Portada » Economía » Cultura empresarial de INDUCA y su proceso de sucesión
Lo destacable de INDUCA con su cultura empresarial radica principalmente en la idea de venta y distribución de carne. Es una empresa familiar, que pasa de padres a hijos, y éstos la dirigen. La empresa consiste principalmente en ello, en la proporción de carne en un principio a diez carnicerías. Tras la fundación, la empresa se especializó en la financiación de la cosecha, compra y recolección del grano de arroz en el campo, almacenaje, secado, extracción del grano, clasificación, empaque y venta al comercio. Se puede decir que INDUCA lleva el negocio del arroz y la fábrica de embutidos. No obstante, la llegada de una crisis del arroz provoca que el negocio se decante solo por la carne.
Roberto se tiene que enfrentar principalmente a la tarea de dirigir el área de ventas, marketing y distribución. Empezó a trabajar en una infraestructura para que la distribución mejorase a través de una flotilla de camiones, hasta llegar a dos estructuras con 13 empresas diferentes y 160 camiones. Con ello mejora la empresa, pero sin llegar a alcanzar una serie de objetivos fijados por lo que pone en marcha un plan empresarial para aprovechar el presupuesto.
Roberto se tuvo que enfrentar a la dirección de la empresa tras la muerte de su padre. El presidente del país, le dijo que ocupara el puesto de su padre de senador. Lorena, por su parte, decide pedirle a su hermano Roberto trabajar en la empresa. El mayor problema radica en que Roberto tenía desconocimientos de política ya que nunca había participado en ella, y Lorena tenía un estilo de negocio distinto al de su hermano y carecía de conocimiento empresarial cuando entró.
Carlos Martín es el creador de INDUCA. Su estilo de dirección está chapado a la antigua y en la desconfianza. Tanto, que según sus hijos, su mantra era “si te fías de diez personas, siete te traicionarán”. Sus tácticas empresariales son un fiel reflejo de lo que se hacía el siglo pasado, descuidando el marketing y tirando de un conformismo y una poca innovación que a día de hoy no tiene cabida.
A su vez, y pese a ser un jefe humano y cercano, le costaba dar la razón a sus hijos o delegar sus responsabilidades a los encargados, ejerciendo él de presidente todopoderoso que ejerce según lo que él piensa. A tanto llega su tozudez que aunque su hijo llevase razón alguna vez, él solo se lo admitía a su esposa en la intimidad para acabar haciendo lo que él pensaba oportuno.
Roberto Martín es lo opuesto a su padre. Los conocimientos adquiridos en su etapa universitaria le ayudaron a comprender que en el marketing estaba el futuro de las empresas. A su vez, Roberto no cree que tenga que tener él todo el poder de dirigir una empresa, sino que se apoya en distintas personas a la hora de tomar decisiones.
Para llegar adonde está ha tenido que aguantar una difícil relación empresarial con su difunto padre, ya que como se ha expuesto, difieren bastante a la hora de llevar una empresa. Mientras que su padre cree en un modelo chapado al siglo XX, Roberto prefiere apostar por la comunicación y la descentralización del poder empresarial.
Roberto había trabajado para la empresa familiar desde la finalización de sus estudios, siempre había estado muy vinculado con el negocio familiar. Con la muerte de su padre en 1994, su hermana Lorena viajó desde México para hablar con él y plantearle el deseo y la decisión de trabajar en la empresa. Dicha decisión Roberto la ve con muy buenos ojos, de manera que Lorena pasa a formar parte de la empresa como Vice-presidente.
Lorena se convierte en la mano derecha de su hermano Roberto, y por ello comienza a preocuparse por cómo estaba tomando las riendas de la empresa y el trato que le estaba dando al resto de trabajadores su hermano. Para poner solución a dicha conducta, Lorena le convence para ir a Estado Unidos a un curso de empresas familiares, curso a partir del cual mejora mucho su comunicación y juntos consiguen reorganizar la empresa.
A lo largo del año 1993 INDUCA a pesar de aumentar sus índices de rentabilidad, no logra alcanzar las metas previstas para el año y pierde mercado. Con el fin de revertir la situación, Roberto M decide diseñar un plan empresarial en el que se gestionen correctamente los recursos, ya que cree que ese es el principal problema.
En un primer momento, ese plan es aprobado por su padre, sin embargo, Roberto se da cuenta de que en algunos comentarios que hace Carlos Martin deja claro que no piensa que su hijo sea capaz de arreglar los malos resultados de la empresa familiar.
