Portada » Historia » El Gobierno de Juan Manuel de Rosas (1829-1852)
En 1829, Juan Manuel de Rosas, dueño de estancias y saladeros, fue elegido gobernador de la Provincia de Buenos Aires, con apoyo de sectores populares urbanos y rurales, y los sectores dominantes (hacendados y comerciantes). En épocas de conflictos entre unitarios y federales, la Legislatura le concedió facultades extraordinarias, que consistían en el ejercicio de funciones legislativas, ejecutivas, y la posibilidad de suspender garantías y libertades individuales. Como su llegada había permitido el reestablecimiento de instituciones provinciales y logrado la estabilidad política, se lo denominó Restaurador de las Leyes. Durante su gobierno, se vivió un período de prosperidad económica. Se priorizó el mantenimiento del orden político, el control de gastos y la expansión económica. También se reformó el Código de Comercio y de Disciplina Militar, se fundaron nuevos pueblos, y se logró la tranquilidad en la frontera con los indígenas. El cese de las guerras civiles reafirmó el apoyo popular hacia su gobierno.
El gobierno de Balcarce se caracterizó por el retorno de la inestabilidad. Se produjo una rivalidad entre los apostólicos (partidarios de Rosas) y los doctrinarios (opositores), que se negaban a otorgar facultades extraordinarias de gobierno. Los apostólicos aprovecharon el juicio que el gobierno de Balcarce inició contra un periódico llamado «El Restaurador de las Leyes», y organizaron un levantamiento popular (Revolución de los Restauradores) que destituyó a Balcarce. Sus sucesores, Viamonte y Maza, tampoco pudieron constituir un orden.
Los partidos rosistas crearon la Sociedad Popular Restauradora, que implementó una fuerza llamada la Mazorca, que perseguía a los opositores. El asesinato de Facundo Quiroga en 1835 generó el temor de una nueva guerra civil, por lo que la Legislatura, luego de varios intentos fallidos, concedió a Rosas la gobernación con facultades extraordinarias. Rosas conservó las formas republicanas de su gobierno. Se realizaban elecciones legislativas, que elegían nuevamente a Rosas como gobernador. Como se le permitía tomar medidas por su cuenta sin que éstas pasen por la Legislatura, su gobierno fue calificado como una tiranía por los opositores.
En 1835, Rosas promulgó una Ley de Aduanas que incluía medidas proteccionistas a favor de las manufacturas del interior. Sin embargo, en 1838 se dejó de lado el proteccionismo y se vio beneficiada la importación de manufacturas. Francia intentaba obtener un tratado de comercio de la Confederación. La muerte de Cesar Bacle, encarcelado por negarse a formar parte de las milicias porteñas, sirvió de excusa para que naves francesas bloqueasen los puertos de la Confederación, además de ocupar la isla Martín García. Este bloqueo fue bien recibido por opositores a Rosas.
Lavalle, con apoyo francés, organizó el Ejército Libertador compuesto por emigrados, que desembarcó en Baradero con el objetivo de una insurrección que no se produjo. Luego, se fue al Norte y se unió con las provincias, formando la Coalición del Norte que revocó la delegación de las relaciones exteriores otorgadas a Rosas. Con apoyo de los federales de Entre Ríos, Santiago del Estero y provincias de Cuyo, Rosas envió tropas al interior, y reforzó la represión de la Mazorca, y denominó «salvajes unitarios» a quienes participaban en movimientos opositores. Los problemas que provocó el bloqueo llevaron la firma de un acuerdo que les otorgaba ventajas comerciales a los franceses, y los ejércitos de la Coalición del Norte se quedaron sin apoyo de Francia y fueron derrotados en 1841, y Lavalle fue asesinado. Esta derrota consolidó a caudillos federales aliados a Rosas en las provincias del interior, como Ibarra en Santiago del Estero y Benavides en San Juan.
Luego de la caída de la Coalición, Rosas intervino a favor de Oribe, que había sido desplazado por Rivera. Las tropas orientales y la Confederación iniciaron un sitio en Montevideo. Luego de pedidos de Francia e Inglaterra de levantar la medida que perjudicaba sus intereses comerciales, al ser rechazados por la Confederación, respondieron bloqueando los puertos de la Confederación. Sin embargo, en 1849 y 1850 se firmaron tratados de paz. Corrientes se levantó contra Rosas pero fue derrotada por fuerzas federales entrerrianas de Urquiza. El predominio del puerto y la Aduana de Buenos Aires perjudicaban en gran parte a Entre Ríos, en donde aumentaba la producción de lana por la demanda de Europa. En 1851, Urquiza manifestó que reasumía la representación de las relaciones internacionales, y reclamaba la convocatoria al Congreso Constituyente. Rosas rechazó el documento, y Urquiza formó el Ejército Grande que invadió el territorio bonaerense. Obtuvieron la victoria y Rosas renunció a la gobernación y se exilió en Gran Bretaña.