Portada » Historia » Las Cortes de Cádiz y la Constitución de 1812: Un Hito en la Historia de España
Tras la crisis de 1808, José I Bonaparte ocupó España, lo que provocó el levantamiento del 2 de mayo de 1808 y la creación de Juntas Locales y Provinciales. El Consejo de Regencia, establecido en Cádiz, convocó las Cortes en 1810, que representaron la Nación.
Las Cortes de Cádiz, inauguradas en 1810, tenían como objetivo reorganizar el país en tiempos de guerra. Los liberales dominaron los debates, aunque el clero también participó en el diseño del régimen gaditano.
La obra legislativa de las Cortes fue amplia, destacando:
La Constitución de 1812, conocida como»La Pep», estableció:
La Constitución de 1812 presentaba contradicciones, como la oficialidad de la religión católica y el gran poder de la monarquía.
La Constitución de 1812 fue un acto revolucionario que acabó con el Antiguo Régimen. Aunque no pudo implantarse plenamente, inspiró textos posteriores y permaneció viva en el recuerdo de los españoles.
Tras la caída de Napoleón, Fernando VII regresó a España y restauró el absolutismo monárquico. Esto provocó la conspiración de los liberales y la división del reinado en tres etapas:
Fernando VII restauró el poder absoluto del monarca y abolió las leyes de las Cortes de Cádiz. La represión y la quiebra de Hacienda caracterizaron esta etapa.
El levantamiento de Riego en 1820 obligó a Fernando VII a jurar la Constitución de 1812. El gobierno liberal implementó medidas como la libertad de presos políticos y la creación de la Milicia Nacional.
Las diferencias entre liberales moderados y exaltados dividieron el movimiento liberal. La Santa Alianza intervino en 1823 y restauró el poder absoluto de Fernando VII.
El regreso de Fernando VII como rey absoluto supuso una gran represión política. El monarca se centró en reformar Hacienda y la administración.
La pérdida de las colonias y la oposición de los liberales marcaron esta etapa. La Pragmática Sanción de 1830, que anulaba la Ley Sálica, radicalizó a los carlistas.
A la Constitución de Cádiz ni la guerra ni Fernando VII le dieron tiempo para implantar sus reformas. Pero después, otros textos, inspirados en ella, se encargaron de avanzar la sociedad española en sus derechos. Como símbolo del deseo de libertad de los españoles, la Constitución de 1812 permanecería viva en el recuerdo a lo largo del siglo, también, en el ideario de los liberales de América del Sur y de Europa
INTRODUCCIÓN: Al caer Napoleón, tuvo que salir de España su hermano José I y se firmó el Tratado de Valençay que reconocía a Fernando VII como rey, dejándole regresar a España. Su vuelta al trono (1814-1833) fue un atraso, porque restauró el absolutismo monárquico, quitando todas las reformas llevadas a cabo en Cádiz. Esto hizo que los liberales conspirasen mientras la situación económica empeoraba. Este reunado se divide en tres etapas: el sexenio absolutista (1814-1820), el trienio liberal (1820-1823) y la década “ominosa” (1823-1833).
DESARROLLO
El sexenio absolutista: Fernando VII desembarcó en Valencia a la vez que se publicó el Manifiesto de los Persas. En Valencia preparó el golpe de Estado: el decreto de Valencia (mayo 1814) que restauró el poder absoluto del monarca y abolía las leyes de las Cortes de Cádiz.
La política de Fernando VII fue volver al pasado: se restauró la Inquisición, los antiguos consejos, la Mesta, los gremios, el régimen señorial, las instituciones feudales, etc. La represión significó la cárcel, el destierro o la pena de muerte para intelectuales liberales. Los afrancesados y los liberales se exiliaron a Reino Unido y Francia.
Hubo, también, una quiebra de Hacienda y un gran gasto militar por la guerra en América. El ministro Martín de Garay intentó remediarlo con una reforma basada en un sistema de contribución única y proporcional a los ingresos, pero fracasó.
La represión no paró a los liberales. Empezaron unos pronunciamientos militares que caracterizaron todo el siglo XIX. Los intentos golpistas fracasaron, menos el del coronel Rafael Riego el 1 de enero de 1820 en Las Cabezas de San Juan (Sevilla).