La relación que existía entre padre e hijo era complicada, ya que por un lado Carlos era una persona muy entregada al trabajo, con grandes valores empresariales, aunque, también tradicionales, y Roberto tenía una mentalidad mucho más profesional e innovadora. Esa situación junto a la ya negativa que existía propicio que se empezara a perder el control de INDUCA debido, en parte, a la gran diversificación que existía y a la poca cualificación del personal. La intervención en la madre para intentar calmar el conflicto familiar fue lo único que hizo seguir en pie a la empresa.
Tras el fallecimiento de Carlos Martin en 1994, su hijo Roberto que tenía 38 años y llevaba en la empresa casi 20 se hizo cargo de INDUCA. Roberto negocio familiar, sino que también acepto (tras muchas dudas) el puesto que había dejado vacante su padre para su elección como senador por La Vega. Por lo tanto, en mayo de 1994 Roberto fue elegido senador por La Vega a la vez que presidente de INDUCA y su primera decisión fue la de contratar a su hermana como vicesecretaria. El proceso de sucesión se levo a cabo de manera que él se quedaba con el 20% de las acciones de la empresa, cada una de sus hermanas con el 15% y su madre con el 5%. Las debilidades del negocio continuaban manifestándose a pesar de la lucha del nuevo presidente por obtener resultados visiblemente rápidos, y Lorena notaba cada día más que a pesar de las ganas que tenia de entrar en el negocio porque sentía que tenía un deber con él, su estilo era cada vez más diferente al de su hermano.
Al año siguiente, en 1995, INDUCA logra mantener un buen nivel de ventas, similar al de años anteriores. Sin embargo, el índice de rentabilidad no alcanzaba las previsiones marcadas para el año. Con el fin de solucionarlo, se introducen nuevos cambios que conllevan una rotación de directivos a mediados de 1996. Uno de los nuevos trabajadores que se incorporaron a la plantilla como Director de Calidad fue precisamente quien alerto de la falta de comunicación en la empresa, ya que únicamente se le comunicaba a Roberto lo que él quería oír. Además, la empresa seguía con buenos niveles de ventas, pero con escasos beneficios, una situación que era movida exclusivamente por las decisiones centralizadas que tomaba Roberto. En noviembre de ese año. Ruth Martin, hermana también de Roberto, encontró a la empresa como gerente de recursos humanos y posiblemente lo hiciera con la intención de demostrar a sus dos hermanos la existencia de irregularidades en la gestión empresarial de INDUCA.
Lo destacable de INDUCA es que su cultura empresarial radica principalmente en la idea de venta y distribución de carne. Es una empresa familiar, que pasa de padres a hijos, y éstos la dirigen. La empresa consiste principalmente en ello, en la proporción de carne en un principio a diez carnicerías. Tras la fundación, la empresa se especializó en la financiación de la cosecha, compra y recolección del grano de arroz en el campo, almacenaje, secado, extracción del grano, clasificación, empaque y venta al comercio. Se puede decir que INDUCA lleva el negocio del arroz y la fábrica de embutidos. No obstante, la llegada de una crisis del arroz provoca que el negocio se decante solo por la carne.
Roberto se tiene que enfrentar principalmente a la tarea de dirigir el área de ventas, marketing y distribución. Empezó a trabajar en una infraestructura para que la distribución mejorase a través de una flotilla de camiones, hasta llegar a dos estructuras con 13 empresas diferentes y 160 camiones. Con ello mejora la empresa, pero sin llegar a alcanzar los objetivos fijados por lo que pone en marcha un plan empresarial para aprovechar el presupuesto.
Roberto se tuvo que enfrentar a la dirección de la empresa tras la muerte de su padre. El presidente del país, le dijo que ocupara el puesto de su padre de senador. Lorena, por su parte, decide pedirle a su hermano Roberto trabajar en la empresa. El mayor problema radica en que Roberto tenía desconocimientos de política ya que nunca había participado en ella, y Lorena tenía un estilo de negocio distinto al de su hermano y carecía de conocimiento empresarial cuando entró.
El Consejo Consultivo se ha creado en la empresa con la finalidad de aumentar en el acierto respecto a la toma de decisiones, ya que supone que cada movimiento o cambio que afecte a la empresa no solo se encuentre en manos de unos pocos sino en manos de muchos. Por lo tanto es un departamento nuevo dentro de la empresa que se expresa como una actividad auxiliar que implica emitir juicios diversos sobre cuestiones importantes de la empresa, lo que permite un margen de error más pequeño ya que prima la objetividad.
Lorena pensaba que su hermano no sabía escuchar a sus trabajadores y que había una gran falta de comunicación en la empresa. Debido a esto van a EE.UU. a un curso para empresas familiares y con un psicólogo hablan todos los problemas que creen tener y se dicen todo lo que piensan el uno del otro y lo que podrían mejorar. La experiencia de Estados Unidos, hace que mejore su relación y permite cambiar la estructura de INDUCA.