.
Este interés lingüístico no solo tenía un atractivo estético, sino también un componente ideológico fundamental. Antes de esta época, la denominación común era greasers, un término peyorativo que reflejaba la marginación que sufrían. La literatura chicana emerge como una forma de resistencia, una manera de reclamar su espacio en la sociedad estadounidense y desafiar los estereotipos.
Un ejemplo notable de esta corriente es la novela «Bless Me, Ultima» de Rudolfo Anaya, que mezcla elementos del español chicano y del inglés de manera magistral. La obra, cargada de argot chicano, explora la búsqueda de identidad de un joven chicano en Nuevo México.
En la década de los 80, las mujeres chicanas, que habían sido relegadas a un segundo plano dentro del propio movimiento chicano, alzan su voz para denunciar la doble discriminación que sufren. A través de la literatura, cuestionan el orden establecido y revisan algunos de los iconos fundacionales de la identidad mexicana desde una perspectiva femenina y transgresora.
Además de estos tres iconos, la figura de la pintora Frida Kahlo también se convierte en un referente para las mujeres chicanas, quienes ven en ella un ejemplo de transgresión y libertad creativa.
La presencia puertorriqueña en Estados Unidos se remonta a principios del siglo XX, con una ola migratoria importante en 1917, cuando obtuvieron la ciudadanía estadounidense. Nueva York, especialmente Brooklyn Yard y Harlem, se convirtieron en los principales destinos de la comunidad puertorriqueña.
Entre 1946 y 1964, una nueva oleada migratoria, impulsada por la crisis económica en Puerto Rico, lleva a casi un millón y medio de puertorriqueños a Estados Unidos, siendo Orlando uno de sus principales destinos.
De la mezcla de identidades surge el gentilicio «nuyorican/neorriqueño» y el neologismo «AmeRícan», creado por el poeta Tato Laviera, quien explora la experiencia bicultural a través de su poesía bilingüe.
La comunidad cubana en Estados Unidos se incrementa después de la Segunda Guerra Mundial, estableciéndose principalmente en Miami. A diferencia de otros grupos latinos, los cubanos se aferran con fuerza a su lengua y a sus orígenes.
El escritor Gustavo Pérez Firmat acuña el término «nilingüe» para referirse a aquellos que, como los cubanos en Miami, viven en la intersección de dos idiomas.
El Spanglish, también conocido como casteyanqui, ingleñol, bilingo tex-mex, pocho, caló pachuco, papiamento gringo, español bastardo, español mixtureado o jerga loca, es un fenómeno lingüístico que refleja la hibridez cultural de los latinos en Estados Unidos.
Aunque el término «Spanglish» fue acuñado a mediados del siglo XX por el escritor puertorriqueño Salvador Tió, el fenómeno es mucho más antiguo y se da en diversas regiones de Estados Unidos, especialmente en el suroeste y en Puerto Rico.
El Spanglish, incluido en la RAE en 2014, es una muestra más de la riqueza y complejidad de la identidad latina en Estados Unidos, una identidad en constante evolución que se nutre de la mezcla y la transgresión.