El trienio liberal (1820-1823): Con el levantamiento de Riego, Fernando VII juró la Constitución de 1812. El primer gobierno liberal estuvo formado por destacados liberales (Agustín de Argüelles, José Canga de Argüelles). Las medidas tomadas formaron un sistema de libertades políticas basado en: la libertad de los presos políticos, la supresión de la Inquisición, la vuelta de las autoridades constitucionales a sus cargos, la convocatoria de elecciones a Cortes y la creación de la Milicia Nacional. Fue un período de reformas políticas y económicas que tuvieron la prensa y las sociedades patrióticas como formas de expresión. A la vez, empezó el fenómeno juntero, que dio lugar a un doble poder. Las diferencias dividieron el movimiento liberal, y se formaron dos tendencias:
– Liberales moderados como Martínez de la Rosa, querían llegar a un compromiso con las antiguas clases dominantes y el rey. Defensa de ley y orden.
-Liberales exaltados (más tarde progresistas), querían la Constitución de 1812 y reformas más radicales (sufragio universal). Tenían el apoyo de la Milicia Nacional
Con el gobierno de los moderados, se aprobó en 1820 la ley que suprimía las sociedades patrióticas, que el gobierno veía una amenaza revolucionaria. Los moderados querían reformar de forma conservadora la Constitución de 1812, con el sufragio censitario y creando una segunda cámara. Unas de las medidas que más destacó fue la supresión de órdenes monacales y reforma de regulares, como la abolición de los gremios, la desamortización de los bienes eclesiásticos y la supresión de las vinculaciones y mayorazgos de la nobleza.
Los gobiernos de esta etapa estaban en crisis. A las conspiraciones de los exaltados se añadieron las intrigas del rey y la acción de la guerrilla realista. El intento de golpe de Estado protagonizado por la Guardia Real en 1822 cambió el signo de esta etapa. A partir de ahí, se formaron gobiernos de liberales exaltados y hubo más presión internacional sobre el régimen constitucional. Finalmente, la Santa Alianza reunida en el Congreso de Verona decidió enviar tropas y acabar con el régimen constitucional. El 1 de octubre de 1823 Fernando VII restauró su poder absoluto.
La década “ominosa” (1823-1833): El regreso de Fernando VII como rey absoluto supuso una gran represión política. Muchos liberales abandonaron España y los que no huyeron fueron encarcelados o asesinados. El monarca restableció las instituciones anteriores a 1820. No fue solo una restauración, el monarca sabia que tenía modernizarse. Los gobiernos se centraron, tanto en la represión, como en reformar Hacienda y la administración.
La pérdida de las colonias aumentó la crisis de la Hacienda. La necesaria reforma fiscal se llevó a cabo por Luis López Ballesteros. Hubo importantes reformas, como la reforma fiscal de 1824, el diseño de los primeros presupuestos del Estado, la creación de la Real Caja de Amortización, la reducción de la deuda pública y un plan de la minería, etc. También hubo cambios en la administración del Estado con la creación del consejo de ministros, la promulgación del código de comercio, la bolsa de comercio en Madrid y la creación del ministerio de Fomento.
Las reformas y la suavización del Antiguo Régimen extendieron la idea de que el rey estaba en manos de los liberales. El hermano del rey, Carlos María Isidro estaba en esa línea y con él se organizaron los más radicales, con esto hubo insurrecciones carlistas. En esta década final de su reinado tuvo la oposición de los liberales, muchos de ellos exiliados. Otros en el país volvieron a intentar, sin éxito, levantamientos populares.
En 1830, al casarse por cuarta vez (con María Cristina) y solo tener descendencia femenina, el rey había publicado la Pragmática Sanción anulando la Ley Sálica aprobada por Felipe V. Al nacer una niña, Isabel II cerró las puertas al trono al hermano del rey y sus partidarios (carlistas). Esto radicalizó la facción carlista.
En 1832 fueron los sucesos de La Granja: con la enfermedad del monarca, Fernando VII fue convencido por los absolutistas para anular la Pragmática de 1789, que suponía que su hija no podía reinar. Al recuperarse, el rey canceló el documento, cambió el gobierno a uno más moderado y dejó como heredera a su hija. Comienzó un periodo con muchas intrigas de palacio para que se quedase el trono el hermano del rey. María Cristina, quería asegurarle el trono a su hija (Isabel II), y al conseguir una alianza con algunos liberales moderados ordenó una amnistía que permitió el regreso de los liberales moderados en el exilio.
CONLUSIÓN: Al morir Fernando VII, el 29 de septiembre de 1833, empezó una etapa de transición que tuvo de fondo una guerra civil, la primera Guerra Carlista, que inició en octubre de 1833 y se enfrentaron los absolutistas y los liberales. Acabaron ganando los liberales y el período de Regencias, comenzó con el mandato de María Cristina, y acabaría con Isabel II, con tan solo 13 años