Portada » Medicina y Salud » Síndrome de caída de la puesta en aves: causas, transmisión y patogenia
El síndrome de la caída de la puesta es una enfermedad infecciosa y contagiosa que afecta a las aves, caracterizada por una disminución drástica en la producción de huevos. Esta enfermedad, causada por un adenovirus, presenta un curso con tendencia a la cronicidad y se transmite tanto vertical como horizontalmente.
La principal causa de pérdidas económicas radica en la disminución de la producción de huevos, especialmente durante el pico de puesta. Además de la caída en la producción, se observa una disminución en la calidad del huevo, incluyendo alteraciones en la coloración en el caso de los huevos castaños. Es común encontrar huevos con:
La caída en la producción puede alcanzar hasta un 40% y la recuperación puede tomar de 4 a 8 semanas. Generalmente, la curva de producción posterior a la enfermedad se mantiene por debajo de lo normal. A las pérdidas en la producción se suman los gastos en medicamentos y mano de obra.
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Las aves son susceptibles a la infección en cualquier etapa de su vida. Sin embargo, la mayor susceptibilidad se observa en gallinas de entre 26 y 35 semanas de edad, con pérdidas en la producción de hasta un 30%. La recuperación ocurre después de 3 a 4 semanas, pero la curva de puesta generalmente no retorna a los niveles normales. Se ha observado que las aves que producen huevos de color castaño son más susceptibles al síndrome que aquellas que producen huevos blancos.
La sobrepoblación en las granjas avícolas favorece la diseminación del virus, especialmente en presencia de aves portadoras.
La enfermedad se transmite de forma horizontal y vertical.
La transmisión vertical del virus, a través del huevo, es la forma más importante de contagio. El virus puede permanecer latente en las ponedoras y reactivarse ante situaciones de estrés que alteren el equilibrio fisiológico del ave. Se ha encontrado el virus en el hígado de embriones infectados. El porcentaje de transmisión vertical puede llegar al 10%, aunque es menos probable en aves reproductoras mayores de 45 semanas.
La transmisión horizontal ocurre principalmente a través de las heces de aves infectadas, que pueden contener el virus hasta 10 semanas después de la infección. La diseminación del virus dentro de una granja varía según el sistema de cría. En sistemas de jaulas, la transmisión es más lenta que en sistemas de piso. En general, la transmisión horizontal se considera lenta e intermitente.
Al inicio de la postura, las gallinas portadoras pueden infectar a otras aves susceptibles, lo que desencadena la caída en la producción de huevos. La gravedad de la caída depende de la cantidad de aves portadoras y de las condiciones ambientales. Una infección inicial con pocos portadores puede resultar en una caída gradual de la producción, mientras que una infección masiva puede causar una caída brusca del 20% al 40% en poco tiempo.
Otros factores que contribuyen a la transmisión horizontal incluyen:
Una vez que el virus ingresa al organismo, se produce una viremia inicial a los 3-4 días, diseminando el virus a diferentes órganos como el hígado, la médula ósea, el timo, la Bolsa de Fabricio, las tonsilas cecales y el bazo. El virus se multiplica en estos órganos y, a los 8 días, se produce una segunda viremia que lo transporta al aparato genital, su principal órgano diana. La infección viral en el aparato genital afecta la glándula tubular, disminuyendo el aporte de calcio, y el útero, acelerando el paso del huevo, lo que resulta en huevos con cáscaras delgadas, falta de pigmentación y otros defectos.