Portada » Español » Historia del Pensamiento Filosófico y Literario: Desde la Ilustración hasta la Actualidad
Considerado uno de los filósofos más representativos de la filosofía contemporánea, Nietzsche fue denominado por Paul Ricouer como uno de los “filósofos de la sospecha” junto a Freud y Marx por el carácter crítico de su filosofía. Su pensamiento se enmarca dentro del vitalismo, corriente que ensalza la vida frente a la razón. Entre sus influencias destacan el romanticismo, el mundo griego (debido a su formación académica) y figuras como Wagner y Schopenhauer.
Entre sus obras destacan:
El pensamiento de Nietzsche tendrá una gran influencia en el pensamiento del siglo XX, particularmente en el existencialismo, la hermenéutica y la posmodernidad, inspirando a autores como Foucault, Deleuze y Vattimo (con su “pensamiento débil”).
Figura emblemática dentro de la corriente de pensamiento moderna, Marx desarrolló una obra profundamente influenciada por pensadores como Hegel y Feuerbach, así como por el contexto histórico que le tocó vivir. El siglo XIX fue testigo de significativas transformaciones políticas, como el surgimiento del marxismo, el anarquismo y el liberalismo político, así como la consolidación del movimiento obrero. A estos cambios se sumaron importantes transformaciones económicas, culturales y científicas, marcando el inicio de la segunda revolución científica.
La influencia del pensamiento de Marx es innegable y ha dejado una huella profunda en la historia del pensamiento occidental, así como en la configuración de movimientos sociales y políticos a lo largo del siglo XX.
Arendt se erige como una de las filósofas más prominentes del siglo XX. Su legado intelectual se caracteriza por un profundo intento de esclarecer tanto la naturaleza humana como los fenómenos políticos más atroces del siglo XX, en particular el totalitarismo. Su pensamiento se enraíza en la teoría política y se despliega mediante un diálogo crítico con corrientes filosóficas como la fenomenología, el existencialismo y la Escuela de Frankfurt.
Hannah Arendt representa una de las voces más sobresalientes en la resistencia contra el totalitarismo en el siglo XX. Su postura se traduce en una defensa del modelo republicano, una forma de democracia deliberativa compuesta por consejos y ámbitos de actividad política, donde el poder se distribuye de manera horizontal. El propósito primordial de este modelo consiste en generar constantemente nuevos ámbitos de acción política para salvaguardar la libertad y, con ella, la esencia fundamental de la condición humana: la acción.
Kant, figura central de la filosofía moderna, abordó el problema del conocimiento: su naturaleza y alcance. Realizó una síntesis entre el empirismo y el racionalismo en su propuesta del idealismo trascendental. En política, compartió los ideales ilustrados, sometiendo al tribunal de la razón todo el saber anterior en su deseo de liberar al hombre de su “minoría de edad”.
Kant es una de las figuras más relevantes en la historia de la filosofía por su crítica a la metafísica y por la fundamentación de la dignidad humana en su ética universal. Sus ideas sobre estos temas serán recurrentes y analizadas desde diferentes ángulos en la filosofía contemporánea.
Filósofo y ensayista español, Ortega y Gasset es uno de los pensadores más importantes del siglo XX. Su filosofía está profundamente influida por el contexto histórico y cultural de España y Europa (Regeneracionismo, neokantismo, existencialismo y krausismo). Su obra aborda cuestiones como la crisis de la modernidad, la reformulación del individualismo moderno y el análisis de las circunstancias sociales y políticas de su tiempo.
Ortega y Gasset es conocido por su enfoque fenomenológico y su famosa frase: “Yo soy yo y mi circunstancia, y si no la salvo a ella no me salvo yo”. Este enunciado sintetiza su visión del ser humano como un ser situado, inseparable de su contexto y su historia.
La influencia de Ortega y Gasset queda recogida en la Escuela de Madrid, un movimiento que marcó una época en la historia del pensamiento español y europeo. En ella destacan filósofos como Xavier Zubiri, Julián Marías, Manuel García Morente y María Zambrano, entre otros.
El siglo XX presenció una renovación de la poesía en Hispanoamérica gracias a poetas como Vicente Huidobro, quien introdujo movimientos rupturistas como el creacionismo y el ultraísmo. A partir de 1940 se desarrolla una lírica apartada del vanguardismo que busca denunciar y transformar la realidad social.
Pablo Neruda, uno de los poetas más influyentes del siglo XX, comenzó en el romanticismo para luego transitar por una etapa surrealista. En las últimas décadas del siglo XX y primeras del XXI se multiplican las corrientes y los poetas en Hispanoamérica. Conviven diversas tendencias y nombres como Nicanor Parra en Chile con su “antipoesía”, Fina García Marruz en Cuba (Premio Nacional de Literatura en 1990), Octavio Paz en México con su “topoema”, Antonio Cisneros en Perú y Eugenio Montejo en Venezuela.
La narrativa hispanoamericana del siglo XX puede resumirse en las siguientes etapas:
Tras la muerte de Franco en 1975, se inicia la transición española. La desaparición de la censura permite el reconocimiento de la cultura española en Europa y la publicación de obras antes prohibidas. Autores exiliados como Rafael Alberti regresan a España.
En la narrativa aparecen múltiples tendencias y temas. Se simplifican las estructuras narrativas, dando importancia al argumento, los personajes y la trama. Surge el microrrelato y resurge la novela tradicional y el existencialismo. Algunos autores destacados son Miguel Delibes, Gonzalo Torrente Ballester y Manuel Vázquez Montalbán. Escritoras como Rosa Montero y Almudena Grandes cobran mayor visibilidad.
Entre las tendencias destacan:
La Guerra Civil (1936-1939) y la posterior dictadura franquista condicionan la literatura española. En la lírica, Miguel Hernández actúa como puente entre la generación del 27 y la del 36. Su obra, escrita en la cárcel, se centra en la guerra y su familia (Cancionero y Romancero de ausencias).
En la década de 1940 surge la poesía arraigada (Luis Rosales), que aborda temas del régimen, y la poesía desarraigada (Dámaso Alonso), que refleja el dolor y la ansiedad. También destaca el Grupo Cántico, que rompe con el clasicismo. En el exilio conviven diversas generaciones de poetas, como Antonio Machado, Juan Ramón Jiménez, Concha Méndez y León Felipe.
En la década de 1950 surge la poesía social (Gabriel Celaya, Blas de Otero), que trata temas como la injusticia y la solidaridad con un estilo sencillo y coloquial. En la década de 1960, el grupo de los “niños de la guerra” (Ángel González, Carlos Barral) introduce el humor y la ironía. A finales de la década surge la poesía de los Novísimos (Pere Gimferrer, Manuel Vázquez Montalbán, Ana María Moix).
A partir de 1980, la poesía abandona las vanguardias y apuesta por el intimismo. Surgen corrientes como el neosurrealismo, la poesía erótica, la poesía del silencio, el neorromanticismo, la poesía clasicista y la poesía de la experiencia.
El teatro tarda en recuperarse tras la guerra debido a la opresión y la censura. En el exilio destaca Alejandro Casona. En la década de 1940 surge el teatro comercial (Joaquín Calvo Sotelo) y el teatro humorístico (Miguel Mihura).
En la década de 1950 surge el realismo social (Antonio Buero Vallejo, Alfonso Sastre). En la década de 1960 se impulsa un teatro dirigido a una minoría, que mezcla géneros literarios y rasgos vanguardistas (Fernando Arrabal).
Tras la llegada de la democracia, se estrenan obras antes prohibidas y conviven autores de diferentes generaciones. Predomina el teatro tradicional, la farsa y el teatro experimental. Destacan Fernando Fernán Gómez (Las bicicletas son para el verano) y Juan Mayorga (El chico de la última fila).